Ensayo clínico: las nueces son el futuro para el cáncer de mama
Investigadores estadounidenses han llevado a cabo el primer estudio en pacientes de cáncer de mama de los efectos de este fruto seco sobre esta terrible y peligrosa enfermedad
"Una cosa de la que me arrepiento, y la cual intentaré remediar algún día, es que nunca en mi vida he plantado una nuez. Ya nadie lo hace (cuando ves un nogal hoy en día es, inevitablemente, un árbol viejo). Si plantas uno, lo estás haciendo para tus nietos, ¿y a quién le importan un bledo sus nietos?". Esta cita del escritor británico George Orwell, parte de su ensayo 'La política y la lengua inglesa', no solo es una crítica social que se puede comprender desde un punto de vista literal, sino también como una representación de todos los males de nuestra sociedad actual. Afortunadamente, en medicina, sí plantamos nueces para nuestros nietos y ahora, en el entorno del cáncer de mama, ha aparecido un diminuto pero fuerte nogal.
"Esta dieta a base de nueces redujo la incidencia de los tumores en un 50%"
Todo se debe a un estudio publicado por los investigadores W. Elaine Hardman, Donald A. Primerano, Mary T. Legenza, James Morgan, Juan Fan y James Denvir, de la Joan C. Edwards School of Medicine, dependiente de la Marshall University, el Edwards Comprehensive Cancer Center y el St. Mary's Medical Center, todo ellos en Estados Unidos. Los científicos han dedicado muchos años de trabajo a investigar la influencia que tienen las nueces en los cánceres de mama. Realizaron dos estudios anteriores a este último, ambos en ratones.
- En el primero, implantaron en roedores cánceres de mama humanos (en concreto de la variedad MDA-MB 231, que se utiliza mucho en investigación debido al rápido crecimiento que tiene). Después, introdujeron en la dieta de los ratones el equivalente de 50 gramos de nueces. Para su sorpresa, "la dieta de este fruto seco de los roedores frenó significativamente el crecimiento de los tumores implantados".
- En el segundo estudio, en vez de implantar a ratones cánceres humanos, utilizaron una variedad transgénica de roedor diseñada para desarrollar cánceres en las células mamarias. A estos también les introdujeron una alimentación basada en nueces y observaron que "esta dieta redujo significativamente la incidencia de los tumores en un 50%".
En ambos estudios, los investigadores observaron que la expresión de 80 genes asociados al cáncer se modificaba después de empezar a ingerir la dieta con nueces, en concreto aquellos responsables de la proliferación y la diferenciación de células mamarias epiteliales y también de otros asociados con la muerte celular. Asímismo, llegaron a la conclusión de que "ambos estudios coincidían en sus resultados, a pesar de no tratarse de tumores idénticos: las nueces en la dieta redujeron la velocidad a la que proliferaban los tumores y aumentaban la muerte celular de las células cancerosas". Pero tras el 'subidón' que sintieron los científicos con estos descubrimientos, llegó el 'bajón' debido a que, como es lógico, el tracto digestivo, la morfología general, la bioquímica, el tamaño e infinidad de factores más de los ratones difieren enormemente de los del ser humano. Es por esto que "eran necesarios estudios clínicos para ilustrar el potencial de los efectos de las nueces en el cáncer de mama".
Pero una pregunta surgió: ¿qué cantidad de nueces es necesario ingerir para cambiar la expresión genética del ser humano? Se sintieron optimistas respecto a la respuesta, debido a un estudio de Berenice Cortes, Isabel Núñez y su equipo de la Universidad Autónoma de Barcelona, del Centro de Diagnóstico por Imagen, del Instituto Clínico de Enfermedades Digestivas y Metabólicas y del Institut d'Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer, todos ellos en Barcelona. "La señora Cortes y sus colegas describieron cambios en la expresión genética después de una sola comida que contenía 40 gramos de nueces". Con este aval científico, los expertos se lanzaron a realizar su tercer y último estudio (al menos hasta el momento).
Los investigadores buscaron a mujeres, que no fueran alérgicas a las nueces (claro está) y que padeciesen un cáncer de mama que todavía no hubiese sido operado. A continuación, dos o tres semanas antes de la cirugía destinada a eliminar el tumor de su organismo, biopsiaron los mismos y analizaron la expresión genética que presentaban. Después, separaron a las mujeres en dos grupos: el de control y el que iba a tomar nueces como parte de su dieta. Se les suministraron a estas últimas 30 paquetes de nueces de una onza (28,3 gramos) y se les pidió que consumieran dos al día, haciendo un total de poco más de medio hectogramo. Tras dos o tres semanas, todos los sujetos de estudio fueron operados (claro está, no iban a dejar al grupo de control con los tumores dentro). Con las masas tumorales bajo el microscopio en vez de dentro del cuerpo de las pacientes, analizaron la expresión genética que presentaban estos crecimientos anormales.
Los resultados
¿Para qué explicarlos nosotros si pueden hacerlo los propios investigadores? "La expresión genética obtenida de los análisis del ensayo clínico en el que mujeres con cáncer de mama consumieron 2 onzas (56,6 gramos) de nueces al día durantes dos o tres semanas mostró haber sido modificada por el fruto que redujo la velocidad de proliferación, la inflamación, la metástasis e incrementó la muerte celular de dichos cánceres". Aclaran, además, que es de esperar que si la ya más que mencionada expresión genética se modificó gracias a las nueces, entonces los genes de cualquier célula metástasica "deberían ser modificados también, reduciendo el riesgo de recurrencia del cáncer".
Los investigadores, aunque han llevado a cabo el primer paso para un descubrimiento trascendental, tanto en oncología como en medicina general, como en nutrición, son cautos y piden que "se lleve a cabo un estudio clínico definitivo que verifique que estos cambios en la expresión genética se traducen, de verdad, en una menor recurrencia de tumores o en un crecimiento tumoral menor".
Siempre ha habido un futuro para la lucha contra el cáncer (tanto de mama como cualquier otro), lo que pasa es que ahora tenemos pruebas de lo que sospechábamos: la comida puede ser mala, pero también muy buena.
"Una cosa de la que me arrepiento, y la cual intentaré remediar algún día, es que nunca en mi vida he plantado una nuez. Ya nadie lo hace (cuando ves un nogal hoy en día es, inevitablemente, un árbol viejo). Si plantas uno, lo estás haciendo para tus nietos, ¿y a quién le importan un bledo sus nietos?". Esta cita del escritor británico George Orwell, parte de su ensayo 'La política y la lengua inglesa', no solo es una crítica social que se puede comprender desde un punto de vista literal, sino también como una representación de todos los males de nuestra sociedad actual. Afortunadamente, en medicina, sí plantamos nueces para nuestros nietos y ahora, en el entorno del cáncer de mama, ha aparecido un diminuto pero fuerte nogal.
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