Cómo regular la microbiota para paliar la angustia y el miedo que causan la ansiedad
Un estudio confirma que los afectados por este trastorno de salud mental pueden ver disminuir los síntomas de su enfermedad mediante estrategias de alimentación y probióticos
En los últimos años, los hallazgos que relacionan la microbiota y la salud mental se han multiplicado gracias a que los científicos han decidido estudiarla en relación con su influencia en el eje intestino-cerebro. Es decir, el canal de comunicación bidireccional entre el tracto digestivo y el cerebro. No solo han establecido vínculos entre la composición de la microbiota intestinal y enfermedades como la depresión y la ansiedad, sino que también han desvelado el potencial del intestino para revelar nuevos enfoques en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos relacionados con el cerebro, tal y como documenta Gut Microbiota for Health
Ahora, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Jiao Tong de Shanghái, en China, acaban de publicar un estudio en el último número de la revista 'General Psychiatry' que desvela que las personas que sufren síntomas de ansiedad podrían tener beneficios con el uso de alimentos y suplementos probióticos y no probióticos.
Según la OMS, la ansiedad y la depresión serán la primera causa de baja laboral en nuestro país en 2020. La Clínica Mayo de EEUU reconoce que “sentir ansiedad de modo ocasional forma parte de la vida normal. Pero las personas con trastornos de esta enfermedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias”.
Los síntomas
Hasta un tercio de las personas tienen síntomas de ansiedad en algún momento de la vida y los signos más comunes de la enfermedad son, según la institución: sensación de nerviosismo, agitación o tensión, sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe, aumento del ritmo cardiaco, respiración acelerada (hiperventilación), sudoración, temblores, debilidad, cansancio, problemas para concentrarse o pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual, no poder conciliar el sueño, sufrir problemas gastrointestinales o dolores de cabeza.
Los investigadores revisaron 21 estudios que habían analizado a 1.503 personas. De ellos, 14 escogieron los probióticos como intervenciones para regular la microbiota intestinal y 7, métodos no probióticos, como ajustes en la dieta diaria. Los científicos encontraron que los suplementos probióticos en siete ensayos dentro del análisis contenían solo un tipo de probiótico, dos estudios utilizaron un producto que contenía dos y los suplementos en otros cinco trabajos poseían al menos tres tipos.
En general, 11 de 21 estudios mostraron un efecto positivo sobre los síntomas de ansiedad al regular la microbiota intestinal, lo que significa que más de la mitad (52%) mostraron que este enfoque es efectivo, aunque algunos estudios que lo usaron no lo encontraron.
Cambios en la dieta
Los autores creen que una razón por la que las intervenciones no probióticas fueron significativamente más efectivas que las probióticas probablemente se deba al hecho de que el cambio de dieta (una fuente de energía diversa) podría tener un mayor impacto en el crecimiento de bacterias intestinales que la introducción de tipos específicos de bacterias en un suplemento probiótico.
Además, debido a que algunos estudios han involucrado la introducción de diferentes tipos de probióticos, estos podrían haber luchado entre sí para funcionar de manera efectiva, y muchos de los tiempos de intervención utilizados podrían haber sido demasiado cortos para aumentar significativamente la abundancia de las bacterias importadas.
La mayoría de los estudios no informaron de eventos adversos graves y solo cuatro destacaron algunos leves (sequedad de boca y diarrea). Los autores recuerdan que se trata de un estudio observacional, por lo que es necesario llevar a cabo más trabajos, pero es cierto que "la mitad de los ensayos mostraron los efectos positivos de regular la microbiota para reducir los síntomas de la ansiedad".
En los últimos años, los hallazgos que relacionan la microbiota y la salud mental se han multiplicado gracias a que los científicos han decidido estudiarla en relación con su influencia en el eje intestino-cerebro. Es decir, el canal de comunicación bidireccional entre el tracto digestivo y el cerebro. No solo han establecido vínculos entre la composición de la microbiota intestinal y enfermedades como la depresión y la ansiedad, sino que también han desvelado el potencial del intestino para revelar nuevos enfoques en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos relacionados con el cerebro, tal y como documenta Gut Microbiota for Health