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Infecciones víricas: algunas pueden tener secuelas de por vida
  1. Bienestar
La celiaquía es cada vez más común

Infecciones víricas: algunas pueden tener secuelas de por vida

Nuestro cuerpo no para de sorprendernos, esta vez por malas razones. Al parecer, determinados microorganismos pueden 'traumatizar' a nuestro organismo y hacerlo para siempre

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Existen correlaciones entre enfermedades que desafían lo que creíamos saber. En medicina, no todo es tan simple como 'A provoca B', sino que puede tratarse (y se trata en muchos casos) de un 'A provoca algo que no sabemos y luego otra cosa que tampoco sabemos, que finalmente desemboca en B'. El mundo científico se aferra (y por buenas razones, porque si no, no sería ciencia) a la máxima 'La correlación no implica causalidad'. Dicho de otro modo, aunque un estudio vincule dos factores entre sí, si uno está causado por el otro o viceversa, o ambos están provocados por un tercer factor, o si es simple casualidad, no está claro hasta que no se establecen y explican los mecanismos por los que esto tiene lugar. Si queremos poner un ejemplo práctico (que existe, dado que la gente en internet se ve que tiene mucho tiempo libre), utilizaremos la correlación directa entre la tasa de divorcio en el estado estadounidense de Maine y la cantidad total de margarina consumida en Estados Unidos, que son idénticas. Establecer una relación de causalidad aquí sería más que peligroso. Si esto mismo se aplica a estudios científicos, podremos obtener conclusiones erróneas, o lo que es lo mismo, falsa ciencia.

Esto se evita realizando los trabajos científicos con muchos sujetos de estudio. No podemos fiarnos de los resultados que hemos obtenido de cuatro personas, pero sí de 200, o mejor aún, de 2.000. Es por esto que el estudio del que hablamos hoy, publicado por los investigadores Christian R. Kahrs, German Tapia, Lars C. Stene, Knut E. A. Lundin y el resto de su equipo del Østfold Hospital Trust, la Universidad de Oslo, el Hospital Universitario de Oslo y el Instituto de Salud Público de Oslo, todos en Noruega, es tan relevante.

"Una mayor prevalencia de infecciones por enterovirus está asociada a la celiaquía"

Entre los años 2001 y 2007, los científicos siguieron (muy de cerca) a 220 niños noruegos que tenían los genes HLA DQ2 y DQ8. Necesitaban que fuesen portadores de estos fragmentos de código genético porque la inmensa mayor parte de las personas que sufren enfermedad celiaca son portadoras de al menos uno de ellos. Curiosamente, aunque los objetivos de su estudio no estaban relacionados con esto, también son genes muy comunes en aquellas personas que padecen diabetes tipo 2.

Tras haber seleccionado el grupo de estudio, los investigadores empezaron a recolectar muestras, tanto de sangre como de heces, para detectar los virus que tenían (o los anticuerpos, lo que demostraría su exposición anterior a estos microorganismos). Siguieron estudiando el desarrollo de esos 220 niños hasta el año 2016. De ellos, a 25 se les diagnosticó enfermedad celiaca a lo largo de los años. Los investigadores descubrieron que los niños que habían padecido infecciones por enterovirus antes de padecer enfermedad celiaca eran mucho más susceptibles de desarrollarla (la celiaquía) en los años posteriores.

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Para asegurarse, como explicábamos al inicio del artículo, de que existía una relación de causalidad, excluyeron los casos en los que los pacientes habían sufrido la infección por enterovirus antes de haberlos introducido al gluten. Solo aceptaron casos en los que la consecución de los hechos fuera: niño sano, introducción al gluten con total normalidad, infección por enterovirus, aparición de la enfermedad celiaca. Esto les permitía establecer como detonante (aunque las causas siguen sin estar demasiado claras) la infección por el citado microorganismo.

Los propios investigadores explican la relevancia de sus hallazgos: "Descubrimos que una mayor prevalencia de infecciones por enterovirus está asociada a la enfermedad celiaca". Pero (como son buenos científicos) aclaran: "Es un estudio limitado. Hacen falta otros que ayuden a establecer conclusiones con respecto a la causalidad".

Existen correlaciones entre enfermedades que desafían lo que creíamos saber. En medicina, no todo es tan simple como 'A provoca B', sino que puede tratarse (y se trata en muchos casos) de un 'A provoca algo que no sabemos y luego otra cosa que tampoco sabemos, que finalmente desemboca en B'. El mundo científico se aferra (y por buenas razones, porque si no, no sería ciencia) a la máxima 'La correlación no implica causalidad'. Dicho de otro modo, aunque un estudio vincule dos factores entre sí, si uno está causado por el otro o viceversa, o ambos están provocados por un tercer factor, o si es simple casualidad, no está claro hasta que no se establecen y explican los mecanismos por los que esto tiene lugar. Si queremos poner un ejemplo práctico (que existe, dado que la gente en internet se ve que tiene mucho tiempo libre), utilizaremos la correlación directa entre la tasa de divorcio en el estado estadounidense de Maine y la cantidad total de margarina consumida en Estados Unidos, que son idénticas. Establecer una relación de causalidad aquí sería más que peligroso. Si esto mismo se aplica a estudios científicos, podremos obtener conclusiones erróneas, o lo que es lo mismo, falsa ciencia.

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