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"Saber cuánta gente hay inmunizada es crucial para la desescalada del confinamiento"
  1. Bienestar
Entrevista África González y Alfredo Corell

"Saber cuánta gente hay inmunizada es crucial para la desescalada del confinamiento"

La presidenta de la Sociedad Española de Inmunología y el profesor de la Universidad de Valladolid hablan del pasaporte inmunológico y de los test fiables para el desconfinamiento y la vuelta a la 'nueva vida'

Foto: África González, presidenta de la SEI.
África González, presidenta de la SEI.

La pandemia de covid-19 ha dado protagonismo a otros médicos que no juegan en ‘la liga de las estrellas’ (a la que pertenecen especialistas cuyo trabajo es conocido y reconocido por la sociedad, como son los cardiólogos, cirujanos, etc). Son profesionales que, habitualmente, desarrollan su tarea casi a ‘puerta cerrada’, como intensivistas, epidemiólogos, microbiólogos o inmunólogos, que estos días han salido del anonimato para situarse en el centro del foco mediático. Sobre ellos recae buena parte del peso de las decisiones que tienen que ver con todo lo relacionado con el coronavirus.

La inmunología es una de esas especialidades y afecta a cuestiones tan relevantes como la utilidad de un pasaporte inmunológico para el desconfinamiento, la fiabilidad de los test y determinar si quienes ya han estado contagiados se hallan protegidos frente a una nueva infección. Además de estas inquietudes, estas semanas de confinamiento han sido un campo abonado para la propagación de bulos, muchos de ellos relacionados con superalimentos para prevenir la infección.

"Nunca este virus volverá a causar tanta mortalidad ni tantos daños sociales, económicos y emocionales como en esta primera ocasión”

África González y Alfredo Corell, presidenta y vocal de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) y profesores de las Universidades de Vigo y Valladolid, respectivamente, despejan las incógnitas y dejan un mensaje esperanzador: “Nunca este virus volverá a causar tanta mortalidad ni tantos daños económicos, sociales y emocionales como en esta primera ocasión”.

PREGUNTA. ¿Se debería hacer un pasaporte inmunológico para reducir riesgos de contagios durante la desescalada del confinamiento?

RESPUESTA. Esta estrategia se ha seguido en China, con códigos QR que geolocalizan a los individuos e informan de su salud inmunitaria frente al covid-19. Sin lugar a ninguna duda, saber cuánta población ha quedado inmunizada es un dato fundamental para abordar la desescalada del confinamiento y para controlar posibles brotes puntuales que, con total seguridad, se producirán cuando la tasa de contagio de esta pandemia esté disminuyendo.

Pero, además del dato individual, es muy necesario conocer la inmunidad del grupo (o de rebaño), el porcentaje de población que ha quedado inmunizada tras esta primera oleada de la pandemia [un dato que reflejará el estudio poblacional de seroprevalencia que comenzó ayer]. Con total seguridad este porcentaje aún será bajo. Para que nos entendamos, con la campaña de vacunación del sarampión se consigue una inmunidad de grupo del 95%. Con esta tasa, estamos seguros que de haber algún brote, va a estar muy controlado y no se va a diseminar. En el caso del coronavirus, que es menos infectivo que el virus del sarampión (una persona con covid-19 infecta a otras dos o tres; en el sarampión, un infectado puede contagiar a más de 10 personas), los epidemiólogos han estimado que una tasa de inmunidad de grupo buena para tener controlados los brotes podría ser del 70%. Y esto no se va a producir de modo natural ni en una ni en dos oleadas. El único modo de obtener una tasa tan buena de modo rápido será con vacunas eficaces.

placeholder Alfredo Corell, vocal de la SEI.
Alfredo Corell, vocal de la SEI.

P. La escasez de test, y algunos de baja fiabilidad diagnóstica, es uno de los asuntos que más preocupan. ¿Qué test son los que hay que hacer?

