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‘Health food junkies’ o la obsesión enfermiza por comer sano
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TRASTORNOS DE LA ALIMENTACION

‘Health food junkies’ o la obsesión enfermiza por comer sano

Se acaba de llevar a cabo la primera revisión exhaustiva de los factores de riesgo psicosociales de la ortorexia, lo que abre el camino al personal sanitario para su identificación precoz

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Nadie duda de los beneficios de llevar una vida sana cimentada en hábitos alimenticios saludables. Pero, en ocasiones, la obsesión enfermiza por una dieta impoluta, basada en alimentos bio u órganicos, en producto libres de aditivos, puede convertirse en una enfermedad. Se llama ortorexia. Definida en 1997 por Steven Bratman, su término procede del griego ('ortho', justo, recto, y 'orexia', apetencia), lo que vendría a significar 'apetito correcto'.

Sin embargo, en realidad hace referencia a la fijación con la alimentación saludable, la obsesión por adherirse a menús escrupulosamente perfectos, lo que termina por convertirse en una compulsión paralizante, que se empieza a describir como la enfermedad que se disfraza de virtud.

A pesar de que hay pocos estudios sobre este trastorno de la alimentación de nueva aparición, que se diferencia de otros más conocidos como la anorexia y la bulimia en que no persigue adelgazar, lo cierto es que ya afecta al 28% de la población de países desarrollados, según la OMS. Pero llegan buenas noticias. Se acaba de llevar a cabo la primera revisión exhaustiva de los factores de riesgo psicosociales de la enfermedad, lo que abre el camino al personal sanitario para su identificación precoz.

Según la OMS, la ortorexia afecta al 28% de la población de países desarrollados

Conocidos también como 'health food junkies' (drogadictos de la comida sana), los afectados se ven obligados a seguir una dieta que excluye la carne, las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y las sustancias artificiales que pueden dañar el organismo. Por todo ello, la ortorexia puede acarrear carencias nutricionales y desencadenar una enfermedad psiquiátrica grave.

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Foto: iStock.

El nuevo trabajo, realizado por científicos de la Universidad de York (Reino Unido) y dirigido por Jennifer Mills, ha sido publicado en 'Appetite'. Al parecer, las personas con antecedentes de trastornos alimentarios, rasgos obsesivo-compulsivos, perfeccionistas, seguidores de dietas, con mala imagen corporal y deseo de adelgazar son más propensas a desarrollar una obsesión patológica con una alimentación saludable o consumir solo alimentos 'puros'.

Confirma esta teoría a Alimente el doctor Marcos González Iglesias, psiquiatra de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital Gregorio Marañón de Madrid: "Se ha relacionado con algunos rasgos de personalidad característicos, como la tendencia al perfeccionismo, la autoexigencia, la rigidez y la necesidad de control en diferentes aspectos de la vida. En estos pacientes, estos rasgos se proyectan sobre la alimentación y la comida, proporcionando un sentimiento de satisfacción inmediata cuando se cumple con la estricta planificación de la dieta que se imponen y que ocupa un lugar central en sus vidas".

Muchos de estos rasgos "son comunes con muchos pacientes afectados de anorexia nerviosa, aunque en este caso, la preocupación se centra en la calidad o propiedades saludables de los alimentos, más que en la repercusión de estos sobre el peso o el aspecto corporal", agrega.

Se supone también que están involucrados "otros factores biológicos poco estudiados, así como aspectos culturales que influyen en el desarrollo del trastorno. El marketing centrado en las propiedades saludables de determinados productos comerciales y las informaciones poco rigurosas acerca de los supuestos efectos perjudiciales o beneficiosos de algunos alimentos sobre la salud son una fuente de creencias sobrevaloradas acerca de aspectos nutricionales en la población, que pueden promover el desarrollo de este problema en algunas personas susceptibles. Teniendo en cuenta la mayor presencia de este tipo de informaciones, puede suponerse una mayor incidencia de estos trastornos", documenta.

La doctora Marina Díaz Marsá, jefa de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid y directora médica de Sommos Desarrollo Personal, reconoce que los criterios para el diagnóstico son: dedicar más de 3 horas al día a pensar en su dieta sana, preocuparse más por la calidad de los alimentos que del placer de consumirlos, disminución de la calidad de vida, sentimientos de culpa cuando no cumple con sus convicciones dietéticas, planificación excesiva de lo que comerá al día siguiente y aislamiento social provocado por su tipo de alimentación ya que no acuden a ningún sitio que no tenga el tipo de comida que se permiten.

En el nuevo estudio, los investigadores examinaron todos los ensayos publicados hasta el 31 de diciembre de 2018 en dos bases de datos (PsycINFO y MEDLINE / PubMed). Observaron los estudios que examinaron la relación entre la ortorexia y los factores de riesgo psicosociales que predisponen o hacen que un individuo sea vulnerable a la enfermedad. Luego, amalgamaron todos los hallazgos disponibles para cada factor de riesgo para determinar cuáles eran los que de forma más fiable se asociaban al trastorno.

"Es una entidad clínica reciente y aún no está incluida en las clasificaciones diagnósticas internacionales"

"La ortorexia es una entidad clínica de descripción relativamente reciente y que todavía no está incluida en las clasificaciones diagnósticas internacionales, debido a la falta de investigación y caracterización clínica de dicho trastorno". Alude, además, a que el "inicio de esta conducta está marcado por la simple búsqueda de alimentos sanos, como resultado de la información que ha recibido el individuo acerca de aspectos nutricionales".

