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El peligro de quitar la lactosa de la dieta sin ser intolerante
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Ausencia de diagnóstico

El peligro de quitar la lactosa de la dieta sin ser intolerante

Los especialistas en medicina digestiva advierten de que es un problema emergente, pero prescindir de este azúcar complejo por decisión propia favorece el déficit de otras moléculas fundamentales para el funcionamiento del organismo

Foto: Unsplash/@kimgordan
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A pesar de que el consumo de leche se ha visto afectado en los últimos años, hay un tipo que no para de crecer en ventas, y la causa es la etiqueta: Sin lactosa. Puede que la moda “sin” o “free” tenga algo que ver en este aumento del consumo. Como asegura el dietista-nutricionista y tecnólogo Alimentario, Aitor Sánchez, “no siempre está indicado ni es imprescindible seguir una dieta exenta de estos dos compuestos”.

Al retirar la lactosa se produce una deficiencia de la enzima que la digiere (lactasa) y esto puede ocasionar su mal funcionamiento

“Uno de los motivos que hay detrás de esta pauta es que la gente al seguir este tipo de dietas puede mejorar relativamente respecto al punto de partida. El error es asumir siempre que la mejoría es por dejar de tomar gluten cuando en muchas ocasiones se debe a una simple mejora del patrón alimentario: no es que te sentase mal el gluten, es que te ha venido muy bien dejar de consumir bollería, galletas y harinas refinadas”, explica Sánchez.

¿Para qué sirve la lactosa?

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“La lactosa es el azúcar de la leche. Se trata de un disacárido formado por una molécula de glucosa y otra de galactosa. Es muy importante diferenciar el grupo de edad ante el que estamos planteando el peligro de su eliminación. Por ejemplo, en el caso de los lactantes no se debe quitar a no ser que haya una clara intolerancia diagnosticada por el neonatólogo o pediatra. La leche de la madre también contiene esta proteína y, por ello, el bebé a priori puede digerirla. En el caso de edad escolar o adolescentes es cuando nos encontramos ante la posible intolerancia digestiva por un déficit de la lactasa, que será la enzima encargada de digerir la lactosa. Es en estos casos cuando se debe retirar todos los lácteos y fuentes de lactosa”, explica la farmacéutica, nutricionista y consejera en Dermoestética del Instituto IDEI, Marta Hermosín Peña.

Según la experta, “en una dieta equilibrada debe haber una correcta fuente de lácteos, porque estos aportan no solo azúcar, sino que son una fuente de vitaminas, minerales, grasa y de proteínas que, además, son de alto valor biológico”. Y añade: “Por todo esto su retirada en etapas de crecimiento supone un déficit de los macronutrientes y micronutrientes necesarios para el correcto desarrollo de tejidos, huesos, etc”.

La moda 'free'

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Fotos: iStock.

“Es cierto que en los últimos años muchas personas han decidido dejar de tomar lactosa sin ser intolerantes a la lactosa diagnosticados, pensando que estos productos son más digestivos o que son más buenos para su salud”, afirma a Alimente el presidente de la Asociación de intolerantes a la lactosa (ADILAC), Oriol Sans.

“Hemos de tener en cuenta que en este tipo de productos lo único que se hace es añadir lactasa (enzima) de forma artificial, para que desdoble la lactosa (disacárido) presente en sus dos azúcares simples glucosa y galactosa (monosacáridos) tal como haría de forma natural una persona -en su intestino- que no fuera intolerante a la lactosa”, explica Sans.

Qué nosotros conozcamos, añade, “consumir este tipo de productos sin lactosa no tendría ninguna repercusión o efecto en la salud de una persona que no sea intolerante, solo que en lugar de ingerir un disacárido (lactosa) ingiere dos monosacáridos (glucosa+galactosa) que evidentemente se asimilan más rápido por el organismo”.

Para el presidente de ADILAC, “no es necesario consumir productos sin lactosa si no es realmente intolerante a la lactosa. No estaría justificado y solo respondería a motivaciones personales inducidas por la moda, tendencias, publicidad”.

Por su parte, Hermosín asegura que “al retirar la lactosa se produce una deficiencia de la enzima que la digiere (lactasa) y esto puede suponer un empeoramiento posterior de la función de esta enzima en cuestión”.

Además, la farmacéutica y nutricionista avisa de que debemos tener en cuenta a la hora de retirar la lactosa “el déficit de galactosa que se va a generar en la persona”. Y explica: “Este monosacárido presenta la exclusividad de participar en multitud de funciones del organismo, desde tejido nervioso, células sanguíneas hasta en el sistema inmunológico y el envejecimiento”.

“Como todo en materia de alimentación, lo ideal es encontrar un término medio y un equilibrio. Se debe procurar en casos de querer retirar la lactosa es aportar otras fuentes de calcio como serían los quesos curados o yogur que debido a su fermentación se tolera mejor y además contribuye a aumentar la lactasa lo cual a largo plazo es una ayuda para la digestión de la lactosa. Y así evitamos renunciar a una fuente de calcio y de otros nutrientes fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo”, concluye.

A pesar de que el consumo de leche se ha visto afectado en los últimos años, hay un tipo que no para de crecer en ventas, y la causa es la etiqueta: Sin lactosa. Puede que la moda “sin” o “free” tenga algo que ver en este aumento del consumo. Como asegura el dietista-nutricionista y tecnólogo Alimentario, Aitor Sánchez, “no siempre está indicado ni es imprescindible seguir una dieta exenta de estos dos compuestos”.

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