R. El más específico para detectar el material genético del virus es el de PCR (hay otras alternativas mucho menos extendidas aún), es muy sensible y cuando hay infección activa nos debe dar positivo. Alternativamente están los test que detectan anticuerpos y por lo tanto miden la respuesta inmunitaria (permitiéndonos en algún caso diferenciar entre infección aguda o infección pasada). Dentro de estos, los hay rápidos (15-20 minutos) y otros que son más sensibles y que requieren realizarse en el laboratorio de inmunología con mayor equipamiento.

Cada una de estas pruebas tiene una utilidad. Para el diagnóstico precoz (y confirmativo de que hay virus) es fundamental la PCR, puesto que los anticuerpos (en general) solo van a ser positivos a los 7 días después de la infección. El uso combinado de ambos es, sin lugar a ninguna duda, la mejor herramienta para monitorizar esta infección.

Para ayudar a discriminar entre los distintos test, la SEI elabora documentos actualizados según aparecen nuevos test en el mercado y la información está disponible en nuestra web.

P. La impresión que tienen los ciudadanos es que ha habido -o hay- un gran lío con estos análisis...

R. El lío de test, a nuestro criterio, se ha producido porque se están utilizando según el abastecimiento del mercado, no según las necesidades. No se ha podido hacer de otra manera.

Esta situación nos debería servir de reflexión sobre lo que hicimos en el pasado, para que no vuelva a pasar en el futuro. Nunca en la historia moderna de nuestro país ha existido una inversión suficiente en investigación, ni gran reconocimiento social del beneficio de tener buenos científicos. Pero más aún, durante la gran crisis de la última década, países como Alemania aumentaron su inversión en I+D. En este momento, Alemania (junto con China) son los países con mayor capacidad de fabricación de estos reactivos, nosotros tenemos muy poca. No debemos bajar la guardia y tenemos que apostar de modo permanente por la salud (sanidad e investigación) y educación de nuestra sociedad.

Mirando al futuro

P. Otra incógnita es la de si una vez superada la infección se adquiere inmunidad y si es duradera en el tiempo.

R. Sabemos que en el 80-85% de los casos el sistema inmunitario es capaz de responder adecuadamente a esta infección y los afectados son asintomáticos o presentan pocos síntomas (tos, fiebre, cansancio). Sin embargo, otras personas, sobre todo de edad avanzada y con patologías crónicas (hipertensión, diabetes, etc), pueden sufrir un cuadro grave con complicaciones letales en un 5% de casos.

Con respecto a la fortaleza y duración de la inmunidad es donde hay menos conocimiento, ya que solo llevamos 4 meses de pandemia. En los casos de anteriores coronavirus (SARS y MERS) se detectó inmunidad durante al menos un par de años. Podríamos esperar algo parecido, pero al tratarse de un virus nuevo, no estamos seguros.

Además, de momento se están detectando 'anticuerpos', unos misiles antivirales muy específicos. Pero esta no es la única consecuencia de la activación de nuestras defensas. Hay otras piezas fundamentales, que tendremos que estudiar con más calma y cuando hayan pasado algunas semanas más.

Las infecciones dejan memoria en nuestro organismo y tenemos que estudiar aún cómo de buena y de duradera es la memoria que ha dejado este virus, y esto lo empezaremos a conocer al estudiar a parte de este 85% de la población que superaron la infección.

placeholder Foto: Unsplash/@yassine_khalfalli.
Foto: Unsplash/@yassine_khalfalli.

P. ¿Habrá pronto una vacuna eficaz y con amplia capacidad inmunizadora frente a este coronavirus?

R. El desarrollo de vacunas frente a los agentes infecciosos tiene múltiples estrategias, empezando por las más clásicas que utilizan microbios vivos inactivados hasta las más modernas obtenidas por ingeniería genética. Luego están otras cuestiones como la vía de administración, que sean resistentes a la temperatura para que pueden llegar al último rincón del planeta y que tengan la máxima seguridad y eficacia. Todo este diseño no es fácil y requiere entre 4 y 5 años.

