Helicobacter pylori: causas, síntomas y remedios
Esta bacteria, presente en dos de cada tres personas, está relacionada con la mayoría de las úlceras de estómago y del intestino delgado
Descubierta en 1983, es una bacteria que ha coexistido con el ser humano desde hace miles de años. Se calcula que casi dos tercios de la población mundial la albergan.
¿Qué es la Helicobacter pylori?
Se trata de una bacteria microaerófila, gramnegativa, de crecimiento lento y forma helicoidal con abundantes flagelos. Se encuentra en la capa mucosa que recubre el interior del estómago, la que se encarga de proteger tanto al mismo como al duodeno. Pese a habitar en un medio ‘hostil’ (el fluido gástrico es altamente ácido), puede sobrevivir a él. La infección por su causa no provoca enfermedades en la mayoría de las personas, pero sí en otras. De hecho, está relacionada con la mayoría de las úlceras de estómago y del intestino delgado. También se asocia al mal aliento, a la gastritis aguda y crónica, y en especial a la gastritis crónica atrófica, el cáncer gástrico, la hiperplasia nodular gástrica, los adenomas gástricos y el linfoma MALT. Existen estudios en marcha que la involucran en el desarrollo de otras patologías, como el cáncer de páncreas, pero aún no son concluyentes.
¿Cuáles son sus causas?
Aunque aún se desconoce la razón exacta del contagio, sí se sabe que la infección por el microorganismo generalmente se produce en la infancia. Su transmisión puede ocurrir de una persona contaminada a una sana por medio de la boca o del contacto con vómitos o heces. En el caso de las heces, generalmente bajo la forma de aguas o alimentos contaminados.
¿Cuáles son los principales síntomas?
Los signos que delatan su existencia son dolor o sensación de quemazón en la parte superior del abdomen, inflamación abdominal, mayor sensación de saciedad tras la ingesta de alimentos aunque sean porciones pequeñas, cambios en las heces, náuseas, vómitos, dolor nocturno con el estómago vacío, pérdida inexplicable de peso, debilidad, anemia, eructos y regurgitación.
¿Cómo se diagnostica?
Existen varias pruebas que pueden detectar su presencia y será el médico el que determine cuál de ellas se debe llevar a cabo. Entre ellas destacan: la prueba del aliento con urea, análisis de anticuerpos en la sangre, detección de antígenos en las heces o biopsia de estómago con endoscopia.
¿Cuál es el tratamiento?
Habitualmente se basa en la toma de tres medicamentos con una pauta de administración de entre 7 a 14 días. Un inhibidor de la bomba de protones (omeprazol, pantoprazol o lansoprazol), más dos antibióticos, como claritromicina y amoxicilina o claritromicina y metronidazol.
Después de concluir la terapia, el paciente debe realizarse los exámenes no invasivos para confirmar la eliminación de Helicobacter pylori.
Pautas dietéticas
El primer paso es evitar las comidas copiosas y realizar varias al día (de cinco a seis) de cantidades más moderadas. Es importante comer despacio, masticando bien y con tranquilidad, así como dejar que la comida repose. Se debe beber suficiente agua, pero evitar los zumos, especialmente el de naranja y tomate, así como excluir las bebidas con gas, el café o el alcohol. Es importante realizar una preparación de alimentos sin fritos, rebozados o grasas y utilizar los condimentos con moderación. Se recomienda, además, la ingesta de alimentos que eleven el pH, como la zanahoria y la patata, y evitar el chocolate.
Descubierta en 1983, es una bacteria que ha coexistido con el ser humano desde hace miles de años. Se calcula que casi dos tercios de la población mundial la albergan.
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