Cinco deficiencias nutricionales muy comunes
Falta de hierro, yodo o vitamina B12 son carencias muy comunes en la población, derivadas de una alimentación inadecuada, que desencadenan muchos problemas de salud
Hipócrates ya lo afirmó hace veinticinco siglos: "Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina". Este prestigioso médico de la Grecia clásica, para muchos el padre de la medicina moderna, estaba convencido de que la clave para estar sanos estribaba en el mantenimiento de una alimentación variada y equilibrada. Una idea que ha trascendido a nuestros días, constituyendo un auténtico lema nutricional, que sin embargo no estamos muy dispuestos a llevar a la práctica. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que seis de cada diez muertes están estrechamente relacionadas con la alimentación y, además, han aumentado considerablemente el número de intolerancias, alergias y problemas derivados de una alimentación inadecuada.
Tanto es así que dicho organismo ha puesto la voz de alarma y advierte que la malnutrición es uno de los grandes problemas del siglo XXI. Entendiendo malnutrición en todas sus formas; es decir, "la desnutrición (emaciación, retraso del crecimiento e insuficiencia ponderal), los desequilibrios de vitaminas o minerales, el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación". Y añade que todas ellas "acarrean riesgos considerables para la salud humana. En la actualidad, el mundo se enfrenta a una doble carga de malnutrición que incluye tanto la desnutrición como la alimentación excesiva y el sobrepeso, sobre todo en los países de ingresos medianos y bajos".
Según la OMS, seis de cada diez muertes están estrechamente relacionadas con la alimentación
Datos que no dejan de antojarse paradójicos, máxime si tenemos en cuenta que vivimos en una sociedad que pone a nuestra disposición un interminable abanico de productos, facilita el acceso a especialistas e información nutricional completa. Entonces, ¿por qué estamos malnutridos? Según la OMS, "la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio. Por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética como, por ejemplo, cereales integrales".
Carencias nutricionales más prevalentes
El resultado es la existencia de un gran número de deficiencias nutricionales, algunas de las cuales son sumamente prevalentes entre la población, incrementando el riesgo de enfermedades y muertes. Veamos cuáles son.
- Hierro. Según la OMS, cerca del 33 % de las mujeres en edad fértil y el 42% de los niños sufren falta de hierro, que desemboca en la enfermedad conocida como anemia, siendo uno de los desórdenes alimentarios más prevalentes en el mundo. Un dato alarmante si tenemos en cuenta que este mineral interviene en numerosos procesos metabólicos, especialmente la formación de la hemoglobina o la síntesis del ADN. Su déficit conlleva síntomas como cansancio, dolor en el pecho, debilidad o dificultad para respirar, entre otros. Un problema al que se le puede poner remedio a través de la alimentación con la ingesta de alimentos ricos en este mineral, especialmente carnes rojas y de ave, vegetales de hoja verde, cereales, mariscos, guisantes o frutas secas.
- Vitamina A. Participa en numerosos procesos corporales, como el mantenimiento de la piel y las mucosas o el crecimiento celular, siendo especialmente importante para la salud visual, sobre todo la nocturna. A pesar de su relevancia, los españoles realizamos "una ingesta poco satisfactoria, especialmente la población masculina, pues no alcanza el 80%, tal y como apunta el último informe ENIDE, publicado por el Ministerio de Sanidad. A la hora de restituir los valores de dicha vitamina, la alimentos se erigen la alternativa más saludable, especialmente los de origen animal, como el aceite de hígado de bacalao, el congrio, el salmón, los lácteos o el huevo, los cereales integrales; los vegetales de hoja verde oscuro y las frutas, como el mango o el melón.
- Yodo. La OMS advierte que 50 millones de personas en el mundo sufren deficiencia de este mineral y 2.000 están en riesgo de padecerla. Son datos preocupantes, por cuanto este oligoelemento es fundamental al intervenir en la mayor parte de las funciones que desarrollan los órganos corporales, así como en la formación de las glándulas tiroideas o el desarrollo del sistema nervioso y el cerebro. Su deficiencia conlleva la aparición de bocio o crecimiento anormal de la glándula tiroidea o hipotiroidismo. En el caso de las mujeres embarazadas, adquiere más relevancia, pues niveles bajos pueden conllevar el deterioro de la función mental, malformaciones congénitas, retrasos en el crecimiento o en el desarrollo psicomotor. No obstante, es posible reponer los niveles de este mineral con la ayuda de los alimentos, en particular con los provenientes del mar -algas, bacalao, mero, ostras, almejas, entre otros-, los cereales, las verduras como las espinacas o las judías verdes, o las frutas como los arándanos y las fresas.
- Vitamina D. Es fundamental para el metabolismo del calcio y, por lo tanto, para la correcta formación de los huesos y el mantenimiento de su salud. En España, la ingesta de este micronutriente es deficitaria, pues el 40% de los menores de 65 años no consume las cantidades adecuadas. Aunque se produce tras exponernos al sol, por lo que también se la conoce como la vitamina del sol, no es suficiente, debiendo recurrir al aporte alimenticio. Los pescados, los lácteos, los huevos y los cereales son los mayores proveedores de dicha vitamina.
- Vitamina B12. También conocida como cobalamina, interviene en procesos de gran importancia como el funcionamiento del sistema nervioso y el cerebro o en el metabolismo de los glúcidos y los ácidos grasos. Se encuentra principalmente en los alimentos de origen animal, por ello quienes siguen dietas vegetarianas están más expuestos a sufrir el déficit. No obstante, entre el resto de la población los niveles también son escuetos. Posiblemente, la causa estriba en el organismo tiene más dificultad para metabolizarla, pues necesita de la ayuda de "una proteína especial llamada factor intrínseco, que es secretada por células en el estómago", tal y como apunta la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Hipócrates ya lo afirmó hace veinticinco siglos: "Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina". Este prestigioso médico de la Grecia clásica, para muchos el padre de la medicina moderna, estaba convencido de que la clave para estar sanos estribaba en el mantenimiento de una alimentación variada y equilibrada. Una idea que ha trascendido a nuestros días, constituyendo un auténtico lema nutricional, que sin embargo no estamos muy dispuestos a llevar a la práctica. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que seis de cada diez muertes están estrechamente relacionadas con la alimentación y, además, han aumentado considerablemente el número de intolerancias, alergias y problemas derivados de una alimentación inadecuada.