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Los errores más comunes en primeros auxilios que debes evitar a toda costa
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Los errores más comunes en primeros auxilios que debes evitar a toda costa

Puedes sufrir cualquier percance. Desde un esguince, hasta un desmayo pasando por un accidente de tráfico. Si sabes cómo actuar, te ahorrarás más disgustos de los necesarios

Foto: Foto: iStock.
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En una situación crítica, cualquier detalle puede ser decisivo. Si una persona necesita ser reanimada de urgencia hay que actuar rápido y con eficacia. Todas las personas deberíamos tener unos ciertos conocimientos sobre primeros auxilios. Nunca se sabe cuándo los vamos a tener que aplicar, y el tiempo siempre corre en nuestra contra a la hora de asistir a alguien que acaba de sufrir un paro cardíaco o una asfixia repentina por atragantamiento.

Lo peor que puedes hacer es entrar en pánico y tener miedo. Hay que actuar lo más veloz posible. Por ello, Michele Carlucci, jefa del departamento de emergencias del Hospital IRCCS San Raffaele de Milán, ha publicado un artículo en 'Corriere della Sera' en el que advierte sobre las cosas que debes y no debes realizar en caso de que alguien sufra uno de estos desafortunados accidentes.

Hemorragia nasal

Es una escena común que puede derivar en desgracia. Un buen día estás haciendo cualquier cosa y, de repente y sin sentir apenas nada, comienzas a notar un goteo incesante por tu cavidad nasal. Es sangre. El movimiento reflejo más lógico sería el de echar la cabeza para atrás para evitar que la hemorragia continúe. Esto puede ser sumamente peligroso, ya que esta maniobra te expone al riesgo de inhalar sangre y obstruir las vías respiratorias con la consiguiente asfixia.

Lo peor que puedes hacer, si presencias un accidente, es intentar mover a la persona herida

¿Qué hacer? “En primer lugar, inclinarte hacia delante en un fregadero y apretar la zona del puente de la nariz”, advierte Carlucci. “Tan solo durará, como mucho, diez minutos. Esta acción es muy útil en aquellas personas con presión arterial alta que comienzan a sangrar por la nariz”.

Poner hielo en una quemadura

Evidentemente, si sientes el ardor propio de las quemaduras, lo más lógico es pensar que debes correr a enfriar el área aplicando frío. Esto, al igual que los remedios populares más extendidos (como usar aceite, pasta de dientes o mantequilla), es un error absoluto. Solo sería lo adecuado en caso de que estuviera todavía produciéndose la combustión. “Hay que mantener la temperatura corporal, y el hielo hará que la piel pase de repente a estar demasiado fría”, avisa la experta. “Se recomienda enfriar la zona afectada con agua corriente fresca durante unos minutos. Esto ayuda a limitar el daño ocasionado y a calmar el dolor parcialmente. Si posees abalorios como joyas o anillos, mejor que te los quites de inmediato”.

Mover a personas gravemente heridas

Estás en la calle y de repente en la acera, un motorista se cae de su vehículo. Como buen ciudadano empático, lo normal es que acudas a ayudar a que se reponga y levante. Esto es muy peligroso y no debe hacerse así, lo mejor será que llames a profesionales médicos para que le atiendan. La víctima podría haber sufrido una grave lesión en la médula espinal y cualquier movimiento podría ocasionarele un daño neurológico o parálisis. El único caso en los que es más apropiado mover a una persona herida es cuando se produce un incendio.

Aunque parezca que el accidente no reporta gravedad, es esencial acudir a urgencias por si acaso

“En estos casos, si se trata de posibles lesiones en la médula, lo más correcto sería llamar a la ambulancia”, advierte Carlucci. “Los médicos y enfermeros están más que capacitados para transportar a la persona lesionada de manera segura y sin que sufra daños adicionales irreversibles”.

Aplicar saliva a un corte

Uno de los pensamientos más comunes es que la saliva tiene propiedades curativas para desinfectar y curar las heridas. Pero, en realidad, sucede al contrario: la boca está colonizada por bacterias potencialmente dañinas que pueden causar una infección en la herida. Otro error es lavar la herida en un río o arroyo: también en este caso, las bacterias y los parásitos pueden aumentar el riesgo de infección. En estos casos, Carlucci recomienda “limpiar la herida con agua del grifo”. Y, por supuesto, con un producto desinfectante como el popular Betadine o la mercromina.

En caso de esguince...

Es algo básico, pero que muchas veces se olvida y podemos empeorar la situación. Si sufres una torcedura o esguince en algún hueso, lo peor que puedes hacer es exponerlo a una superficie caliente como una bolsa de agua templada. Esto hace que aumente el flujo sanguíneo en la zona, lo que puede empeorar la hinchazón. En su lugar, y como todo el mundo sabe, lo mejor es aplicar hielo.

Qué hacer después de un accidente

Después de un siniestro automovilístico, la adrenalina generada por el cuerpo puede enmascarar el dolor de posibles lesiones ocurridas durante el impacto. Puedes tardar horas en notar los primeros síntomas, desde un pinchazo cervical a cosas más serias. “Si ha sido un accidente muy grave a juzgar por el estado del coche, lo mejor es que acudas inmediatamente a urgencias o llames a una ambulancia”, asegura la experta. “Sobre todo si se trata de uno de motocicleta, el cual entraña muchos más riesgos”.

El torniquete adecuado

Cuando una herida sangra, es posible que tengas la intención de efectuar un torniquete y lo hagas mal. Es esencial saber hacerlo correctamente, ya que corres el riesgo de que se produzca una isquemia con su correspondiente daño permanente. En este caso, Carlucci aconseja presionar la herida con un trozo de tela, una camisa o cualquier material que tengas disponible para ejercer presión.

En una situación crítica, cualquier detalle puede ser decisivo. Si una persona necesita ser reanimada de urgencia hay que actuar rápido y con eficacia. Todas las personas deberíamos tener unos ciertos conocimientos sobre primeros auxilios. Nunca se sabe cuándo los vamos a tener que aplicar, y el tiempo siempre corre en nuestra contra a la hora de asistir a alguien que acaba de sufrir un paro cardíaco o una asfixia repentina por atragantamiento.

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