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La clave para la salud de nuestro cerebro está en comer grasas
  1. Bienestar
Alimentar la mente de forma literal

La clave para la salud de nuestro cerebro está en comer grasas

La presencia en la dieta de alimentos ricos en grasas como omega 3 resulta clave para tener un buen desarrollo y rendimiento intelectual. Sin ellas no podríamos vivir

Foto: Alimentos ricos en grasas saludables.
Alimentos ricos en grasas saludables.

Aunque en estos momentos preveraniegos las grasas se suelen convertir en el enemigo público número uno, hay que tener en cuenta que no todas ellas son iguales para el organismo. Es más, eliminar el consumo de ciertas grasas puede resultar perjudicial para la buena salud del cerebro.

Esto es debido a que aproximadamente el 60% del cerebro es grasa –así como hasta el 50% de las membranas de todas las células del cuerpo es colesterol–. Por lo tanto, “asegurar que la grasa es mala para el cerebro es como decir que los bloques y el cemento son malos para un edificio. Son su estructura. Pero es que en el caso del cerebro además de esta tarea estructural tienen otra funcional”, asegura la doctora Eva María Díaz, médico especialista en Salud Ocupacional con posgrado en Medicina Funcional.

placeholder El pescado azul aporta grasas metabolizadas.
El pescado azul aporta grasas metabolizadas.

Cuestión de evolución

Esta gran presencia de grasa (en todo el cuerpo en general) nos diferencia de otros primates y se debe a una simple cuestión de evolución. De acuerdo con teorías como la de Adrienne Zihlman, de la Universidad de California, y Debra Bolterb, de la universidad sudafricana de Witwatersrand, la grasa ha sido clave en la evolución del ser humano. Tanto es así que el cerebro triplicó su tamaño con respecto al de los monos gracias a la ingesta de carne –un elemento clave junto con el descubrimiento del fuego–. Eso llevó a algunas adaptaciones corporales como el acortamiento del colon y el alargamiento del intestino delgado con el fin de poder digerir mejor ese tipo de alimento.

En su página web, Raquel Marín, neurocientífica y profesora de Fisiología en la Universidad de La Laguna (Tenerife), ahonda en la causa de que haya tanta grasa en el cerebro: “Una de las razones es que es aislante de la electricidad y las células fundamentales del cerebro (las neuronas) ‘hablan’ entre sí a través de impulsos
electroquímicos. Sin esa grasa, y con las neuronas ‘hablando’ a la vez, nuestro cerebro se podría incluso sobrecalentar. Otra razón es que la grasa ‘funcional’ contribuye precisamente a efectuar muchas de las actividades cerebrales”. Por lo tanto, esta evolución podría hacer pensar que la falta de grasas necesarias para el cerebro pudiera provocar un deterioro paulatino de este. No en vano, las grasas metabolizadas se antojan claves para renovar y restaurar neuronas, lo que a la postre es un método válido de cara a prevenir enfermedades como el alzhéimer.

Rompiendo barreras

“Desgraciadamente, el paradigma de que la grasa es mala está implantado y arraigado. Sin embargo, sin ella no podríamos vivir, mientras que sin azúcar sí que tenemos la capacidad de hacerlo”, apunta la doctora Díaz. De ahí la importancia que tienen los alimentos que ayudan al cerebro y que aportan esa grasa saludable y que la propia Díaz apunta a continuación: “Los pescados azules, el aguacate, el aceite de oliva virgen extra prensado en frío, las aceitunas, los frutos secos y las semillas oleaginosas, o el aceite de coco biológico, entre otros”.

placeholder El aguacate es una de las frutas más beneficiosas para el cerebro.
El aguacate es una de las frutas más beneficiosas para el cerebro.

Cinco alimentos perfectos para el cerebro

  • Pescados azules. Pescados como las sardinas, el salmón, el atún, la trucha o la caballa aportan una gran cantidad de ácidos omega 3, es decir, de grasas beneficiosas para el cuerpo humano en general y para el cerebro en particular. Tanto es así que incluso se recomiendan en procesos de depresión y estrés. En el caso de estos pescados, se deben comer frescos. Asimismo, resultan más saludables los de menor tamaño ya que hay una menor presencia de metales como el mercurio.
  • Aguacate. Se trata de un fruto que puede resultar básico para la alimentación, dado que aporta nutrientes que ayudan a estabilizar el azúcar en sangre. Además, proporciona energía al cerebro.
  • Aceite de oliva virgen extra (prensado en frío). Los tipos de aceite de oliva son muchos y de calidades muy diversas. Cuando es virgen extra y está prensado en frío, aporta una mayor cantidad de polifenoles, es decir, antioxidantes que ayudan a prevenir el envejecimiento y el deterioro de las neuronas cerebrales. Como el aceite de oliva pierde muchas de sus propiedades cuando se le aplican altas temperaturas, es mejor emplearlo en ensaladas o como condimento.
  • Aceite de coco biológico (prensado en frío). Al ser rico en grasas saturadas, este aceite no ha gozado de gran popularidad hasta que se ha demostrado que las grasas que realmente afectan a la salud son las grasas trans. Es más, las grasas saturadas que proporciona no son como las de la carne roja o el queso, sino que son triglicéridos de cadena media, los cuales metabolizan mucho mejor (están presentes también en la leche materna). Todo ello convierte al aceite de coco biológico en un alimento clave para mitigar –en la medida de lo posible– enfermedades como el alzhéimer o la epilepsia.
  • Nueces. Al igual que los pescados azules, las nueces son una excelente fuente de grasas omega 3, con la salvedad de que estas son de origen vegetal (algo menos potente). Eso sí, como principales propiedades se encuentran la estimulación de la función cerebral y su capacidad antioxidante.
placeholder Nueces, toda una fuente de omega 3.
Nueces, toda una fuente de omega 3.

Grasas enemigas

Dado que se han mencionado a lo largo del artículo, cabe señalar que las grasas beneficiosas para el cerebro no deben confundirse con otras que son perjudiciales para el organismo como las grasas trans. Estas han sido señaladas en reiteradas ocasiones por la comunidad científica y médica como uno de los causantes de las elevadas tasas de enfermedades cardiacas.

Las trans se encuentran en alimentos que han sido sometidos a hidrogenación, como es el caso de comidas rápidas, productos pastelería industrial y otros productos procesados y fritos. Este proceso sirve para que duren más y conserven su sabor, pero suponen un riesgo para la salud… y, claro está, para el cerebro.

Aunque en estos momentos preveraniegos las grasas se suelen convertir en el enemigo público número uno, hay que tener en cuenta que no todas ellas son iguales para el organismo. Es más, eliminar el consumo de ciertas grasas puede resultar perjudicial para la buena salud del cerebro.

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