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La treonina, un buen aminoácido para mimar tu sistema hepático
  1. Bienestar
desconocido, pero fundamental

La treonina, un buen aminoácido para mimar tu sistema hepático

Aunque la mayoría de personas la ignoran, interviene directamente en la formación de elastina, una proteína que forma parte de los tejidos cartilaginoso, óseo y conjuntivo

Foto: Está en muchos alimentos de origen animal. (iStock)
Está en muchos alimentos de origen animal. (iStock)

Como ya hemos visto en más de una ocasión, los aminoácidos son las unidades químicas con las que nuestro cuerpo produce las proteínas. Cuando estas se digieren o descomponen, los aminoácidos desaparecen con ellas. Existen dos tipos: los aminoácidos no esenciales son aquellos que el organismo puede sintetizar a partir de otros aminoácidos, mientras que los aminoácidos esenciales deben ser suministrados a través de la dieta. Entre sus funciones destacan la síntesis del colágeno, la reparación de tejidos, la regulación de la glucosa sanguínea o el control del metabolismo de grasas y azúcares.

En total, existen 20 aminoácidos necesarios para el correcto funcionamiento del cuerpo humano, entre los que destacan la lisina, el triptófano, la arginina, el ácido aspártico, la leucina o la cisteína. Sin embargo, en este caso vamos a centrar toda nuestra atención en uno de los nombres más desconocidos: la treonina.

Funciones orgánicas de la treonina

La treonina forma parte del grupo de los aminoácidos esenciales, por lo que, como hemos visto anteriormente, el organismo no es capaz de producirla, sino que debe ingerirse a través de la alimentación. Un consumo que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) recomienda que no supere los 15 miligramos al día. Como exponen diversas fuentes, la treonina se obtiene mediante la fermentación de microorganismos o por la hidrólisis de las proteínas.

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Foto: iStock.

Además, se trata de un aminoácido que puede transformarse en glucosa sanguínea y glucógeno hepático a partir de diferentes vías. Esta capacidad lo convierte en una sustancia de suma importancia para el desempeño del sistema hepático. Así, la treonina evita la toxicidad del hígado y previene la enfermedad del hígado graso. Afortunadamente, estas no son sus únicas funciones en el organismo.

  • El sistema hepático no es el único que sale beneficiado de su presencia en el cuerpo humano. La treonina también interviene en el sistema digestivo protegiéndolo de las infecciones intestinales y favoreciendo la síntesis de las enzimas que asisten la digestión de los alimentos.
  • En cuanto al sistema óseo y articular, previene la aparición de enfermedades relacionadas como la artritis, el reumatismo, las luxaciones, los esguinces y la tendinitis.
  • Es una sustancia fundamental para la formación del esmalte de los dientes, el colágeno, que da estructura, firmeza y elasticidad a la piel; y elastina, una proteína que se halla en los tejidos cartilaginoso, óseo y conjuntivo, y cuya función es que estos recuperen su estado natural tras un esfuerzo físico excesivo.
  • También es necesaria para la salud del sistema nervioso. Además, es la responsable de que este se comunique adecuadamente con el cerebro.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación aconseja no superar los 15 mg al día

  • En la síntesis de la treonina se transporta el fosfato, un elemento que se encarga de mantener el equilibrio de las proteínas que el organismo necesita para el crecimiento, la reparación y la conservación de las células y los tejidos.
  • Tal y como han demostrado numerosos estudios, este aminoácido contribuye a la síntesis de anticuerpos, favoreciendo al sistema inmunitario y manteniendo a raya los virus, las bacterias, los parásitos y los hongos.
  • Y por último, y no menos importante, la treonina participa en el ciclo de Krebs, conocido también como ciclo del ácido cítrico, una sucesión de reacciones químicas mediante las cuales las células del organismo producen energía.

A pesar de todos estos beneficios, el consumo de dicha sustancia podría resultar perjudicial para las personas que padecen enfermedades hepáticas o renales y las mujeres embarazadas o en periodos de lactancia, pero únicamente si se trata de los suplementos que a veces se recetan para tratar afecciones dermatológicas, alteraciones del sistema nervioso, malas digestiones o inflamaciones en el sistema óseo o las articulaciones, entre otros casos. Bajo esta premisa, ¿en qué alimentos podemos encontrar la treonina de manera natural?

La treonina en la alimentación

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Foto: iStock.

La treonina se encuentra presente en un gran número de alimentos, especialmente aquellos que son de origen animal como, por ejemplo, el pescado, los productos lácteos, los huevos y la carne, más concretamente la de pollo, conejo, pavo, cerdo y cordero. Otro ingrediente al que también podemos recurrir, a pesar del rechazo que provoca en algunos comensales, son las vísceras, es decir, el hígado, el riñón o los sesos.

Otra fuente muy eficaz de treonina son los vegetales y las hortalizas como, por ejemplo, el brócoli, la berenjena, la cebolla, la calabaza o el aguacate. Las legumbres, los cereales, los frutos secos y las semillas, todos ellos de increíble valor nutricional, también cumplen con dicha función. Destacan el arroz, los garbanzos, la avena, las semillas de sésamo, las nueces, los pistachos y la soja.

Sin olvidar la fruta, que proporciona la cantidad necesaria de treonina tanto fresca como deshidratada. Encontramos este aminoácido esencial en el plátano, las fresas, la piña, las uvas pasas, los higos, la guayaba o las ciruelas.

Como ya hemos visto en más de una ocasión, los aminoácidos son las unidades químicas con las que nuestro cuerpo produce las proteínas. Cuando estas se digieren o descomponen, los aminoácidos desaparecen con ellas. Existen dos tipos: los aminoácidos no esenciales son aquellos que el organismo puede sintetizar a partir de otros aminoácidos, mientras que los aminoácidos esenciales deben ser suministrados a través de la dieta. Entre sus funciones destacan la síntesis del colágeno, la reparación de tejidos, la regulación de la glucosa sanguínea o el control del metabolismo de grasas y azúcares.

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