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Gluten, la proteína de moda que está en boca de todos
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Enfermedades digestivas

Gluten, la proteína de moda que está en boca de todos

Presente en cereales como el trigo, la espelta o centeno, es el responsable de la esponjosidad del pan, pero también es causante de trastornos que empiezan en el intestino y pueden afectar a otros órganos. La clave es el diagnóstico

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El gluten es una proteína presente en muchos cereales como el trigo, la espelta, centeno, kamut y triticale. El gluten es el que da esponjosidad y elasticidad al pan, pero a nivel nutricional es una proteína que no nos aporta mucho, es más bien pobre. Además es absolutamente prescindible en nuestra alimentación. También es cierto que comemos muchas cosas que no nos aportan nada y que solo contienen calorías sin aporte nutricional.

Sin embargo, el caso del gluten es especial, ya que cada vez hay más personas con problemas de celiaquía diagnosticada, con enfermedades autoinmunes y con intolerancia a esta proteína.

La intolerancia al gluten no es celiaquía y no se puede detectar a través de análisis clínicos ni de pruebas del sistema digestivo

La celiaquía es una enfermedad que tiene un componente genético, y que la persona que la sufre tiene dificultad para digerir la proteína y le provoca inflamación de la mucosa del intestino delgado, pero que puede acabar causando lesiones en otros tejidos.

Abortos repetidos

Tenemos la creencia de que la celiaquía se detecta fácilmente y que desde que somos bebés ya deberíamos saberlo, pero en realidad no es así. En mi consulta me he encontrado con bastantes casos de mujeres en las que hemos descubierto, con más de 30 años, que son celiacas, y que justamente es esta enfermedad la que les causa problemas de fertilidad y abortos repetidos.

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Otra cosa distinta es la intolerancia al gluten, que no es celiaquía, sino intolerancia, y que no podemos detectarla a través de análisis clínicos ni de pruebas del sistema digestivo. La forma de saber si alguien es intolerante es eliminar el gluten por completo durante un mes y revisar la sintomatología; si mejora, tendremos que sospechar que algo está ocurriendo, pero sobre todo es al introducir el gluten un mes después de no tomarlo cuando veremos si la persona es intolerante, porque le aparecerán de nuevo síntomas digestivos y otras molestias.

En realidad, la mayoría de la sintomatología de la celiaquía es muy similar a la de una persona intolerante, la única diferencia es que la celiaquía se puede detectar con análisis y la intolerancia no.

Atención a los síntomas

Estas dos entidades van acompañadas de un amplio abanico de síntomas: dolor abdominal, fatiga, migraña, diarrea, flato, anemia, estreñimiento, confusión, sensación de desorientación, eccemas, erupciones cutáneas, acidez de estómago, náuseas e incluso vómitos, gases, ruidos intestinales, entumecimiento o dolor en las extremidades y depresión (sí, depresión).

Uno de los grandes problemas que se encuentran las personas que tienen estos síntomas es que pueden confundirse con otras patologías, y además, si en los análisis clínicos el estudio de anticuerpos en sangre es negativo, se da por concluido el tema. Pero en realidad para poder saber con seguridad si hay celiaquía o una predisposición a tenerla, habría que hacer estudio genético y una biopsia de duodeno, y no siempre se practican este tipo de análisis por el coste que conllevan.

Cada vez sabemos más que el tener problemas con el gluten está asociado a nuestro sistema inmunológico, y la relación es muy sencilla: en nuestro intestino albergamos más del 80% de nuestro sistema inmune, lo que significa que debemos de tener una pared intestinal perfecta para tener un sistema inmune perfecto.

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Tenemos unas células, llamadas enterocitos, que están unidas y que forman la barrera que separa el intestino del torrente sanguíneo. Cuando los alimentos pasan por el intestino se produce la absorción de los nutrientes (gracias a los que vivimos), y si la pared intestinal está dañada (intestino excesivamente permeable), puede dar lugar a una peor absorción de nutrientes, y por lo tanto, déficits de vitaminas, minerales, etc. Pero si esas células no están bien 'selladas', es decir, dejan pasar a la sangre alimentos no digeridos, microorganismos y toxinas, provocan una inflamación sistémica de bajo grado, y también está asociado a padecer más problemas autoinmunes. Y en varios estudios científicos se ha visto que el gluten es una proteína difícil de digerir y que si pasa a sangre puede provocar alteraciones inmunológicas.

Sin pruebas fiables

Con esto quiero decir que aún nos queda muchísimo por conocer y por descubrir, pero que sí sabemos que el intestino es una parte fundamental para nuestra salud, y si este no funciona bien, ni nuestro sistema nervioso ni nuestro sistema hormonal ni nuestro sistema inmune lo harán, y eso conllevará otras patologías asociadas.

Por tanto, es importante saber si eres celiaco, pero también si eres intolerante, y sobre todo si tienes una enfermedad autoinmune, porque ella depende de tu pared intestinal y esta, a su vez, de si toleras o no el gluten.

Y por desgracia, como decía antes, todavía no existen pruebas fiables para detectar si una persona es intolerante o no al gluten.

Otro tema son las modificaciones genéticas que han sufrido los cereales, especialmente el trigo, y que también tienen una repercusión en nuestro organismo. Que es otro tema polémico pero interesante, muy interesante.

Antonia González es embrióloga de Psicofertilidad Natural

El gluten es una proteína presente en muchos cereales como el trigo, la espelta, centeno, kamut y triticale. El gluten es el que da esponjosidad y elasticidad al pan, pero a nivel nutricional es una proteína que no nos aporta mucho, es más bien pobre. Además es absolutamente prescindible en nuestra alimentación. También es cierto que comemos muchas cosas que no nos aportan nada y que solo contienen calorías sin aporte nutricional.

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