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¿Qué tipo de piel tienes? Estos son tus alimentos
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Contra el envejecimiento

¿Qué tipo de piel tienes? Estos son tus alimentos

Seca, grasa o mixta, cada una mejora con un tipo de dieta. Los expertos consultados por Alimente reconocen que la dermis es el órgano más grande del organismo y como al resto le influye la alimentación

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Dime qué comes y te diré cómo es tu piel. Nadie se opone ya a esta máxima, en duda durante décadas, cuando por ejemplo se pensó que muchas afecciones dermatológicas comunes no tenían relación con la dieta. Sin embargo, la investigación posterior “ha dejado claro que la alimentación sí puede influir en las enfermedades dermatológicas y en la salud general de la dermis".

Para muestra un botón. Durante años, los dermatólogos han negado una conexión entre el acné y la dieta, basándose parcialmente en investigaciones anteriores. En la década de 1960, varios grupos de investigación exploraron la relación entre el chocolate y el acné. El estudio más grande, que involucró a 65 pacientes y fue publicado en 'JAMA', comparó los efectos del consumo de chocolate con el placebo durante un período de cuatro semanas y no encontró diferencias en la gravedad de este problema. Sobre la base de dichos estudios, muchos concluyeron que la dieta no tenía impacto sobre este trastorno dermatológico. Sin embargo, los investigadores recientemente han reexaminado este estudio y han encontraron fallos metodológicos importantes.

"La dermis puede beneficiarse de los alimentos que tienen un efecto positivo en el corazón u otros órganos"

De hecho, “estudios más recientes han brindado un fuerte apoyo a la dieta como causa potencial del acné. La investigación ha confirmado el papel de los alimentos específicos, como los productos lácteos, así como los patrones dietéticos, incluida la dieta de alta carga glucémica típica de la dieta occidental”, documenta un trabajo publicado en 'The Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology'.

Como aclara a Alimente María Marcos, dermatóloga clínica y estética del Grupo de Dermatología Pedro Jaén, "a día de hoy ya sabemos que el azúcar y los lácteos son los dos únicos alimentos que sí que tienen peso científico al demostrar que pueden provocar acné. El azúcar (o cualquier alimento que aumente el índice glucémico rápidamente) y los lácteos, sobre todos los desnatados porque al quitarle la grasa a la leche estás 'robando' los estrógenos, por lo que se va a producir un desequilibrio en el cual van a predominar los andrógenos, que son los responsables de que pueda aumentar el riego de acné".

La Academia Americana de Dermatología reconoce: “El viejo dicho ‘Eres lo que comes’ no solo se aplica a nuestra salud y nutrición en general, sino también a cómo se ve y se siente nuestra piel".

Es el "órgano más grande que tenemos y, por supuesto, le influye la alimentación que llevamos. Esta tiene que ser sana, equilibrada y variada y a poder ser rica en frutas, verduras y antioxidantes", insiste la doctora Marcos

De la misma opinión se muestra la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV): “Cómo comamos y cuáles son nuestros hábitos alimenticios influyen claramente en nuestra piel. Una alimentación adecuada es la base de la salud y es que, según se ha comprobado, los desequilibrios nutricionales se manifiestan también en pequeñas alteraciones de la piel y del cabello”.

Por todo ello, si tienes la piel normal, grasa o mixta o quieres proteger tu piel de los daños que causan los rayos solares apoyándote en este pilar fundamental, la alimentación, deberías seguir leyendo este artículo.

Noelia Suárez, de Nutritienda, reconoce que "existen distintos tipos de dermis y es por eso que una cada una necesita diferentes cuidados. Además de los cosméticos, es muy importante mimarla y más aún hidratarla desde dentro y con ciertas pautas alimenticias”.

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Piel seca

Se cuartea y llega a perder luminosidad. Para ayudar a reparar la piel, lo ideal es incluir en alimentos ricos en antioxidantes como la vitamina A y la C. "Son importantes los alimentos enriquecidos en ácidos grasos esenciales, como el pescado azul o los frutos secos", insiste la doctora Marcos. Además, los que contienen buenas dosis de betacaroteno resultan recomendables para restaurar esas zonas dañadas. En este grupo entran los vegetales de hoja verde (espinacas) y frutas y verduras de colores anaranjados y amarillos: albaricoques, pimientos amarillos y rojos, zanahorias y calabazas.