Con el tiempo, esta persecución se convierte en obsesiva, "llegando a ocupar un lugar prioritario en la vida de la persona, ocasionando una limitación en sus actividades cotidianas (dedicar mucho tiempo y esfuerzo en comprar los alimentos considerados saludables…), las relaciones sociales (como las comidas fuera de casa con familia o amigos…) y la presencia de deficiencias nutricionales que ocasionan problemas de salud física", insiste el experto.

Defiende también que es "una entidad poco estudiada, pero se cree que no hay diferencias de sexo en la prevalencia del trastorno, que se ha estimado en un 0,5-1% de la población. Sí está claramente determinado por un estilo de vida propio de las sociedades desarrolladas, en base al elevado gasto económico que supone este tipo de alimentación. Cabe suponer que determinados colectivos, como los deportistas, pueden estar en más riesgo de padecerlo".

Sin embargo, el impacto a largo plazo de los nuevos hallazgos llevará a un mejor reconocimiento de la enfermedad entre los médicos, así como entre la sociedad. Así se podrá aprender que la llamada alimentación saludable puede, de hecho, ser poco saludable. Puede, incluso, conducir a la desnutrición, además de conllevar problemas de relación social y familiar", declararon los científicos británicos.

Comidas puras

Cuando la obsesión por una alimentación saludable, pura, se lleva al extremo, podemos estar ante “una señal de que la persona está luchando para controlar su salud mental", han declarado los investigadores.

Estudios anteriores han demostrado que, a diferencia de los individuos con anorexia nerviosa, que restringen las calorías para mantener un peso corporal muy bajo, las personas con 'adicción' a la comida sana tienen una fijación con la calidad de los alimentos consumidos y su preparación en lugar de con la cantidad de calorías. “Con el tiempo, invierten cantidades cada vez mayores de tiempo y esfuerzo comprando, planificando y preparando comidas puras y saludables, que eventualmente se convierten en una obsesión total, lo que interfiere con otras áreas de la vida y da como resultado final la pérdida de peso”, documentan.

Una de las razones principales para realizar este estudio fue “que la investigación actual sobre la enfermedad es limitada. A diferencia de otros trastornos de la alimentación, como la anorexia o la bulimia, la ortorexia no se reconoce en los manuales psiquiátricos para los médicos”, agregan.

"Me sorprendió que la gran mayoría de los ensayos en este campo fueran de calidad algo deficiente, lo que indica que los resultados deben interpretarse con cautela", dice Sarah McComb, coautora del estudio. "Realmente los datos proporcionan una llamada para lograr herramientas de medición más válidas de la ortorexia, de modo que se puedan sacar conclusiones más fiables sobre su verdadera prevalencia y qué factores psicosociales realmente ponen a una persona en riesgo de desarrollarla".

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Otros rasgos

Los investigadores hallaron que la literatura mostraba sistemáticamente que aquellos que tienen rasgos obsesivo-compulsivos, depresión y un trastorno alimentario anterior o están preocupados por su apariencia e imagen corporal tienen más probabilidades de estar en riesgo de padecerla. Otros hábitos alimenticios, como ser vegetariano o vegano, también son un factor de riesgo como el que poseen los lactovegetarianos. Asimismo, los que tenían un horario estricto de comidas o invertían mucho tiempo preparando el menú también corrían un mayor riesgo.

Los científicos británicos recuerdan que "hemos encontramos tasas iguales de hombres y mujeres que luchan con los síntomas de la ortorexia", dijo Mills. "Todavía pensamos que los trastornos alimentarios son un problema que afecta principalmente a las mujeres jóvenes. Debido a esa suposición, los síntomas y las consecuencias negativas del trastorno pueden volar bajo el radar y no ser detectados en consulta o tomados en serio", puntualizan. Los investigadores dicen que desarrollar una definición consistente de ortorexia facilitará el desarrollo de medidas fiables para lograr un mejor diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.

El tratamiento

La atención a estos pacientes "es similar a la que se lleva a cabo con otros trastornos de la conducta alimentaria, llevada a cabo por un equipo multidiciplinar experto en estos trastornos, que pueda combinar diferentes estrategias de tratamiento coordinadas, incluyendo una valoración médica y psiquiátrica y el empleo de técnicas de psicoterapia con el paciente y su entorno cercano, una educación nutricional apropiada y el empleo de algunos fármacos que pueden ayudar en la evolución del trastorno", recuerda el psiquiatra del Gregorio Marañón.

En este sentido, la doctora Díaz Marsá recuerda, además, que "hay que tratar los rasgos de personalidad que predisponen a padecer ortorexia (rasgos rígidos y obesivos ), la preocupación excesiva por la alimentación saludable que trae consecuencias negativas en la calidad de vida, así como los trastornos de ansiedad o depresión que limitan la vida de estas personas. En este sentido, se requiere una psicoterapia que aborde estos aspectos y en algunos casos se requerirá antidepresivos que regulen la obesividad, la ansiedad y la depresión asociados".

Nadie duda de los beneficios de llevar una vida sana cimentada en hábitos alimenticios saludables. Pero, en ocasiones, la obsesión enfermiza por una dieta impoluta, basada en alimentos bio u órganicos, en producto libres de aditivos, puede convertirse en una enfermedad. Se llama ortorexia. Definida en 1997 por Steven Bratman, su término procede del griego ('ortho', justo, recto, y 'orexia', apetencia), lo que vendría a significar 'apetito correcto'.

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