Un estudio revela que los productos sin gluten son menos saludables que el resto
Muchas personas siguen una dieta sin gluten a pesar de no padecer la enfermedad celíaca. Piensan que sus ingredientes son mucho más saludables que el resto. Al parecer, se equivocan
¿El gluten engorda? Esta cuestión ha rondado por la cabeza de miles de personas que desde entonces siguen una dieta estricta a base de productos celíacos. Una costumbre que choca de frente con su auténtico estado de salud, pues un gran porcentaje de adeptos no padecen los síntomas de la enfermedad. Entonces, ¿qué sentido tiene esta práctica? Tras el auge de los productos sin gluten, muchos consumidores emprendieron una lucha sin cuartel contra esta sustancia, amparados en los efectos nocivos que sí provocan en aquellos que sufren dicho trastorno.
Una demonización que ya han atravesado otros productos como el aceite de palma, la acrilamida o el azúcar refinado, todos ellos con pruebas más que justificadas. Sin embargo, en el caso del gluten, se trata de un complejo que no es malo para el organismo –siempre y cuando no seas celíaco– y tampoco un elemento indispensable de una dieta sana y equilibrada. De hecho, no existe ningún estudio científico que recomiende su consumo.
Eliminar el gluten de tu alimentación siguiendo la última moda es un acto inútil e irresponsable. Adjetivos que adquieren un matiz más preocupante si hablamos de los productos exclusivos para celíacos, mucho menos saludables que sus homónimos según el último estudio realizado por la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE).
Menos saludable...
El 50 Congreso Anual de la Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, Hepatología y Nutrición ha sido el lugar escogido para presentar los resultados de un estudio que deja en evidencia la auténtica naturaleza de los alimentos específicos sin gluten. A pesar de la creencia popular, estos presentan un contenido energético significativamente mayor que el resto de ofertas del mercado, además de una composición nutricional muy diferente. Tras analizar más de 650 productos sin gluten, el equipo responsable descubrió que estos contenían hasta tres veces menos proteínas y más lípidos y grasas saturadas que sus equivalentes con gluten.
“La composición nutricional de gran parte de productos específicos es objetivamente peor que sus homólogos con gluten. Como consecuencia de ello, el sector médico está preocupado por el aumento de peso, así como por la subida de colesterol y triglicéridos en personas celíacas que no llevan una dieta sin gluten equilibrada”, alerta la doctora Izaskun Martín-Cabrejas, encargada del departamento de Seguridad Alimentaria de FACE. “La composición lipídica de los productos específicos, rica en grasas saturadas como la palma y el coco, así como el elevado contenido en azúcares simples aumenta la carga calórica de estos alimentos”, añade la experta.
Una dieta que para los celíacos supone la única medicina a su enfermedad, pero que para el resto de comensales puede desencadenar graves problemas nutricionales. A pesar de la situación, las personas celíacas deben seguir “una dieta sin gluten lo más natural posible, sin abusar de productos manufacturados o específicos sin gluten, y no encontrarán ningún problema en su alimentación”, aclaran desde la FACE.
… y más cara
A este problema se suman las denuncias por el precio excesivo de los productos sin gluten. Otro informe publicado por la FACE a principios de año dejó en evidencia el desembolso económico que supone para una familia tener al menos un miembro celíaco. Esto se traduce en 21,42 € más a la semana en la cesta de la compra, una cifra que “alcanza los 85,68 € al mes y los 1.028,22 € al año. Estos números, ya de por sí importantes, se incrementarán en aquellas familias con más de un miembro celíaco, algo muy habitual al requerir la celiaquía predisposición genética para llegar a desarrollarse”, asegura el portal Celicidad.
Otro informe de la FACE revela que los celíacos gastan 1.028 euros más al año en la cesta de la compra
El estudio en cuestión se ha realizado en base a una dieta de 2.000 a 2.200 calorías, siguiendo la ingesta aproximada que los expertos recomiendan para adultos sanos y que puede variar en función del consumidor. El resultado demuestra que, a pesar del aumento de personas celíacas y la compra de productos sin gluten por parte de otro tipo de público, la bajada sufrida por estos alimentos continúa siendo insuficiente. Es cierto que “el crecimiento en la venta de productos sin gluten ha conseguido rebajar la cesta de la compra de las personas celiacas casi 400,00 € desde 2009”, denuncia la FACE, pero todavía queda mucho camino por recorrer.
Vistas las carencias nutricionales que presentan los productos específicos para celíacos, muchas personas ven en esta diferencia de precios una motivación para que su consumo descienda considerablemente, favoreciendo en consecuencia el estado de salud de aquellos que incluyen dichos alimentos en su dieta diaria. Sin embargo, la diferencia entre ambos sectores del mercado merece también una estabilidad definitiva, pues los pacientes que, por un motivo u otro, prefieren seguir adquiriendo estos productos no merecen hacer frente a semejante gasto. Sobre todo, si tenemos en cuenta que lo hacen por motivos de salud irreversibles.
¿El gluten engorda? Esta cuestión ha rondado por la cabeza de miles de personas que desde entonces siguen una dieta estricta a base de productos celíacos. Una costumbre que choca de frente con su auténtico estado de salud, pues un gran porcentaje de adeptos no padecen los síntomas de la enfermedad. Entonces, ¿qué sentido tiene esta práctica? Tras el auge de los productos sin gluten, muchos consumidores emprendieron una lucha sin cuartel contra esta sustancia, amparados en los efectos nocivos que sí provocan en aquellos que sufren dicho trastorno.
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