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Dispepsia: los alimentos más adecuados para solventar este problema
  1. Bienestar
PESCADO BLANCO MEJOR QUE AZUL

Dispepsia: los alimentos más adecuados para solventar este problema

Los afectados padecen constante dolor abdominal. Aunque las causas pueden ser múltiples, una dieta adecuada puede ayudarnos a mitigar su extensa sintomatología

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Los personajes de Enrique Jardiel Poncela, quien destacó por sus ocurrentes textos humorísticos, sufren de manera recurrente un problema estomacal llamado dispepsia. Así, en uno de los relatos de este célebre autor, podemos leer acerca de la “dispepsia vitalicia que amarga hasta las natillas” de uno de sus protagonistas. Sin embargo, esta dolencia no afecta solo a los personajes de ficción, sino también a muchas personas de carne y hueso. De hecho, es probable que vosotros engroséis la lista de damnificados.

Pero ¿qué es exactamente la dispepsia? Esta enfermedad, según describe la Fundación Internacional de Desórdenes Gastrointestinales, es un trastorno digestivo frecuente "que afecta hasta el 30% de la población general en los Estados Unidos. Los síntomas de la dispepsia incluyen dolor o molestias en el abdomen superior, así como síntomas de quemazón, presión o plenitud. Estos están relacionados, muchas veces, con la comida, aunque no necesariamente”.

En España, según se desprende de un artículo publicado en la revista de farmacia 'Elsevier', el número de afectados no difiere en exceso del que encontramos en Estados Unidos. Así, se estima que la padecen entre el 22% y el 56% de la población, aunque solo acuden al médico de familia en torno al 30%. Las causas que pueden desencadenarla suponen un gran cajón desastre, pues podemos hablar del estrés, la obesidad, una personalidad hipocondriaca, el alcohol, el tabaco y, por supuesto, la dieta. Algunas voces incluso han llegado a establecer una relación entre la dispepsia funcional y el Helicobacter pylori, una tesis todavía muy controvertida.

Alimentos recomendados

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Como era de esperar, en Alimente abordaremos el factor de la alimentación y su importancia para aliviar los síntomas de la dispepsia. Por ello, hemos consultado a la especialista Alicia Baldó, licenciada en Farmacia Industrial y Clínica, además de experta en Nutrición y Salud. “En la dieta de personas con dispepsia funcional es más aconsejable utilizar cereales integrales en lugar de los muy refinados, así como los cereales sin gluten (arroz, maíz, mijo, etc.) porque tienden a inflamar menos la mucosa gastrointestinal. El pan tostado, las tortitas de arroz y maíz, el arroz, las patatas y el boniato son muy bien tolerados”, explica. También podemos hablar de un tipo de pescado más apropiado que otro. En concreto, Baldó aconseja que nos decantemos por el blanco, dado su menor contenido graso. De esta manera, descartad la opción del pescado azul pues puede producir más acidez.

Las personas con dispepsia deben decantarse por el pescado blanco, debido a su menor contenido graso

El mismo argumento encontramos en la carne. Así, el pollo, el pavo y el conejo se convierten en los mejores candidatos. También los caldos vegetales -sin apio, cebolla, tomate o pimiento- se toleran bastante bien. En cambio, advierte esta experta, no es una buena idea consumir caldos de carne, pues aumentan la secreción de ácido y, por lo tanto, debemos evitarlos en la medida de lo posible. Por otro lado, no hay razón para renunciar a los huevos: “La mejor manera de tomarlos es en tortilla, revueltos o hervidos”. A la hora de cocinar o aliñar, el aceite de oliva de baja graduación es la opción más acertada. Al contrario que las más ácidas -con una graduación por encima de 0,40-, que pueden causar diversas molestias.

Para hidratarnos parece que el agua sigue siendo la mejor alternativa, aunque con ciertas cautelas: “Lo más recomendable es el agua, sin hielo ni refrigerada incluso en verano. También puede mejorar la sintomatología el no beber más de un vaso de agua durante las comidas, para evitar la formación de gases y la saciedad, y beber más entre horas”, añade.

Alimentos que hay que evitar

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Al igual que existen alimentos cuyo consumo puede ser beneficioso o, cuando menos, inofensivo para dicha dolencia, hay otros de los que debemos huir. En concreto, Baldó desaconseja a los estómagos dispépticos los alimentos ricos en grasas, como los embutidos, las carnes grasas -la de cordero y la de cerdo, por ejemplo-, los alimentos procesados o los productos de bollería, pastelería y repostería. Pero hay más enemigos en esta lista negra:

  • Los alimentos ácidos, como el tomate, el pimiento, el apio, el ajo, la cebolla, las naranjas, los pomelos, las mandarinas, la piña, las fresas, el limón y el vinagre, entre otros.
  • Las bebidas alcohólicas, incluida la cerveza y el vino, pero también el café, el té, las bebidas azucaradas, las bebidas gaseosas, los zumos y los smoothies hechos a base de frutas ácidas.
  • Los frutos secos, en especial los fritos por ser ricos en grasas y fibra.
  • La miel y la menta, debido a su elevado aporte de ácidos orgánicos.

Una última pauta, pero esta vez de índole culinaria, es la manera de preparar los alimentos. “Es importante recordar que conviene evitar cocinar a altas temperaturas porque se producen sustancias derivadas de la pirólisis y de la oxidación del aceite, que son muy irritantes para la mucosa gástrica”, declara Baldó.

En cualquier caso, a diferencia de lo que ocurre con la acidez gástrica, en la dispepsia funcional los síntomas no son atribuibles a ninguna alteración orgánica del aparato digestivo ni a una enfermedad metabólica. “Ello hace que el tratamiento farmacológico con antiácidos o antisecretores pueda no ser efectivo completamente. De ahí que la modificación del estilo de vida y los hábitos alimentarios sea la herramienta más eficaz que pueden utilizar las personas que padecen dispepsia funcional para mejorar su bienestar y calidad de vida”, concluye la experta.

Los personajes de Enrique Jardiel Poncela, quien destacó por sus ocurrentes textos humorísticos, sufren de manera recurrente un problema estomacal llamado dispepsia. Así, en uno de los relatos de este célebre autor, podemos leer acerca de la “dispepsia vitalicia que amarga hasta las natillas” de uno de sus protagonistas. Sin embargo, esta dolencia no afecta solo a los personajes de ficción, sino también a muchas personas de carne y hueso. De hecho, es probable que vosotros engroséis la lista de damnificados.

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