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Cuarentena y astenia primaveral: qué comer para evitarla
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Las mujeres son más proclives

Cuarentena y astenia primaveral: qué comer para evitarla

Por primera vez en la historia van a coincidir estos dos factores, lo que nos puede poner en un aprieto, al menos a nuestro estado de ánimo. Pero la dieta puede contrarrestar los efectos de esta estación durante el Covid-19

Foto: El cansancio es un síntoma frecuente de la astenia primaveral. (iStock)
El cansancio es un síntoma frecuente de la astenia primaveral. (iStock)

La traducción al griego de la palabra 'astenia' sirve muy bien para definirla, pues significa 'sin fuerza', que es exactamente como se sienten las personas aquejadas por este problema. Conviene dejar claro que la astenia primaveral no es una enfermedad, sino más bien un periodo transitorio en el que nuestro organismo necesita habituarse a las variaciones estacionales. Una de ellas es el cambio de horario previsto para el último sábado del mes: días más largos, más actividad, cambios en la temperatura, la humedad… Para algunos esta transición transcurre sin pena ni gloria, sin que su cuerpo acuse síntoma alguno. En cambio, a otros se les hace cuesta arriba y necesitan un periodo de adaptación para que todo vuelva a su lugar paulatinamente.

¿Qué personas suelen padecer astenia?

Tal es su presencia en la sociedad actual que podemos incluso perfilar un tipo de persona más proclive a su desarrollo:

  • Personas de entre 20 y 50 años
  • Especialmente mujeres
  • Residentes en núcleos urbanos
  • Lugares donde abundan los inviernos largos
  • Los trabajadores por turnos

Más cansancio, somnolencia, cambios de humor, ansiedad, falta de apetito… Si os identificáis con alguno de estos síntomas llegado el cambio de estación, probablemente estemos ante un caso de astenia primaveral. La astenia suele durar unos 10 o 20 días. Pasado este tiempo, quizás convenga indagar en las causas por las cuales persiste ese estado de agotamiento. Aunque no necesitáis medicamentos para volver a estar al pie del cañón, sí que es cierto que determinados alimentos pueden ayudaros a sentiros mejor durante el proceso. ¿Cuáles deben formar parte de vuestra dieta?

Dátiles

Los dátiles proporcionan energía en abundancia, por eso no es raro que durante la época primaveral a más de uno se le antoje una buena ración de este fruto. Además, nos aportan una buena cantidad de hierro, magnesio, vitamina B3 y ácido fólico. Auténticas barritas energéticas 100% naturales que, eso sí, tienen como contrapunto las calorías. Por lo tanto, conviene moderar su consumo y no excederse pues, aunque nos hacen sentirnos pletóricos de energía, también son altamente adictivos.

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Foto: iStock.

Chocolate negro

El cacao favorece la concentración, mejora el estado de ánimo y estimula el sistema nervioso central, provocando una acción similar a la de la cafeína. Lo tiene todo para que recurramos a él en momentos de decaimiento. Además, estimula la hormona serotonina, responsable también de aliviar el estrés y la ansiedad. Eso sí, recordad que estas propiedades irán en aumento a medida que la concentración de cacao también se intensifique en la composición.

La piña, el aguacate y la ciruela

Ponemos estas frutas en el mismo apartado porque en ellas encontramos un denominador común: el triptófano. Este aminoácido interviene en procesos básicos como la síntesis de la serotonina, un neurotransmisor que ejerce una enorme influencia en funciones como el estado de ánimo, el estrés y el ciclo del sueño. Asimismo, el triptófano interviene en la producción de niacina, también conocida como vitamina B3, esencial para convertir los alimentos en energía y cuidar del sistema nervioso.

Yema de huevo

Es un alimento altamente proteico que nos ayuda a incorporar el selenio a nuestra dieta, un mineral antioxidante que previene el daño celular causado por los radicales libres, refuerza el sistema circulatorio, retrasa el envejecimiento y, por supuesto, mejora nuestro estado de ánimo. También nos proporciona dos aminoácidos esenciales como la colina y la luteína, indispensables para la memoria.

El plátano

Esta fruta es un elemento indispensable en la dieta de cualquier deportista, pues además de incluir triptófano en su composición, que funciona como antidepresivo natural y fuente de energía; disfruta de una combinación de nutrientes ideal para recuperarse de la actividad física: carotenos, vitaminas C y E, y potasio, entre otros.

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Foto: iStock.

Frutos secos

Los anacardos, las nueces, los pistachos y las avellanas son una herramienta de suma eficacia para superar la astenia primaveral. Todos ellos suponen un tentempié ideal repletos de vitaminas, aminoácidos y grasas saludables que nos aportan un plus de energía. Sin ir más lejos, los anacardos nos proporcionan minerales como el cobre, el magnesio, el hierro y el zinc, además de ácido fólico, que reducen el nivel de colesterol y triglicéridos, inducen al sueño y mantienen los huesos y los músculos en forma.

Vitamina C

La vitamina C es otro de los nutrientes indispensables en esta época del año, no solo porque combate los síntomas propios de la astenia primaveral, también porque interviene en la formación de los huesos, los dientes y el colágeno, que forma parte de la mayoría de estructuras corporales. La vitamina C está a nuestra disposición en infinidad de frutas: naranjas, kiwis, acerolas, mandarinas, fresas...

Obviamente, para recuperar la energía perdida no todo es cuestión de una alimentación adecuada, hay más aspectos que son clave para combatir y prevenir la astenia primaveral. Así, unos hábitos de vida saludables pueden hacer mucho al respecto como, por ejemplo, respetar las horas de sueño y realizar ejercicio físico moderado. Por supuesto, las cenas copiosas nunca han facilitado el descanso nocturno, tratad de evitarlas en la medida de lo posible. Tampoco es recomendable irse a dormir cuando nuestro estómago todavía está inmerso en la digestión, pues puede interferir en el sueño e impedir que este sea reparador.

La traducción al griego de la palabra 'astenia' sirve muy bien para definirla, pues significa 'sin fuerza', que es exactamente como se sienten las personas aquejadas por este problema. Conviene dejar claro que la astenia primaveral no es una enfermedad, sino más bien un periodo transitorio en el que nuestro organismo necesita habituarse a las variaciones estacionales. Una de ellas es el cambio de horario previsto para el último sábado del mes: días más largos, más actividad, cambios en la temperatura, la humedad… Para algunos esta transición transcurre sin pena ni gloria, sin que su cuerpo acuse síntoma alguno. En cambio, a otros se les hace cuesta arriba y necesitan un periodo de adaptación para que todo vuelva a su lugar paulatinamente.

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