En las circunstancias actuales se están forzando los procesos, aligerando los trámites burocráticos e invirtiendo mucho más dinero del habitual en estos desarrollos. Hay más de 70 proyectos de vacunas frente al covid-19 (dos de ellos desarrolladas por los investigadores españoles Mariano Esteban y Luis Enjuanes) con diferentes aproximaciones y grandes alianzas entre empresas farmacéuticas para unir fuerzas. En estas condiciones, podríamos tener vacunas con una mínima eficacia en el periodo de un año. No parece probable que las tengamos a tiempo para el próximo invierno.

P. Entonces, ¿hay que temer a un nuevo azote de covid-19 sin tratamiento?

R. Lo que sí tendremos seguro es algo de inmunidad de grupo, conocimiento de diferentes fármacos para las diferentes fases de la enfermedad y el aprendizaje de las medidas higiénicas para minimizar los contagios. Nunca este virus volverá a causar tanta mortalidad ni tantos daños económicos, sociales y emocionales como en esta primera ocasión.

Modulando nuestra inmunidad

P. Ya hablando de inmunología en general, ¿una persona puede influir en su inmunidad con su estilo de vida?

R. Sí, claro que podemos y debemos cuidar de nuestro sistema inmunitario. Debemos huir de las recomendaciones 'milagrosas'. Por desgracia están produciéndose bulos permanentes sobre la salud y el covid-19.

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Foto: Unsplash/@volkanomez.

De modo general, para que nuestras defensas funcionen adecuadamente, tenemos que realizar ejercicio físico moderado (mejor que extenuante), procurar dormir 7 u 8 horas diarias, tener al día nuestras vacunas y reducir el estrés al mínimo. La exposición moderada y con filtros a la luz solar también es muy beneficiosa para nuestra inmunidad, y evitar el consumo de alcohol, tabaco y drogas. Todas estas cuestiones parecen muy obvias y convencionales, pero en la vida cotidiana se nos suelen olvidar.

P. Se habla mucho de inmunonutrición. ¿En qué medida la eficacia del sistema inmune depende de la nutrición?

R. La inmunonutrición en sentido estricto se refiere a la intervención mediante la dieta para potenciar la respuesta inmunitaria de una persona. Este término se acuñó referido a enfermos graves que no se pueden alimentar por sí mismos. Pero en adultos sanos no hay efectos probados consistentes con ningún suplemento nutricional.

El problema en población sana puede venir cuando hay una baja exposición a la luz solar (y no se produce la vitamina D por este camino) y además no se ingieren suficientes alimentos con aporte de esta vitamina. También hay un número creciente de dietas extremas que excluyen grupos de alimentos y, de rebote, pueden tener efectos perjudiciales sobre la salud de nuestras defensas.

Lo que sí está demostrado es que la suplementación con componentes concretos tiene efectos beneficiosos en algunas enfermedades inflamatorias, por poner un ejemplo. Nuestra recomendación es que, incluso en esta situación, no hay que tomar las decisiones por cuenta propia, sino buscar consejo profesional (médicos, enfermeras, farmacéuticos y dietistas-nutricionistas). Pero huyamos de los milagros y de los bulos sobre nutrición y salud.

P.¿Cuál es el mensaje de la SEI sobre alimentos con 'superpoderes' para el sistema inmune?

R. El concepto de superalimento es ya en sí un montaje de interés comercial. No hay ningún alimento que tenga superpoderes y sí hay muchísimos con efectos beneficiosos para nuestras defensas. Tener una dieta completa, con todos los grupos de nutrientes, es básico para la salud en general y para el sistema inmunitario en particular. Los individuos sanos y con dieta adecuada no necesitan ningún suplemento alimenticio.

La pandemia de covid-19 ha dado protagonismo a otros médicos que no juegan en ‘la liga de las estrellas’ (a la que pertenecen especialistas cuyo trabajo es conocido y reconocido por la sociedad, como son los cardiólogos, cirujanos, etc). Son profesionales que, habitualmente, desarrollan su tarea casi a ‘puerta cerrada’, como intensivistas, epidemiólogos, microbiólogos o inmunólogos, que estos días han salido del anonimato para situarse en el centro del foco mediático. Sobre ellos recae buena parte del peso de las decisiones que tienen que ver con todo lo relacionado con el coronavirus.

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