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Cáncer y covid: el retraso en los diagnósticos se supera, pero el cuello de botella continúa
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ENCUENTRO EL CONFIDENCIAL-GILEAD

Cáncer y covid: el retraso en los diagnósticos se supera, pero el cuello de botella continúa

La resaca poscovid perdura entre los pacientes oncológicos. Estos, junto a los profesionales, demandan un sistema más ágil que ayude a reducir los tiempos entre la aprobación de una terapia y su utilización

La crisis sanitaria causada por la pandemia ha impactado en todos los servicios de salud, y los de oncología y oncohematología no han sido una excepción. A lo largo de estos dos últimos años, tanto las organizaciones de pacientes como los profesionales han advertido acerca del riesgo de que esta situación haya podido frenar los nuevos diagnósticos, así como los ensayos clínicos y el acceso a los avances innovadores.

Ante esta situación, se ha puesto sobre la mesa la necesidad de impulsar políticas en salud pública para reforzar la atención oncológica y oncohematológica en el Sistema Nacional de Salud. Una vez se superó el momento más crítico y se comenzaron a recuperar los ritmos en ensayos clínicos e investigación, los pacientes oncológicos y los oncohematológicos reclaman ahora una agilización en los tiempos y una reducción de la burocratización para conseguir que el acceso a la innovación sea más rápido y equitativo.

Así, superada la sexta ola y con todos los indicadores favorables, surgen numerosas preguntas que se han planteado y debatido durante la tercera mesa redonda del ciclo 'El futuro de los pacientes con cáncer', organizada en colaboración con Gilead: ¿los pacientes de cáncer siguen viviendo la resaca de la pandemia? ¿Tenemos una sanidad equitativa? ¿Cuáles son los escollos en el acceso a la innovación terapéutica? ¿Qué medidas pueden adoptarse para suprimir estas barreras? En ella han participado Marcos Martínez, director del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac); Armando López, vicepresidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH); y César Rodríguez, vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

placeholder César Rodríguez, vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
César Rodríguez, vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

El punto de arranque de la charla ha sido valorar las consecuencias de la pandemia en los pacientes oncohematológicos. En este sentido, la buena noticia, ha explicado César Rodríguez, es que, tras el primer impacto, “los servicios de oncología recuperaron la normalidad”, y ha añadido que, afortunadamente, "los pacientes que ya estaban diagnosticados y en terapia pudieron seguir manteniendo sus tratamientos pese a la crisis sanitaria”. La mala noticia, ha apuntado Armando López, “es que, aunque la asistencia se mantuvo, entraron menos casos nuevos”. Así, los datos de SEOM indican que entre 2020 y 2021, el periodo más crítico de la pandemia, se hicieron un 20% menos de diagnósticos oncológicos.

“Ese es el cuello de botella que se ha originado y que vamos a pagar durante un largo periodo de tiempo. Porque hay que añadir el problema del miedo de los pacientes a acudir al hospital”, ha advertido Marcos Martínez. Ese temor fue precisamente el eje de la campaña ‘Que el miedo no te paralice’, dirigida a aquellos pacientes con cáncer que rehusaban ir a sus revisiones por el pánico a contagiarse de covid-19. Por eso, continúa Marcos Martínez, “aun cuando se esté recuperando la normalidad, desde la perspectiva de los pacientes lo cierto es que la resaca poscovid no se va a solucionar en un año”.

El impacto de esta resaca aún no se conoce. Se sabe que un retraso de meses en un diagnóstico de cáncer, o en la aplicación del tratamiento, puede llegar a tener un impacto fatal en algunos tumores. Por el momento, y según datos presentados en un reciente congreso de SEOM, los programas de cribado en tumores muy prevalentes, como colon y mama, no se llevaron a cabo durante los meses más duros de la pandemia. “Hemos visto que un 25% de pacientes más ha sido diagnosticado de cáncer de mama en estadios un poquito más avanzados. Pensamos que, probablemente, esto tendrá un impacto desfavorable y que estas mujeres van a tener que recibir tratamientos más agresivos o de mayor intensidad para conseguir curar lo mismo”, ha explicado el vicepresidente de la SEOM.

"Al cuello de botella originado por la pandemia, hay que añadir el miedo de los pacientes a acudir al hospital"

Además de la asistencia, la crisis sanitaria también ha afectado a la innovación. Así, se ha visto que el reclutamiento de pacientes con cáncer en ensayos clínicos disminuyó un 30% durante la pandemia. No obstante, "al igual que ha sucedido con la atención sanitaria, se ha vuelto a recuperar la normalidad en el reclutamiento de pacientes para los ensayos —ha explicado Armando López—. Es fundamental, porque, para el progreso de la ciencia y para los tratamientos, son la única herramienta que tenemos”.

Por eso, han explicado los expertos, es importante que el paciente conozca lo que le puede suponer el participar en un ensayo clínico, y en esa tarea tiene un papel crucial el profesional. "Los protocolos y consentimientos informados son tan complejos e incluyen tanta información técnica", ha apuntado Marcos Martínez, “que los pacientes no entienden el 95% de las cosas. Hay que formarles”.

placeholder Marcos Martínez, director del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac).
Marcos Martínez, director del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac).

Plazos de aprobación de los fármacos

La investigación es el pilar sobre el que se sostienen los avances en la atención a los pacientes oncológicos y oncohematológicos. Al respecto, los asistentes al encuentro hablan de un obstáculo: el de los plazos entre la aprobación de un fármaco a nivel europeo por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y su posterior aprobación en España. O el tiempo que transcurre entre que se publica un índice de posicionamiento terapéutico (IPT) y se le da cumplimiento.

