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Cómo el opio, la cafeína y la mescalina han dado forma al mundo a través de la adicción
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El poder de las plantas

Cómo el opio, la cafeína y la mescalina han dado forma al mundo a través de la adicción

La cafeína, el opio o la mescalina entre otras sustancias han convivido con nosotros desde tiempos ancestrales, usándose entre comunidades y de manera personal hasta que los ritmos se aceleraron

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Septiembre nunca llega solo, con él vienen de la mano la lluvia y los cafés. Para romantizar los tiempos difíciles se suele apelar a ello en las redes en un intento de entregarse al enemigo si, total, no puedes con él: “nada mejor que la lluvia y una taza de café”. Vendrán cosas mejores, pero no hace falta entregarse resignado al nuevo mes. Mantener el ritmo que requieren unas rutinas cada vez más aceleradas no es fácil, y una de las soluciones a esa prisa contenida o tensión acumulada de no llegar a nada es hacer uso de sustancias arraigadas ya a nuestra psique: no solo la cafeína, también otras que están en todas partes.

Los ritmos de vida se renuevan tras cada verano en un acelerón sin intermitente, pero el remedio que los seres humanos ponen para que su cuerpo no se desintegre en semejantes giros de guiones no son nuevos. La cafeína, el opio o la mescalina entre otras sustancias han convivido con nosotros desde tiempos ancestrales, se ha hecho un uso personal de ellas, pero también social cuando, de repente el sistema que había rechazado a quienes trataban estas plantas pasó a hacer uso de ellas a través de la medicina. Desde entonces, ya nada ha sido igual.

Foto: Etiopía, país originario del café. (iStock)

Desde la morfina con propiedades sedantes que se encuentra en la adormidera; la cafeína estimulante, que se encuentra en el té y el café; y el alucinógeno mescalina, que se encuentra en ciertas variedades de cactus, las drogas naturales son el alma de la fiesta de la sociedad. Los tres son alcaloides de sabor amargo, desarrollados por las plantas como una forma de defensa. Sin embargo, como sostiene Michael Pollan en su libro ‘Esta es tu mente en las plantas: opio, cafeína y mescalina’, “se han convertido en partes importantes de la cultura humana”.

Desde Egipto hasta la actualidad

En un artículo para 'NewScientist', el periodista Gege Li desgrana algunos aspectos del libro con el fin de poner sobre la mesa cómo las sustancias estimulantes que se encuentran de manera natural les han dado forma al mundo actual. Beatriz Rodríguez Salgado y Javier Gómez-Arnau Ramírez entre otros científicos señalan en la revista biomédica 'MedWave', que “entre estas propiedades, la psicoactividad ha demostrado ser de una notable importancia antropológica, pues la búsqueda de estados alterados de conciencia se puede rastrear en todas las épocas y culturas”.

Pollan hace un paseo por la memoria de su propia experiencia enmarcada en la historia de los opiáceos en Estados Unidos. Vuelve la vista a un artículo que escribió en 1997, cuando la guerra contra las drogas en el país norteamericano estaba en su apogeo.

"El enemigo público número uno de Estados Unidos es el abuso de narcóticos. Para poder enfrentar y derrotar a este enemigo, debemos lanzar una nueva ofensiva sin cuartel”, declaraba Nixon en junio de 1971.

Un consumo masivo y diario

Pero aquello no evitó su uso, tanto dentro del sistema médico como en las calles. Desde aquella realidad, describe ahora cómo él mismo intentó cultivar opio siguiendo los consejos del libro ‘Opium for the Masses’ de Jim Hogshire, que explicaba a cualquiera cómo extraer esta mezcla de sustancias en casa a partir del cultivo de amapolas.

Sin embargo, de las tres sustancias mencionadas, la cafeína es hoy en día la más extendida. Aproximadamente el 80% de la población mundial la consume. Muchos se enganchan por su capacidad para mantenernos alerta y activos, incluido Pollan. En España, según una encuesta realizada por la OCU en 2019, el 93% de los encuestados consumía cafeína a diario.

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El escritor, periodista y activista quiso probar los efectos de esta en la mente y el cuerpo, aunque muchos ya sabrán a lo que se enfrentó. Para ello, dejó de beberla temporalmente mientras exploraba los orígenes y la historia del café y el té. Tras su experimento, según afirma Li, Pollan parece haberse convertido en un defensor del uso personal de las drogas derivadas de las plantas, señalando así el impacto de gran alcance que tienen.

Motivos morales, económicos, médicos o políticos

“La cafeína ha sido consumida durante siglos a pesar de los intentos repetidos de prohibir su uso por motivos morales, económicos, médicos o políticos. El descubrimiento del café tuvo lugar en el siglo IX en Arabia. Se cultivó por primera vez en Etiopía, de la misma forma que el té en China y el cacao en América del Sur. En el siglo XV se desarrolló la técnica de tostar y moler los granos de café y el consumo de los productos con cafeína se expandió rápidamente por todo el mundo. Las especies económicamente más importantes de café son la Coffea arabica (café arábigo) y la Coffea canephora (café robusta) que suponen el 80-90%, el 10-20% de la producción mundial respectivamente”, según apunta Ricardo Pardo Lozano y otros expertos en la revista 'Adicciones'.

"La cafeína es una de las estrategias evolutivas más inteligentes jamás encontradas por una planta”

Con el paso de los siglos, el sistema la ha tomado como su aliada para la vida. Según recoge Li, la cafeína es “una de las estrategias evolutivas más inteligentes jamás encontradas por una planta” en palabras de Pollan. Gracias a la dependencia global del café y el té, “estos dos también han contribuido a la construcción de precisamente el tipo de civilización en la que podrían prosperar mejor”, escribe el también profesor.

Su enorme demanda esconde un aumento en el comercio transatlántico de esclavos cuando los productores de café, principalmente en Brasil, llevan a personas esclavizadas de África a sus plantaciones como mano de obra poco o nada pagada.

Pese a que cada vez hay más control en el uso de estas sustancias, el frenetismo que llama a ellas sigue en un aumento, lo que asegura que no sea precisamente la prohibición de su consumo el pase adecuado para volver a tener una relación sana con las plantas que nos rodean y todo lo que pueden ofrecernos.

placeholder Herbario con plantas con propiedades médicas. Fuente: iStock
Herbario con plantas con propiedades médicas. Fuente: iStock

Septiembre nunca llega solo, con él vienen de la mano la lluvia y los cafés. Para romantizar los tiempos difíciles se suele apelar a ello en las redes en un intento de entregarse al enemigo si, total, no puedes con él: “nada mejor que la lluvia y una taza de café”. Vendrán cosas mejores, pero no hace falta entregarse resignado al nuevo mes. Mantener el ritmo que requieren unas rutinas cada vez más aceleradas no es fácil, y una de las soluciones a esa prisa contenida o tensión acumulada de no llegar a nada es hacer uso de sustancias arraigadas ya a nuestra psique: no solo la cafeína, también otras que están en todas partes.

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