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Los alimentos que debes tomar si padeces insuficiencia renal
  1. Bienestar
UNA DOLENCIA DE SUMA IMPORTANCIA

Los alimentos que debes tomar si padeces insuficiencia renal

Los alimentos con bajo aporte de grasas saturadas, la carne roja, la bollería industrial o las comidas preparadas son solo algunos de los productos que no pueden formar parte de esta dieta concreta

Foto: Las alcachofas, esenciales en esta dolencia. (iStock)
Las alcachofas, esenciales en esta dolencia. (iStock)

Tal y como explica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “los riñones sanos limpian la sangre eliminando el exceso de líquido, minerales y desechos. También producen hormonas que mantienen los huesos fuertes y la sangre sana. Pero si los riñones están lesionados, no funcionan correctamente. Pueden acumularse desechos peligrosos en el organismo. Puede elevarse la presión arterial. El cuerpo puede retener el exceso de líquidos y no producir suficientes glóbulos rojos. A esto se le llama insuficiencia renal”.

Una afección que puede dividirse en dos tipologías: la insuficiencia renal aguda y la insuficiencia renal crónica. La primera ocurre cuando el riñón deja de funcionar de manera brusca e imprevista; mientras que la segunda hace referencia a una alteración renal que se mantiene en el tiempo y que avanza progresivamente y de forma irreversible.

Entre sus causas, la más frecuente es la necrosis tubular aguda, un daño a la unidad de filtrado que a su vez se debe a una tensión arterial muy baja, episodios importantes de deshidratación o el consumo de ciertos medicamentos. No obstante, detrás de la insuficiencia renal crónica también es posible identificar otros motivos como, por ejemplo, la hipertensión y la diabetes. Además, existen unos factores y grupos de riesgo que aumentan la exposición a la enfermedad. Hablamos de antecedentes familiares, infecciones crónicas, una edad avanzada y algunas de las dolencias mencionadas anteriormente.

La insuficiencia renal afecta al estado de nuestros huesos y la sangre, provocando ciertos trastornos

En cuanto a sus síntomas, destacan una mayor necesidad de ir al baño, retención de líquidos, somnolencia, problemas digestivos, dificultad para respirar o la aparición de bolsas en los ojos. Aunque en las primeras etapas de la enfermedad no suele aparecer ningún signo, la insuficiencia renal crónica puede provocar también malestar general y sabor metálico en la boca. Bajo esta premisa, ¿cómo podemos enfrentarnos a ella a través de la alimentación?

La alimentación: ¿nuestro mejor aliado?

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Foto: iStock.

El tratamiento habitual contra la insuficiencia renal suele pasar por la ingesta de fármacos antihipertensivos, el control del nivel de azúcar en sangre y de colesterol, terapias contra la anemia y los trastornos del metabolismo óseo y mineral, y, en el peor de los casos, una diálisis o trasplante de riñón. Sin embargo, la alimentación también suele jugar un papel fundamental en la recuperación del paciente.

Según la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Corazón, “la alimentación en la enfermedad renal debe ir dirigida a conseguir varios objetivos: intentar que esta enfermedad avance lo más lenta posible, que las comidas que tomamos no aumenten mucho los niveles de algunos tóxicos en la sangre, que mantengamos un estado nutricional adecuado y, en general, mantenernos en las mejores condiciones posibles”. ¿Cómo? A través de los siguientes cambios:

  • Proteínas. Como bien es sabido, las proteínas se encargan de reparar y formar las células y los tejidos, además del buen funcionamiento del sistema inmunitario. Sin embargo, en este caso, se suele recomendar reducir su ingesta, ya que pueden perjudicar aún más los riñones. La dosis adecuada dependerá del estado de la enfermedad y debe ser un médico quien la determine. Los alimentos de origen animal son los que más proteínas tienen.
  • Potasio. También resulta fundamental controlar el consumo de alimentos ricos en potasio, muy presente en frutas, verduras y legumbres. ¿El motivo? Puede acumularse en la sangre y aumentar el riesgo de alteraciones en el corazón. Lo mejor es tenerlas antes en remojo y cocinarlas siempre que sea posible, sobre todo en el caso de las verduras y las legumbres.
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  • Fósforo. Al igual que el potasio, la presencia de fósforo en la alimentación debe ser reducida pues, a largo plazo, puede afectar a la salud de los huesos. Por lo tanto, los frutos secos, los refrescos y los productos integrales deben convertirse en bocados esporádicos dentro de la dieta.
  • Sodio y líquidos. Tal y como expone la Asociación de Ayuda al Enfermo Renal en uno de sus trabajos, “el sodio favorece la retención de líquidos que el riñón no puede eliminar”. Por ello, lo más aconsejable es no utilizar demasiada sal para cocinar -dando así más protagonismo a otras especias o hierbas aromáticas-. Esto incluye también la sal dietética, rica en potasio. Además, debemos beber agua en función de la cantidad de orina expulsada.
  • Calcio. Por el contrario, el calcio es un mineral indispensable en la dieta de cualquier paciente renal, siendo la forma más eficaz de proteger los huesos. La leche, el yogur o el queso fresco son los lácteos enteros que debemos incluir en nuestra alimentación.

En definitiva, la dieta para las personas con insuficiencia renal debe ser variada, equilibrada, adaptada a sus requisitos nutricionales y sumamente ordenada. Esto significa que se deben respetar las cinco comidas diarias y no picar entre horas, además de mantener controlada la sensación de hambre. Y, por último, debe cubrir las necesidades de energía del individuo, según su edad, peso y actividad física.

Tal y como explica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “los riñones sanos limpian la sangre eliminando el exceso de líquido, minerales y desechos. También producen hormonas que mantienen los huesos fuertes y la sangre sana. Pero si los riñones están lesionados, no funcionan correctamente. Pueden acumularse desechos peligrosos en el organismo. Puede elevarse la presión arterial. El cuerpo puede retener el exceso de líquidos y no producir suficientes glóbulos rojos. A esto se le llama insuficiencia renal”.

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