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Las infecciones están relacionadas con los desórdenes alimentarios en adolescentes
  1. Bienestar
y los fármacos para combatirlas

Las infecciones están relacionadas con los desórdenes alimentarios en adolescentes

Hablamos con la presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid para conocer hasta qué punto los trastornos de la infancia nos afectan en otro sentido en la adolescencia

Foto: Fármacos y bacterias. (iStock)
Fármacos y bacterias. (iStock)

Un estudio publicado recientemente en la revista científica 'JAMA Psychiatry' confirma que la exposición a infecciones en la infancia aumenta el riesgo de sufrir desórdenes alimentarios. En el trabajo, impulsado desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, se analizaron datos de más de 500.000 adolescentes danesas nacidas entre 1989 y 2006. 4.240 de ellas fueron diagnosticadas con un desorden alimentario. Los chicos fueron excluidos, ya que muy pocos fueron diagnosticados para poder hacer un trabajo con significación estadística.

Los datos más destacados fueron que las chicas que habían sido hospitalizadas por infección grave tuvieron mayor riesgo de anorexia en un 22%. El porcentaje aumentó al 35% en bulimia y al 39% para otros desórdenes alimentarios no específicos.

Cuantos más fármacos recibieron en la infancia, mayor riesgo de desarrollar un desorden alimentario

Otro aspecto relevante es que el tratamiento con fármacos como antibióticos o antivirales parece tener un efecto en las adolescentes: aquellas a las que se les recetó tres o más fármacos tuvieron un mayor riesgo de desarrollar un desorden alimentario que las que recibieron menos fármacos. El riesgo fue mayor en los tres primeros meses de hospitalización.

En opinión de los autores del trabajo, es preciso seguir investigando para confirmar si es o no causal esta relación entre desórdenes alimentarios e infecciones y tratamientos para infecciones. Otra línea de investigación de futuro es la investigación del papel de la inflamación asociada a la infección en este campo.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

La doctora Marina Díaz Marsá es presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid y directora médica de Sommos Desarrollo Personal. Y, como recalca, el grupo de investigación al que pertenece está estudiando también los trastornos inflamatorios en los trastornos de conducta alimentaria.

"No hay que olvidar la presión social, que hace que las vulnerabilidades se manifiesten", Dra. Díaz

“En psiquiatría, estamos estudiando sobre cómo los trastornos en la microbiota –nuestra flora intestinal– pueden predisponer a tener una vulnerabilidad biológica para estos trastornos”, añade la investigadora, que es directora médica de Blue Healthcare Mind.

Pero pide precaución, porque estas enfermedades son multifactoriales “y el punto de vista biológico puede ser una de las causas que contribuye a su aparición. Pero no hay que olvidar factores psicológicos, personales o los antecedentes traumáticos. Y la presión social en torno al cuerpo, que hace que muchas vulnerabilidades individuales se manifiesten en él”.

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Foto: iStock.

Un aspecto que dificulta la investigación es la realización de este tipo de estudios, con un gran número de pacientes. “Son proyectos de investigación muy caros, porque se estudian muchos pacientes y no se hacen pruebas de rutina, son pruebas muy específicas”, explica.

En cuanto al papel de fármacos como antibióticos y antivirales, Díaz Marsá opina que pueden predisponer a un desorden alimentario, junto a otros tan importantes como la crianza familiar, los antecedentes traumáticos, la personalidad de la persona que lo sufre. “En una enfermedad multifactorial, estos medicamentos pueden ser un factor. Pero no es el único”, concluye.

Un estudio publicado recientemente en la revista científica 'JAMA Psychiatry' confirma que la exposición a infecciones en la infancia aumenta el riesgo de sufrir desórdenes alimentarios. En el trabajo, impulsado desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, se analizaron datos de más de 500.000 adolescentes danesas nacidas entre 1989 y 2006. 4.240 de ellas fueron diagnosticadas con un desorden alimentario. Los chicos fueron excluidos, ya que muy pocos fueron diagnosticados para poder hacer un trabajo con significación estadística.

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