La forma más sencilla de evitar la obesidad (y no va de pasar hambre)
Esta enfermedad metabólica es multifactorial y complicada, pero una investigación señala un factor de riesgo claro que sí podemos controlar fácilmente. Te damos todos los detalles
En muchas ocasiones engordamos y no sabemos bien por qué. Quizá es el momento de empezar a dar la importancia que merece a nuestros hábitos de vida, porque la ciencia nos indica con claridad que tienen mucho que ver en lo que marca la báscula (y en nuestra salud, por supuesto).
El último estudio al respecto lo ha dirigido el doctor Richard López, profesor de Psicología de la Universidad Rice, en Houston, Texas. Y concluye algo que probablemente hará que nos echemos las manos a la cabeza, porque no será raro que nos veamos identificados: utilizar el móvil de forma continuada y hasta compulsiva supone un riesgo mayor de tener obesidad.
Usar el móvil de forma inapropiada (tanto pasiva como activamente) conlleva un mayor riesgo de obesidad
Como indica el doctor López, "el aumento de la exposición a teléfonos, tabletas y otros dispositivos portátiles ha sido uno de los cambios más significativos que hemos tenido en nuestro entorno en las últimas décadas. Justo durante un periodo en el que las tasas de obesidad también han aumentado notablemente. Lo que hemos querido llevar a cabo en esta investigación es determinar si existen vínculos entre la obesidad y el abuso de los dispositivos digitales, como así refleja la tendencia de muchas personas a realizar distintas actividades al mismo tiempo".
Este trabajo, que se acaba de publicar en 'Brain Imaging and Behavior', consta de dos partes. En la primera participaron 132 adultos jóvenes, quienes respondieron a un cuestionario que medía sus niveles de utilización de los dispositivos móviles y de distracción a causa de dicho uso. Esta evaluación se realizó mediante una nueva escala que consta de 18 ítems: Media Multitasking-Revised (MMT-R). Mide tanto las conductas activas compulsivas o inapropiadas del móvil y similares (por ejemplo, sentir la urgencia de chequear los mensajes continuamente mientras estás hablando con alguien), como las pasivas (entre ellas las distracciones que provienen del dispositivo mientras se está trabajando).
Tras este análisis se comprobó que las puntuaciones más altas en la escala MMT-R se asociaban a un índice de masa corporal mayor y a un elevado porcentaje de grasa abdominal.
Un mayor deseo de comer alimentos calóricos
Después llegó el turno del segundo trabajo, en el que participaron 72 personas que también formaron parte del primero. Se sometieron a una resonancia magnética que midió su actividad cerebral en tiempo real a medida que se pasaban delante de ellos unas determinadas imágenes. Estas mostraban, entre otras, algunas de alimentos apetitosos y muy calóricos y ricos en grasas. Los científicos observaron cómo aquellos participantes con mayores puntuaciones en el primer análisis tenían también una actividad cerebral que se incrementaba en mayor medida en la parte del cerebro que se relaciona con el deseo de comer esos productos poco saludables y que tanto engordan.
Estos resultados son preliminares, hay más que investigar sobre el tema, pero aun así, el doctor Richard López apunta que sus hallazgos sugieren que existen vínculos claros entre las distracciones que nos provocan los móviles, el riesgo de obesidad y la capacidad (mayor o menor) de nuestro cerebro para autocontorlarnos frente a la exposición de determinados alimentos, deliciosos pero nada sanos: "Es importante conocer estas relaciones, dado el aumento de las tasas de obesidad y la prevalencia del uso de los dispositivos electrónicos en gran parte del mundo moderno".
Centrándonos en España, una investigación, realizada a principios de este año por científicos del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), estima (a partir de una revisión de 50 artículos publicados y con datos de más de 300.000 personas) que en el año 2030 el 80% de los hombres y el 55% de las mujeres de nuestro país presentará obesidad o sobrepeso; un total de 27 millones de adultos.
En 2016 había tres millones más de españoles obesos que diez años antes
Este análisis ha permitido a los investigadores ver la evolución de la prevalencia de la obesidad y del sobrepeso en España entre los años 1987 y 2014; y a partir de estos datos realizar estimaciones. La anterior estimación se realizó para 2016 e indica que entonces había en nuestro país unos 24 millones de casos de exceso de peso (el 70% de los hombres y el 50% de las mujeres), lo que supone tres millones más de personas que una década antes.
Estos factores, la obesidad en mayor medida, aumentan el riesgo de sufrir problemas serios, como enfermedades cardiovasculares o distintos tipos de cáncer. Según el estudio FRESCO, realizado también por este equipo del Hospital del Mar, las mujeres obesas ven cómo su probabilidad de padecer un cáncer se multiplica por 12 y la de sufrir una enfermedad cardiovascular se multiplica por 5. En los hombres, según dicho estudio, la obesidad duplica el riesgo de desarrollar un cáncer.
La obesidad es una enfermedad multifactorial y compleja, en la que intervienen tanto la genética como la alimentación o el estilo de vida, entre otras causas. Algunas cuesta más controlarlas que otras. Pero ahora tenemos un factor de riesgo más que podemos evitar de forma sencillísima. Siempre que no sea imprescindible utilizarlo, apaguemos el móvil.
En muchas ocasiones engordamos y no sabemos bien por qué. Quizá es el momento de empezar a dar la importancia que merece a nuestros hábitos de vida, porque la ciencia nos indica con claridad que tienen mucho que ver en lo que marca la báscula (y en nuestra salud, por supuesto).
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