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Científicos españoles desvelan cómo el alcohol cambia tu materia gris
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Adicción

Científicos españoles desvelan cómo el alcohol cambia tu materia gris

Un estudio del CSIC revela un mecanismo de adicción dependiente de la interacción sistema inmune-cerebro. En los bebedores, las células del sistema inmune del cerebro facilitan vías de comunicación neuronal normalmente limitadas

Foto: Foto: Unsplash/@kchane8.
Foto: Unsplash/@kchane8.

Si has probado una cerveza, un vino, una copa... sabes a lo que sabe, a lo que te huele el alcohol. El tramo entre probar un trago y engancharse es corto. Sucede con todas las sustancias adictivas. Unas más que otras. Si has leído hasta aquí, deberías saber cómo cambia tu cerebro si estás empinando el codo demasiado.

El año pasado, el propio 'British Medical Journal' se hacía eco de un estudio de la OMS que certificaba que era "poco probable que se cumpla el objetivo de la Organización Mundial de la Salud de reducir el consumo nocivo de alcohol en un 10% para 2025, advirtieron los investigadores, después de descubrir que el volumen total consumido en todo el mundo cada año aumentó en un 70% entre 1990 y 2017".

Investigadores españoles demuestran que las responsables del cambio de geometría del espacio extracelular de la sustancia gris son las células del sistema inmune que residen en el cerebro, denominadas microglía. El alcohol, como sustancia perjudicial, activa estas células de defensa, que cambian su forma y características bioquímicas. Esta activación altera la geometría del espacio extracelular y habilita rutas de difusión de sustancias que en ausencia de alcohol estarían limitadas.

Santiago Canals, del Instituto de Neurociencias (IN-CSIC), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández, y Wolfgang Sommer, del Instituto Central de Salud Mental de la Universidad de Heidelberg (Alemania), proponen un mecanismo de adicción al alcohol desconocido hasta ahora.

La explicación

Y explica a Alimente: "Algunos neurotransmisores como la dopamina se liberan al espacio extracelular y para ejercer su efecto se difunden por él. Algo parecido a una hormona. La difusión en este medio es más eficiente si el espacio es mayor o tiene menos barreras. La microglía representa, entre otras muchas cosas, una barrera para la difusión. Con la activación de la microglía por el alcohol y su cambio morfológico, desaparecen barreras y aumenta la difusión".

El espacio extracelular está formado por los huecos y canales que dejan libres los cuerpos celulares y sus densas ramificaciones citoplasmáticas, como las dendritas y los axones de las neuronas y otras células gliales, y está ocupado por líquido y proteínas. En el líquido extracelular circulan sustancias fundamentales para muchos procesos fisiológicos. "Y lo que nosotros hemos visto es que, al encoger sus numerosas prolongaciones, la microglía elimina barreras para la difusión, o lo que es lo mismo, habilita rutas que estaban bloqueadas. El siguiente paso es averiguar si este efecto es producido directamente por la acción del alcohol sobre la microglía o lo hace de forma indirecta a través de intermediarios, como podrían ser el hígado o la microbiota intestinal”, detalla el investigador del CSIC.

Daños en el cerebro después de dejar de beber

En un trabajo previo, publicado en abril de 2019 en 'JAMA Psychiatry', este mismo grupo demostró que el alcohol sigue dañando el cerebro incluso después de dejar de beber. Ese trabajo ya reflejaba un aumento de la difusividad en el cerebro por efecto del alcohol, pero los investigadores no sabían aún el motivo.

Este nuevo estudio, continuación del anterior, resuelve el misterio al demostrar que el aumento en difusividad se debe a la activación de las células inmunes del cerebro y tendría un efecto importante sobre los neurotransmisores que se propagan en volumen, como la dopamina, fundamental para el funcionamiento del sistema de recompensa del cerebro.

La transmisión en volumen es un tipo de señalización un poco distinta a la sináptica convencional, que es una comunicación ‘punto a punto’ entre un elemento presináptico y otro postsináptico. En la difusión en volumen, el neurotransmisor se libera al espacio extracelular y se difunde por él, como una hormona, afectando a más de un elemento postsináptico. Por tanto, si la difusión en la sustancia gris está aumentada, la transmisión por volumen también”, aclara Silvia de Santis, científica del IN-CSIC y primera firmante del artículo.

placeholder Foto: Unsplash/@joshiriemer.
Foto: Unsplash/@joshiriemer.

Este estudio traslacional demuestra que hay una mayor difusividad media en la materia gris cerebral de los seres humanos y ratas que beben habitualmente. Estas alteraciones aparecen poco después del inicio del consumo de alcohol en ratas, persisten en la abstinencia temprana tanto en roedores como en humanos, y se asocian con una fuerte disminución de las barreras del espacio extracelular, explicada por una reacción de la microglía a un agente agresor como el alcohol.

“Por una vía indirecta, como es cambiar la geometría del espacio extracelular, el alcohol facilita la adicción. Este es un mecanismo totalmente nuevo de adicción. Al mismo tiempo, identificamos también un nuevo mecanismo de interacción sistema inmune-cerebro”, resalta Wolfgang Sommer.

El aumento de la concentración y alcance espacial de neurotransmisores, como dopamina, glutamato o neuropéptidos, puede convertir las propiedades gratificantes débiles del alcohol en poderosos efectores en la formación de hábitos de consumo que eventualmente conduzcan a la adicción en algunas personas, señalan los investigadores. Comprender y, en última instancia, revertir estos cambios puede ayudar al desarrollo de tratamientos más eficaces.

Este estudio se ha desarrollado en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia, la Universidad de Camerino (Italia) y la Universidad Carolina de Praga (República Checa).

El autor del trabajo recuerda: "La prevención es siempre la mejor estrategia. No obstante, hasta la fecha, nuestro trabajo se ha dirigido fundamentalmente a los casos en los que el consumo ya es un problema. Nuestro objetivo es limitar la recaída en aquellos pacientes que quieren dejar el alcohol".

Si has probado una cerveza, un vino, una copa... sabes a lo que sabe, a lo que te huele el alcohol. El tramo entre probar un trago y engancharse es corto. Sucede con todas las sustancias adictivas. Unas más que otras. Si has leído hasta aquí, deberías saber cómo cambia tu cerebro si estás empinando el codo demasiado.

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