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Los cambios que debes hacer en tu vida para prevenir la demencia
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Los cambios que debes hacer en tu vida para prevenir la demencia

Los hábitos diarios pueden hacer mucho por la pérdida de tus habilidades cognitivas, incluso si la herencia genética actúa en tu contra. Así lo indica la evidencia científica que acaba de conocerse

Foto: Alimentos para el cerebro. (iStock)
Alimentos para el cerebro. (iStock)

"La alimentación no es la respuesta a todo, pero sí a muchísimas cosas". La cita es de Jane Clarke, chef y nutricionista, que hace unos años centró su mirada en la demencia y en lo que la dieta podría hacer para mejorar sus síntomas, a raíz de que su padre empezara a sufrir dicha enfermedad.

Ahora un nuevo estudio incide en este asunto, en cómo el estilo de vida influye de forma notable en el riesgo de sufrir este trastorno asociado a la edad. Lo ha llevado a cabo un equipo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exteter, con la colaboración de diversos centros universitarios especializados en Salud tanto de Reino Unido como de Alemania, Australia y Estados Unidos, y acaba de presentarse en la Conferencia Internacional de la Alzheimer´s Association, en Los Ángeles.

"Con hábitos de vida apropiados se puede reducir el riesgo de demencia, aunque haya herencia genética"


Este trabajo, publicado en 'JAMA', revela que llevar un estilo de vida saludable se asocia a un menor riesgo de sufrir demencia, incluso en las personas con un alta probabilidad de sufrirla por motivos genéticos.

El doctor David Llewellyn, uno de los autores, asegura que "esta investigación ofrece un mensaje importante que termina con una visión fatalista de la demencia. Muchas personas creen que es inevitable que desarrollen demencia debido a su carga genética. Sin embargo, si esas personas llevan un estilo de vida apropiado, se pueden reducir sustancialmente las probabilidades de que la padezcan".

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Para llegar a esta afirmación tan alentadora, los científicos realizaron un estudio de cohorte retrospectivo que incluyó a casi 200.000 adultos de ascendencia europea con una edad de 60 años en adelante y sin deterioro cognitivo alguno al comienzo del trabajo. Estos participantes se unieron al programa Biobank entre 2006 y 2010 y se les hizo un seguimiento hasta 2017. Se dividieron en grupos entre los que tenían alto, intermedio y bajo riesgo de demencia por causas genéticas. Se analizó si su estilo de vida era poco, regular o muy saludable, de acuerdo a numerosos factores y señalaron como los hábitos más favorables los siguientes: no fumar, practicar actividad física con regularidad, beber alcohol de forma ocasional y llevar una dieta sana.

La dieta perfecta

Ya había evidencia científica de que las personas que seguían estas rutinas saludables tenían menos riesgo de demencia (el equipo de Neurología de la Universidad Médica china de Nanjing realizó en 2015 un metaanálisis centrado en la dieta que publicó 'Molecular Neurobiology'; y científicos de la Universidad de Queensland, en Australia, hicieron lo propio confirmando en un trabajo publicado en 'BMC Public Health' las bondades del ejercicio físico para prevenir esta enfermedad); pero como señala la doctora Elzbieta Kuzma, una de las autoras del nuevo estudio, "esta es la primera vez que se analiza en qué medida llevar un estilo de vida sano puede compensar el riesgo genético de demencia. Nuestros hallazgos son emocionantes, ya que demuestran que podemos tomar medidas preventivas, al quedar clara la asociación estudiada, independientemente de la carga genética".

Sí a las dietas altas en fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes y grasas insaturadas

Estos expertos indican que nuestros hábitos pueden influir sobre el riesgo de padecer esta afección mediante mecanismos cardiovasculares y cerebrovasculares, entrando en juego efectos antitrombóticos y antiinflamatorios, así como un aumento del flujo sanguíneo en el cerebro. Pero, concretamente, ¿cómo debemos alimentarnos correctamente? ¿Qué se entiende en concreto por dieta saludable?

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Foto: iStock.

Los autores del estudio remiten a una extensa revisión de trabajos realizados al respecto en la Escuela de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Tufts (en Estados Unidos) que publicó 'Circulation' en 2016. Esta indica que existe evidencia de los beneficios de los patrones dietéticos que tienen estas características:

  • Gran aporte de alimentos mínimamente procesados, como frutas, verduras (excluyendo las patatas), semillas, legumbres, cereales de granos enteros (integrales), pescados y mariscos, yogur y aceites vegetales.
  • Poca cantidad de carnes rojas y procesadas, así como de alimentos ricos en harinas refinadas, almidón y azúcares añadidos.

Las dietas que siguen estas pautas son altas en fibra, vitaminas, anitoxidantes, minerales y grasas insaturadas, así como bajas en azúcar, sal y grasas trans.

La especialista con la que empezábamos este artículo, Jane Clarke, en su blog 'Nourish', ofrece una selección de recetas variadas (y ricas) pensadas especialmente para las personas que sufren demencia. Entre los desayunos que recomienda está la ensalada de mango, arándanos y menta, o las manzanas asadas. En cuanto a las sopas, recomienda la de tomate y albahaca; como principales, el risotto con guisantes y espárragos verdes o el tajín de verduras; y de postre, gelatina de granada o yogur natural con fresas.

"La alimentación no es la respuesta a todo, pero sí a muchísimas cosas". La cita es de Jane Clarke, chef y nutricionista, que hace unos años centró su mirada en la demencia y en lo que la dieta podría hacer para mejorar sus síntomas, a raíz de que su padre empezara a sufrir dicha enfermedad.

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