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La luz artificial que entra por tu ventana también afecta (y mucho) a tu sueño
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TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO

La luz artificial que entra por tu ventana también afecta (y mucho) a tu sueño

Según un estudio, los adolescentes que reciben luz del exterior duermen menos y son más propensos a diversos trastornos

Foto: Una ciudad por la noche. Foto: Pixabay
Una ciudad por la noche. Foto: Pixabay

Todos sabemos que la luz es incompatible con el sueño. Lo primero que te dirán los médicos si planteas problemas para dormir es que apagues cualquier fuente de luz que haya en tu habitación. Un nuevo estudio apoya esta teoría y aporta nuevos datos: los adolescentes que reciben luz del exterior duermen menos y son más propensos a trastornos del estado de ánimo.

Según publican los autores en la revista científica 'JAMA Psychiatry', ha sido poco estudiado el impacto de la luz artificial exterior (farolas, anuncios luminosos, etc) sobre el sueño y la salud mental, sobre todo en jóvenes.

Foto: Las luces LED aumentan la contaminación lumínica (y los riesgos de salud).

"Aunque la exposición a la luz ambiental es sólo un factor en una red más compleja de influencias sobre el sueño y el comportamiento, es probable que sea un objetivo importante para la prevención y las intervenciones en la salud de los adolescentes", explica a CNN la coautora Kathleen Merikangas, investigadora principal y jefa de la Rama de Investigación de Epidemiología Genética del Instituto Nacional de Salud Mental en los Estados Unidos.

La importancia de los ritmos circadianos

Cuando nuestro reloj corporal interno de 24 horas, llamado ritmo circadiano, se ve alterado por un cambio en los patrones de sueño o un trastorno del sueño, afecta tanto a nuestra salud física como mental.

Los adolescentes expuestos a mayores niveles de luz tenían más riesgo de ser diagnosticados con trastorno bipolar o con una fobia específica

Se ha relacionado el sueño deficiente con la presión arterial alta, un sistema inmunológico debilitado, el aumento de peso, la falta de libido y un mayor riesgo de diabetes, derrames cerebrales, enfermedades cardiovasculares, demenciay algunos tipos de cáncer. Además, también hay conexión con ciertos trastornos mentales, como el trastorno bipolar, los cambios de humor, la paranoia y la ansiedad.

En el proceso del sueño, la secreción de la melatonina, la hormona del sueño, comienza en la oscuridad y diversas investigaciones han descubierto que el cuerpo disminuye o detiene la producción de melatonina si se expone a la luz.

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Aunque los preadolescentes y los adolescentes necesitan más de nueve horas de sueño por noche, son los menos propensos a descansar lo suficiente, en parte debido a la atracción que ejerce la tecnología actual (las redes sociales y los smartphones) y a los hábitos de acostarse tarde.

Según un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, la privación de sueño lleva a los adolescentes a adoptar conductas más arriesgadas, como beber, enviar mensajes de texto mientras conducen o no usar el cinturón de seguridad o el casco, en comparación con aquellos que obtienen al menos nueve horas por noche.

Más pobre, más luz

En este reciente estudio, se reunieron datos sobre problemas de salud mental y patrones de sueño de más de 10.000 adolescentes de entre 13 y 18 años. Los jóvenes rellenaron cuestionarios sobre el sueño y la salud mental, y los resultados se cotejaron con los niveles medios de luz artificial de sus casas recogidos mediante imágenes de satélite.

Los adolescentes son menos propensos a descansar lo suficiente, en parte debido a la atracción que ejerce la tecnología actual y a los hábitos de acostarse tarde

Los adolescentes de las ciudades con mayores niveles de luz artificial exterior no sólo se acostaban más tarde y dormían menos, sino que también tenían más probabilidades de sufrir un trastorno del estado de ánimo o de ansiedad. Específicamente, el estudio halló que los adolescentes expuestos a mayores niveles de luz tenían más probabilidades de ser diagnosticados con trastorno bipolar o con una fobia específica.

El estudio halló que también había una disparidad racial y socioeconómica. Los niveles de luz artificial nocturna variaban según factores como la densidad de población y el estatus socioeconómico. Los adolescentes de grupos de inmigrantes o de minorías raciales que vivían en familias de bajos ingresos eran más propensos a vivir en áreas con altos niveles de luz exterior durante la noche.

Todos sabemos que la luz es incompatible con el sueño. Lo primero que te dirán los médicos si planteas problemas para dormir es que apagues cualquier fuente de luz que haya en tu habitación. Un nuevo estudio apoya esta teoría y aporta nuevos datos: los adolescentes que reciben luz del exterior duermen menos y son más propensos a trastornos del estado de ánimo.

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