También los productos ricos en vitamina B2, que ayudan a dar brillo a la piel. Aquí se incluyen aquellos de origen animal como carnes y los que contienen vitamina A como los huevos. Y no olvidemos los ricos en zinc: reparan daños como la descamación, la picazón y promueven la suavidad de la dermis. Lo encontramos en germen de trigo y, por ejemplo, en las sardinas.

Piel grasa

Este tipo de dermis normalmente presenta un exceso de sebo que provoca la obstrucción de los poros, dando lugar a imperfecciones como granitos, puntos negros y brillos. Los alimentos que la mejoran son las frutas: las fresas, porque producen un efecto antiinflamatorio y evitan la inflamación que daría lugar a una sobreproducción de sebo; la piña, que gracias a su contenido de bromelina ayuda a la degradación de las proteínas y favorece la absorción intestinal evitando excesos de toxinas y lípidos (justo lo que intentamos eliminar a través de la piel), y el limón, que remueve las células muertas gracias a su contenido en ácido alfa hidroxi.

A este tipo de pieles, les favorece el consumo de alimentos con elevado poder diurético como las alcachofas o el pepino, que también tiene un efecto calmante y refrescante para la piel. Por el contrario, como puntualiza la doctora del Grupo de Dermatología Pedro Jaén, "hay que evitar un exceso de grasa, azúcares refinados (que al final se van a convertir en grasa), bollería, carnes muy grasas…".

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Contra el envejecimiento del sol

Los antioxidantes pueden descomponer los radicales libres, neutralizarlos o regular los genes que codifican las enzimas neutralizantes. Se ha demostrado que los antioxidantes reducen el daño epidérmico asociado a los rayos UVB y protegen contra la apoptosis inducida por los rayos UVB. También aumentan la expresión de los genes asociados con el ADN replicación y reparación, tay como documenta un estudio publicado en 'Radiation Environmental Biophysics'.

Si bien los trabajos iniciales se centraron en nutrientes bien conocidos, como las vitaminas C y E, el betacaroteno y el selenio, los ensayos han apoyado los efectos de otros fitonutrientes (compuestos que se encuentran en los alimentos derivados de plantas), como la curcumina, el licopeno y la genisteína (un fitoestrógeno de la soja).

Otras investigaciones han encontrado que los compuestos como el extracto de semilla de uva, el resveratrol (de la uva) y el ácido elágico (que se encuentra en los alimentos como las frambuesas, fresas o arándanos negros) son potentes eliminadores de radicales superóxido y estos compuestos son capaces de proteger las células del daño del ADN. En estudios con animales, se ha demostrado que los polifenoles protegen la piel de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta, incluida la reducción de la inflamación de la piel, el estrés oxidativo y el daño al ADN, como detalla la revisión del 'The Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology'.

Otros estudios han encontrado que la ingestión de betacaroteno y licopeno, alto en zanahorias y tomates, es capaz de defenderse contra el daño mediado por la radicación solar.

"En verano hay que tomar más alimentos que lleven antioxidantes y completen la protección que nos aplicamos de forma tópica con las cremas solares. Esto se aplica tanto a la piel como a la retina, por ejemplo, para evitar la degeneración macular", apostilla la experta que recomienda para una piel luminosa "agua, por supuesto. Además, aquellos alimentos que tengan muchas vitaminas y antioxidantes como pueden ser los zumos. Frutas y verduras frescas, sin cocinar".

Dime qué comes y te diré cómo es tu piel. Nadie se opone ya a esta máxima, en duda durante décadas, cuando por ejemplo se pensó que muchas afecciones dermatológicas comunes no tenían relación con la dieta. Sin embargo, la investigación posterior “ha dejado claro que la alimentación sí puede influir en las enfermedades dermatológicas y en la salud general de la dermis".

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