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La grasa que debes vigilar si quieres mantener tu corazón sano
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La grasa que debes vigilar si quieres mantener tu corazón sano

Una investigación revela que la medida del perímetro abdominal importa más que el índice de masa corporal a la hora de conocer el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares

Foto: Objetivo: corazón fuerte y sano. (iStock)
Objetivo: corazón fuerte y sano. (iStock)

Las enfermedades cardiovasculares encabezan desde hace años la lista de las principales causas de muerte en los países occidentales, el nuestro incluido. Se hace preciso, por tanto, poner el foco sobre ellas y tratar de prevenirlas en la mayor medida posible.

Y lo cierto es que hay bastantes formas de conseguirlo. Si bien tienen algunos factores de riesgo sobre los que poco o nada se puede hacer (la edad avanzada, principalmente), sobre otros (hipertensión, sedentarismo, dislipemia, obesidad...) sí podemos actuar, especialmente llevando una alimentación saludable y practicando ejercicio físico con regularidad. En este último aspecto, la Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos de entre 18 y 65 años practiquen al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana o, si es intensa, realizarla durante al menos 75 minutos semanales.

Más allá del sobrepeso, al corazón le importa dónde se aloja la grasa corporal

En cuanto a la alimentación, es fundamental vigilar el exceso de peso, ya que este supone un factor de riesgo clarísimo para sufrir trastornos cardiacos. Existen más estudios sobre el tema en hombres, ellos padecen en mayor medida este tipo de problemas, pero se sabe que a partir de la menopausia la protección de los estrógenos desaparece con la caída de los niveles de esta hormona, por lo que en esa etapa aumenta la incidencia de enfermedades cardiacas también en las mujeres.

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Foto: iStock.

Un nuevo estudio sobre este tema se centra en ellas. Lo han llevado a cabo equipos de distintos departamentos de Medicina de tres universidades de Corea del Sur y acaba de publicarse en 'Menopause', la revista de la Sociedad Norteamericana de la Menopausia (NAMS en sus siglas en inglés). Su conclusión es que, más allá del sobrepeso, importa dónde esté alojada la grasa corporal. Y que el peligro de sufrir una obstrucción coronaria y, por tanto, una cardiopatía isquémica aparece cuando la grasa se acumula en el abdomen.

Como indica la doctora Stephanie Faubion, directora médica de NAMS, "los resultados de este trabajo están en consonancia con lo que conocemos sobre los efectos perjudiciales de la obesidad. No toda la grasa es igual y la obesidad central es particularmente peligrosa, porque está directamente asociada con el riesgo de enfermedad cardíaca, la principal causa de muerte en mujeres. Identificar a las que tienen un exceso de grasa abdominal (aunque su índice de masa corporal sea normal) será importante para poder implementar intervenciones tempranas en el estilo de vida".

Limitaciones del índice de masa corporal

La doctora introduce un componente relevante: el índice de masa corporal (IMC). Esta medida comúnmente ha sido la utilizada para medir la obesidad pero, como revela este trabajo (y otros que están saliendo actualmente a la luz), puede no ser la más indicada o, al menos, quedarse corta. El IMC no distingue el origen del peso, por lo que un deportista con una gran masa muscular y poca grasa puede presentar obesidad según este parámetro, estando en realidad perfectamente saludable.

Así, los expertos coreanos de este estudio afirman que la obesidad medida con el IMC es menos relevante que el dato del perímetro abdominal, claro indicador de riesgo cardiovascular.

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Foto: iStock.

Para llegar a esta conclusión, contaron con 659 mujeres posmenopáusicas (de 55 años en adelante). Tuvieron en cuenta su salud coronaria, la obesidad general según los parámetros del IMC (esto es, una medida de 25 en adelante) y la obesidad central, indicada cuando la medida de la circunferencia abdominal era mayor a 85 cm. Sus hallazgos fueron estos: el 47% de las participantes tuvieron algún episodio de insuficiencia cardiaca; y mientras que la incidencia de la obesidad central no supuso una diferencia entre las que padecieron estos problemas coronarios y las que no, sí comprobaron que la prevalencia de estos fallos arteriales sí eran significativamente mayor en aquellas que tenían obesidad central, esto es, exceso de grasa acumulada en el abdomen.

Sí a las frutas, verduras y legumbres y al aceite de oliva para proteger nuestra salud cardiovascular

¿Qué perímetro abdominal debemos perseguir? La Fundación Española del Corazón admite un margen algo mayor que los científicos del estudio coreano y señalan como medida aceptable los 88 centímetros en mujeres y 102 para los hombres. Además, junto a la Sociedad Española de Cardiología, propone un 'plato saludable', que nos da las pistas para alimentarnos cuidando de nuestro órgano más preciado de la forma adecuada. Casi la mitad del plato contiene frutas de temporada, verduras y hortalizas. Casi una cuarta parte, cereales integrales (sin azúcar). El resto lo componen, de mayor a menor presencia: legumbres, huevos, pescados y carnes blancas, seguidos de lácteos (yogur, leche, cuajada y queso fresco), aceite de oliva (preferiblemente virgen extra) y frutos secos sin sal, especias y hierbas.

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Dieta sana, ejercicio físico, mínimo estrés y descanso óptimo son el cóctel perfecto para evitar en la medida de lo posible sustos cardiacos. Además, una revisión de los trabajos publicados en los últimos años sobre las enfermedades cardiovasculares en mujeres, realizado por expertos de la Clinica Mayo, la Escuela de Medicina de Harvard y el Instituto del Corazón Cedars-Sinai de Los Ángeles, señala la necesidad de tener en cuenta y de investigar más en profundidad los factores de riesgo específicos de las mujeres (entre ellos, la diabetes gestacional, la hipertensión en el embarazo o la transición de la menopausia).

Según indican sus autores, tradicionalmente, durante décadas, los estudios sobre enfermedades cardiovasculares han puesto el foco principalmente en los hombres, no considerando suficientemente las diferencias entre ellos y ellas desde una perspectiva etiológica, diagnóstica y terapéutica.

Las enfermedades cardiovasculares encabezan desde hace años la lista de las principales causas de muerte en los países occidentales, el nuestro incluido. Se hace preciso, por tanto, poner el foco sobre ellas y tratar de prevenirlas en la mayor medida posible.

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