¿La carne roja sigue produciendo cáncer de colon como hace 30 años?
No existen macroestudios estadísticos sobre el efecto de este alimento sobre esta enfermedad desde los años 90, hasta ahora. Sus revelaciones son incluso peores de lo que creíamos
Ya viene de largo: la carne roja produce cáncer de colon. Todos hemos escuchado esto y, junto a su capacidad para aumentar nuestros niveles de colesterol, es una de las causas de que le tengamos tanto respeto a este producto animal. Lo curioso es que no existen estudios al respecto desde 1990. Sabemos que sí, las dietas que contenían cantidades elevadas de carnes rojas hace ya 30 años aumentaban la incidencia del cáncer de colon en la población, pero... ¿y ahora?
Esta es la pregunta que se han hecho los investigadores Kathryn E. Bradbury, Neil Murpy y Timothy J. Key, de la Universidad de Oxford y de la Agencia Internacional para la Investigación Contra el Cáncer (dependiente de la OMS). Los científicos usaron los datos de más de medio millón de ciudadanos británicos y sus resultados fueron preocupantes: incluso una ingesta moderada de jamón y de beicon se relacionó con una mayor probabilidad de desarrollar cáncer de colon.
"Comer carne roja o procesada cuatro veces por semana se asocia con un riesgo mayor de cáncer de colon"
Tenemos que tener en cuenta que, en España, consumimos también grandes cantidades de carnes rojas o procesadas. Tal vez no sea beicon, pero sí embutidos varios como el salchichón y el chorizo o nuestro maravilloso jamón ibérico. De igual manera, estamos sometidos al peligro que supone padecer esta dolencia que nos ocupa. Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, la incidencia esperada para este 2019 de cáncer de colon alcanzará en nuestro territorio los 44.937 nuevos casos, lo que lo convertirá en el más común.
La noticia surge de que la cantidad recomendada de ingesta máxima de carnes rojas o procesadas por las autoridades británicas (<90 g/dia) "se asoció con un mayor riesgo de desarrollar cancer colorrectal". Por poner los datos en perspectiva, uno de los coautores del estudio, el profesor Timothy Kay, de la Universidad de Oxford, explica que "nuestros resultados sugieren claramente que la gente que come carne roja o procesada cuatro o más veces por semana tiene un riesgo mucho mayor de desarrollar un cáncer en el intestino grueso que las personas que las consumen menos de dos veces por semana".
De hecho, la Organización Mundial de la Salud ya había clasificado las carnes procesadas como carcinógenas, pero a las carnes rojas 'solo' les había conferido el título de 'probablemente carcinogénicas'. Ahora, irremediablemente, surge la pregunta de si este producto cárnico debería pasar directamente a la clasificación superior en lo que a producir cáncer se refiere.
Pero no es solo eso. Al tener como sujeto de estudio un grupo de población tan gigantesco, los investigadores pudieron establecer otras correlaciones estadísticas en lo que al cáncer colorrectal se refiere. Por ejemplo, descubrieron que existía una relación, también, entre el consumo de alcohol y una mayor incidencia de cáncer de colon. A su vez, aquellas personas que tenían una mayor ingesta diaria de fibra alimentaria, tanto soluble como insoluble, aportada por granos integrales o por cereales de desayuno ricos en este nutriente, tenían una menor probabilidad de desarrollar la enfermedad.
La parte buena
Esto no se trata de la típica cruzada contra los productos de origen animal. Se estudió también la relación que muchos otros alimentos 'sospechosos' tenían con el cáncer de intestino grueso. Los investigadores descubrieron que ni el pollo, ni las frutas y otras verduras, el pescado, el té o el café tenían una asociación directa con el desarrollo de cánceres colorrectales. Esto, sin duda, es la mejor noticia que podemos sacar de este revelador estudio.
Ya viene de largo: la carne roja produce cáncer de colon. Todos hemos escuchado esto y, junto a su capacidad para aumentar nuestros niveles de colesterol, es una de las causas de que le tengamos tanto respeto a este producto animal. Lo curioso es que no existen estudios al respecto desde 1990. Sabemos que sí, las dietas que contenían cantidades elevadas de carnes rojas hace ya 30 años aumentaban la incidencia del cáncer de colon en la población, pero... ¿y ahora?