“La mayor frustración es que haya posibilidades de tratamiento que han sido aprobadas y que, por causa de este papeleo no llegan a tiempo a los pacientes”, ha denunciado el director de Gepac. En esta misma línea, César Rodríguez ha advertido de que “el acceso a la innovación es lento y está lleno de aspectos administrativos y burocráticos que hacen que el tiempo que transcurre desde que un fármaco es aprobado hasta que pueda llegar al paciente sea inapropiado”. Entre las razones apuntadas por los especialistas, está el hecho de que “las negociaciones entre las administraciones y las compañías farmacéuticas a veces se prolongan de manera muy dilatada”.

Pero la principal dificultad, aseguran, se encuentra en las características de nuestro propio sistema de salud. Como han señalado los expertos, “hay numerosos filtros que bloquean los avances, de forma que lo que se ha aprobado a nivel europeo, y después a nivel nacional, puede ser modulado o retocado por las administraciones autonómicas e incluso locales”. La demanda, en este sentido, es “un sistema capaz de combinar la sostenibilidad con la incorporación de la innovación de una manera más ágil”.

"Las negociaciones entre las administraciones y las compañías farmacéuticas a veces se prolongan de manera muy dilatada"

Para entenderlo, hay que recordar que, cuando los ensayos muestran evidencia de que una innovación es útil, se presenta a la agencia reguladora (en nuestro caso, la EMA). Si la agencia lo autoriza, es después el país el que debe costearlo. “La EMA otorga la validez científica, pero lo paga el país. Y no nos engañemos: en el fondo, es un problema básicamente económico. Por eso se mira tanto de qué manera esta supuesta mejora impacta en el sistema”, ha explicado el vicepresidente de la SEHH.

Los tiempos difieren entre países. En la actualidad, un paciente oncológico en España tarda una media de 450 días en acceder a las innovaciones aprobadas por la EMA, mientras que en Dinamarca este tiempo es de 86 días, en Alemania de 134 días o en Austria de 211 días. “Pero, además, tenemos datos que muestran que, en algunos pacientes, se ha tardado más de dos años y este tiempo, dependiendo del tipo de cáncer, no se puede aguantar”, se ha lamentado Marcos Martínez, para añadir que “es claramente un tema económico, no de seguridad ni de eficacia”.

Otro aspecto es el de la priorización de la innovación. Porque no toda la innovación debe tener la misma prioridad de forma simultánea, han explicado, y el primer punto debe ser atender a los pacientes que no tienen sus necesidades cubiertas. “Hay que apostar en primer lugar por las innovaciones de mayor impacto: se trata de priorizar aquellas que ayudan a los pacientes que apenas tienen soluciones terapéuticas, así como las que tienen mayor impacto sobre la supervivencia global”.

Es evidente que los pacientes quieren tener acceso cuanto antes, lo que no implica descuidar la sostenibilidad. “Somos capaces de entender que hay que priorizar, pero es que parece que hay pacientes de primera y de segunda. No olvidemos que no todo lo que se aprueba está disponible en todos los hospitales”, ha destacado Marcos Martínez.

placeholder Armando López, vicepresidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).
Armando López, vicepresidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).

El debate de la equidad

Se refiere con ello a un tema que ha suscitado un amplio debate: el de la equidad. En este sentido, hay consenso en que, en primera línea, todos los pacientes tienen acceso a un tratamiento convencional: “En ese primer escalón, al menos en hematología, vemos que hay equidad. El problema surge en los pacientes que no responden a esa primera línea y van a necesitar otro tipo de tratamiento. Ahí, las cosas cambian”, ha expuesto Armando López, y con él coincide César Rodríguez, al señalar que las trabas comienzan en el acceso a la innovación: “Aun cuando un fármaco se apruebe a nivel nacional, llega el filtro de las comunidades. Y esto hace que el tiempo de aprobación sea desigual en los territorios, o incluso que no acabe de llegar”.

En este sentido, se estima que solo el 56% de los fármacos oncológicos y oncohematológicos llega a estar disponible en el mercado tras su aprobación. “Nos encontramos con que un fármaco puede estar disponible en algunos hospitales y en otros no, o puede ofrecerse, pero con diferentes criterios de indicación. La equidad tiene muchos escenarios y, en estos momentos, es un grave problema”.

El escollo de las comunidades autónomas surge en el debate una y otra vez, recordando que, hace años, al paciente se le podía atender en cualquier hospital de España, mientras que hoy es todo más complejo, se requieren hojas de derivación… ¿Se apuntan soluciones? En opinión de César Rodríguez, estas “pasan por eliminar barreras intermedias, estableciendo redes en el SNS que permitan una interconexión más fluida entre centros, y evitando las trabas que suponen las CCAA”.

Ha sido una forma de recordar, ha concluido Marcos Martínez, que la vieja campaña ‘Que tu código postal no determine el acceso a tu tratamiento’ está hoy más vigente que nunca. “Para nosotros, es inconcebible pensar que hay un tratamiento y que tienes a un paciente que no lo puede recibir. Yo no paro hasta buscar la forma de conseguir eliminar trabas y que pueda tener acceso".

La crisis sanitaria causada por la pandemia ha impactado en todos los servicios de salud, y los de oncología y oncohematología no han sido una excepción. A lo largo de estos dos últimos años, tanto las organizaciones de pacientes como los profesionales han advertido acerca del riesgo de que esta situación haya podido frenar los nuevos diagnósticos, así como los ensayos clínicos y el acceso a los avances innovadores.

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