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Los deportistas tienen otra microbiota, y es mejor que la tuya
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Corredores de maratón

Los deportistas tienen otra microbiota, y es mejor que la tuya

Ejercitarnos día tras día puede no ser suficiente si lo que buscamos es llevar nuestro rendimiento físico al siguiente nivel. La clave está, una vez más, en nuestra flora intestinal

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Hablamos mucho de la microbiota. Eso se debe a que en los últimos 5 años se la ha empezado a considerar un nuevo órgano de nuestro cuerpo. Realiza funciones que nuestra propia biología es incapaz de llevar a cabo. Es un proceso simbiótico en el que nosotros le proporcionamos a estos billones de bacterias (hay más que células en nuestro propio cuerpo) un hogar y ellas, a cambio, nos mantienen vivos.

Se han relacionado diferentes microbiomas con enfermedades, desde la fibromialgia al párkinson, y con un aumento de la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Lo que nadie ha investigado es si un determinado microbioma no solo puede mantenernos sanos, sino hacer que nuestro cuerpo llegue más allá. Hasta ahora.

Los corredores de la maratón tenían más Veillonella atypica que el resto de la población

Gracias a un trabajo científico publicado por los investigadores Feorge M. Church y Aleksandar D. Kostic y su equipo de la Harvard Medical School, han descubierto que es posible que la microbiota potencie el rendimiento físico de nuestro organismo.

"Al iniciar este proyecto, hipotetizamos que las microbiotas de los atletas de élite debían compartir una serie de bacterias específicas que les ayudasen de algún modo con su desempeño físico y su recuperación, y eso, una vez identificado, podría convertirse en la base para una serie de probióticos diseñados para aumentar el rendimiento", explica Jonathan Scheiman, uno de los principales coautores.

Pero obtener estos resultados no es tan sencillo como analizar la microbiota de un par de deportistas de élite. Para obtener resultados relevantes, los investigadores analizaron la microbiota de 2015 corredores de la maratón de Boston, en Estados Unidos (la ciudad donde está situada la Universidad de Harvard).

"Recolectar muestras a diario durante la semana anterior a la carrera y también de la semana posterior y analizarlas (claro) nos permitió identificar fluctuaciones importantes de todo el microbioma, especialmente el aumento del género Veillonella", afirma Scheiman. Y los resultados concuerdan con lo que la lógica nos dicta. La bacteria Veillonella atypica consume lactato como su fuente de energía principal. El lactato se produce durante la función muscular, normalmente durante el ejercicio anaeróbico, en el que el aporte de oxígeno no es suficiente como para realizar el ciclo de Krebs, por lo que se produce fermentación láctica, que genera como residuo cristales de ácido láctico que nosotros sentimos dolorosamente en forma de agujetas.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

Esa era la teoría, pero resultó ser ligeramente diferente. El lactato, como es sabido, entra en el torrente sanguíneo durante el ejercicio físico intenso. Después, atraviesa la barrera intestinal (cosa que no se creía posible) y es fermentado por la bacteria Veillonella -y posiblemente otras-, que a cambio producen un ácido graso de cadena corta llamado propionato, que vuelve a atravesar la pared intestinal y entra en nuestro torrente sanguíneo. Los científicos creen que es este lípido el que ayuda a mejorar el desempeño físico.

Sea como sea, los resultados de las pruebas están ahí. Ahora para tener un físico espectacular no hay que pasarse horas y horas entrenando, sino además tener las bacterias correctas. Qué quebradero de cabeza.

Hablamos mucho de la microbiota. Eso se debe a que en los últimos 5 años se la ha empezado a considerar un nuevo órgano de nuestro cuerpo. Realiza funciones que nuestra propia biología es incapaz de llevar a cabo. Es un proceso simbiótico en el que nosotros le proporcionamos a estos billones de bacterias (hay más que células en nuestro propio cuerpo) un hogar y ellas, a cambio, nos mantienen vivos.

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