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Meningitis: síntomas, tratamiento y métodos de prevención
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LA PREVENCIÓN, EL MEJOR ARMA

Meningitis: síntomas, tratamiento y métodos de prevención

Las bacterias que provocan la aparición de la enfermedad pueden ser muy peligrosas, pues tienen la capacidad de progresar muy rápidamente. ¿Qué pasos debemos seguir si experimentamos sus síntomas?

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Para aquellos que todavía no lo sepan, la meningitis es la inflamación de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal, que reciben el nombre de meninges. Esta enfermedad, habitualmente infecciosa, “puede ser de origen vírico, que suele ser benigna y de consecuencias leves, o de origen bacteriano, que es la más peligrosa. Fundamentalmente hay 3 tipos de bacterias causantes de meningitis: la Haemophilus influenzae B (HiB), el neumococo y el meningococo con todos sus serogrupos (A, B, C, W, X e Y)”, explican desde la Asociación Española contra la Meningitis (AEM).

Tal y como acabamos de ver, la meningitis puede resultar muy peligrosa, ya que las bacterias que provocan su aparición tienen la capacidad de progresar y desarrollarse muy rápidamente. Además, su rango de actuación es muy amplio, pues cualquier persona puede contraerla. No obstante, existen algunos grupos de riesgo que están más expuestos a la enfermedad, como los niños menores de 5 años y los jóvenes de entre 15 y 25 años.

“La meningitis de origen bacteriano, la más peligrosa, puede resultar mortal; aunque el fallecimiento se produce únicamente en un reducido porcentaje de los afectados (aproximadamente el 10%)”, añaden desde la AEM. Sin olvidar todos los síntomas que le acompañan. ¿Cuáles son los más importantes?

La meningitis y su sintomatología

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Aunque en la mayoría de ocasiones la meningitis se origina por la presencia de microorganismos en las meninges, a veces dicha inflamación se produce por otras enfermedades -como las paperas, el VIH o los herpes- o incluso el consumo de fármacos, pero en menor medida. Además, son muchas las personas que padecen meningitis viral a lo largo de su vida y en ningún momento experimentan los síntomas relacionados. ¿Cuáles son?

Los primeros signos de la meningitis son muy similares a los que podemos sufrir con cualquier otra infección como, por ejemplo, dolor de cabeza, vómitos, pérdida de apetito, fiebre, irritabilidad, una respiración más agitada de lo normal, rigidez en el cuello o fotofobia, es decir, una intolerancia anormal a la luz. Afortunadamente, con el avance de la enfermedad, otros síntomas más característicos hacen acto de presencia, pudiendo así reconocer el estado del paciente y poner, cuanto antes, una solución. Estos son dolor muscular en las articulaciones, color anormal en la piel o palidez extrema, temblores y manos y pies fríos.

Dolor muscular, color anormal en la piel y temblores son algunos de los síntomas de la meningitis

Si en este punto todavía no hemos acudido a un profesional de la salud que diagnostique y trate el problema, es posible que experimentemos síntomas mucho más graves como episodios de confusión, espasmos, erupciones cutáneas, somnolencia o desvanecimientos, entre otras complicaciones.

Así, para concretar un diagnóstico, no solo hay que examinar a fondo la sintomatología citada, también se pueden recolectar muestras de sangre o de líquido cefalorraquídeo, que es el que se encuentra muy cerca de la médula espinal, para su análisis. “Es importante saber la causa específica de la meningitis porque esto ayuda a los médicos a comprender cómo tratar la enfermedad y, posiblemente, cuánto de grave puede llegar a ser. [...] Es importante que el tratamiento comience lo antes posible”, alertan desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Bajo esta premisa, ¿en qué consiste el tratamiento contra la meningitis?

Tratamiento y prevención de la meningitis

En términos generales, la meningitis suele tratarse con una terapia intensiva a base de antibióticos. Otros cuidados a los que podemos recurrir, siempre bajo prescripción médica, son la administración de líquidos por vía intravenosa o el consumo de medicamentos destinados a aliviar algunos de sus síntomas. Eso sí, como ya hemos visto, resulta fundamental comenzar el tratamiento cuanto antes, pues la enfermedad avanza a gran velocidad y debilita el sistema inmunológico y las defensas.

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Como ocurre con un gran número de afecciones, la meningitis también puede prevenirse, siendo una de las herramientas más eficaces para luchar contra ella. A día de hoy, la vacunación es la mejor opción, pues estimula la formación de defensas contra el germen meningococo C, uno de los máximos responsables. De hecho, es obligatoria y la Asociación Española de Pediatría recomienda ponérsela a los lactantes que ya hayan cumplido los dos meses de vida.

“También es importante mantener unos hábitos de higiene y de vida saludables que ayuden a nuestro sistema inmunitario. Evitar sustancias tóxicas como el tabaco, el alcohol y otras drogas es fundamental, pues debilitan nuestra protección natural ante los agentes externos”, aconseja la Asociación Española contra la Meningitis.

Dentro de estos factores de prevención que deben formar parte de nuestra rutina diaria, también encontramos un descanso adecuado, no entrar en contacto con personas que estén infectadas, lavarnos las manos cuidadosamente para evitar la propagación de los gérmenes, cubrirnos la boca al estornudar -pues se suele transmitir por la saliva- y añadir a nuestra dieta alimentos capaces de fortalecer y estimular las defensas, como los cereales integrales, el yogur, el ajo, la cebolla, las legumbres, los cítricos, el salmón o el atún. Es decir, ingredientes ricos en hierro, zinc, vitaminas B, C y D, y probióticos.

Para aquellos que todavía no lo sepan, la meningitis es la inflamación de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal, que reciben el nombre de meninges. Esta enfermedad, habitualmente infecciosa, “puede ser de origen vírico, que suele ser benigna y de consecuencias leves, o de origen bacteriano, que es la más peligrosa. Fundamentalmente hay 3 tipos de bacterias causantes de meningitis: la Haemophilus influenzae B (HiB), el neumococo y el meningococo con todos sus serogrupos (A, B, C, W, X e Y)”, explican desde la Asociación Española contra la Meningitis (AEM).

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