Menú
Las pautas dietéticas si padeces taquicardias: sus síntomas y posibles causas
  1. Bienestar
UN PROBLEMA MUY FRECUENTE

Las pautas dietéticas si padeces taquicardias: sus síntomas y posibles causas

Este problema de salud se caracteriza por provocar que el corazón no sea capaz de bombear correctamente la sangre al resto del cuerpo. Apunta qué tipo de alimentación es la más conveniente

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Se conoce como taquicardia al aumento de la frecuencia cardiaca, de tal modo que puede oscilar entre los 100 y los 400 latidos por minuto. Este aumento del ritmo cardiaco hace que el corazón no pueda bombear correctamente la sangre y que esta no pueda llevar suficiente oxígeno al resto del organismo, lo que afecta directamente a los órganos y tejidos más importantes.

Se trata de una afección muy común y que carece de gravedad, al menos en términos generales, aunque sí es cierto que puede acortar la vida del corazón. Por otro lado, las mujeres tienen más predisposición a sufrirla, mientras que su incidencia puede ser esporádica o continuada, en cuyo caso podría ser un signo claro de una enfermedad más seria, como la arritmia.

Entre las posibles causas que se encuentran detrás de ellas destacan la hipertensión arterial, la insuficiencia renal, algunas infecciones o enfermedades coronarias, cardiacas y pulmonares. No obstante, también pueden actuar como desencadenantes hábitos de vida que se repitan con demasiada asiduidad en el paciente, como es el caso del consumo excesivo de alcohol, drogas o cafeína, el tabaquismo, el estrés o las emociones fuertes. Afortunadamente, existe un procedimiento para determinar el estado de la frecuencia cardiaca.

Cómo identificar una taquicardia

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Aunque existen tensiómetros y pulsómetros con los que tomar el pulso al individuo con facilidad, también es posible hacerlo de forma manual. ¿Cómo? Primero, es importante localizar unos conductos fibrosos que se encuentran en la muñeca, más concretamente donde se suele colocar el reloj. En el lateral de dichos tendones, en dirección al dedo pulgar, está la arteria radial, la cual debemos presionar suavemente con la yema de uno o dos dedos -especialmente el índice y el medio- hasta notar el pulso. Después, con ayuda de un cronómetro y durante un minuto, debemos empezar a contar los latidos. Otra forma de hacerlo es contando solo los primeros 15 segundos y luego multiplicarlo por cuatro. Si los latidos por minuto superan la centena, estamos ante un caso claro de taquicardia.

Síntomas habituales de la taquicardia

Algunos de los signos propios de la taquicardia son sensación de ahogo o debilidad, provocados por la falta de oxígeno en el organismo; dificultades respiratorias, dolor y temblores en el tórax, palpitaciones, nervios y ansiedad, vértigos, aturdimiento y, en el peor de los casos, síncopes o desmayos, entre otros. Esta sintomatología no solo sirve para identificar el problema, también para determinar el tipo de taquicardia que se padece, pues existen tres tipos diferenciados.

  • Taquicardia sinusal. Este tipo de taquicardia se caracteriza por que, aunque el paciente experimenta un aumento de la frecuencia cardiaca, el corazón sigue funcionando correctamente. Además, sus causas no son de carácter cardiaco, sino que vienen dadas por otros estímulos, en apariencia inofensivos, como hacer deporte, subir por las escaleras o tener miedo. No obstante, también puede estar detrás del consumo de sustancias excitantes, la anemia o el hipertiroidismo.

Las taquicardias más severas pueden aumentar la frecuencia cardiaca a 400 latidos por minuto

  • Taquicardia ventricular. En este caso, la taquicardia se produce por la activación rápida de los ventrículos. Como consecuencia, el corazón es incapaz de controlar los latidos, provocando que estos se aceleren sobremanera.
  • Taquicardia supraventricular. Este concepto se refiere a que la taquicardia tiene lugar en la parte superior del corazón. Se manifiesta a través de unos latidos auriculares que sobrepasan los 100 latidos por minuto y que pueden durar hasta varios días.
  • Taquicardia supraventricular paroxística. El tipo más frecuente, una alteración cardiaca ocasional que puede estar relacionada con enfermedades del músculo cardiaco o sus válvulas. Suele afectar, sobre todo, a las mujeres jóvenes.

Cómo aliviar la enfermedad con la dieta

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Dependiendo de las causas de la taquicardia, los métodos de prevención y el tratamiento cambiarán drásticamente. En términos generales, y para evitar que el corazón se acelere demasiado, podemos reducir o eliminar el consumo de bebidas excitantes, como el café o el alcohol, así como el tabaco. También debemos sortear las situaciones de estrés, hacer ejercicio físico de manera habitual, mantener un control de la presión arterial y el colesterol o recurrir con sumo cuidado a los medicamentos de venta libre.

Además, una alimentación equilibrada y rica en nutrientes también puede ser de gran ayuda, al igual que mantener un peso saludable. Por ejemplo, los alimentos ricos en grasas saturadas y sodio pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Estos deben ceder el relevo a una mayor cantidad de frutas y verduras frescas, cereales integrales o fuentes de proteínas con bajo contenido en grasa, como los huevos, el pescado, las legumbres, la soja o la carne de ave sin piel.

Los alimentos con potasio también pueden ser aliados en esta lucha, pues el déficit de este mineral es uno de los detonantes de las dificultades cardiacas. Según la Base de Datos Española de Composición de Alimentos, los más generosos en dicho nutriente son la albahaca, la soja, las alubias o las judías, los guisantes, las pipas de calabaza, la quinoa, las lentejas o algunos frutos secos como las almendras, los pistachos o los cacahuetes. Por otro lado, las infusiones naturales pueden regular el sistema nervioso y estimular la circulación de la sangre. La tila, la valeriana o la melisa son las mejores opciones.

Se conoce como taquicardia al aumento de la frecuencia cardiaca, de tal modo que puede oscilar entre los 100 y los 400 latidos por minuto. Este aumento del ritmo cardiaco hace que el corazón no pueda bombear correctamente la sangre y que esta no pueda llevar suficiente oxígeno al resto del organismo, lo que afecta directamente a los órganos y tejidos más importantes.

Alimentos
El redactor recomienda