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Así es como la neuregulina-1 puede reparar tu intestino
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Así es como la neuregulina-1 puede reparar tu intestino

El daño que provocan tanto la quimioterapia como las enfermedades inflamatorias intestinales en las células de nuestro tracto digestivo nos pone en un serio riesgo. Ahora, un grupo de científicos ha dado con la molécula que puede solucionarlo

Foto: Foto: iStock.
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A veces tendemos a infravalorar la complejidad y dificultad del trabajo que lleva a cabo nuestro intestino. A algunos les parecerá simplemente un 'tubo por el que pasa la comida y que absorbe nutrientes'. Aunque esta descripción es relativamente acertada, la dificultad de llevar a cabo ese proceso, expuesto continuamente a agentes externos, con elementos químicos con un potencial dañino enorme, día tras día, sin fallar ni una sola vez, es increíble.

Pero todos estos retos a los que se enfrenta el intestino (tanto el grueso como el delgado) provocan que se acabe deteriorando poco a poco. Esto, sumado a una multitud de factores externos como las enfermedades inflamatorias intestinales (entre las que destacan la de Crohn, la colitis ulcerosa y el intestino irritable), la composición de nuestra microbiota (el conjunto de bacterias beneficiosas y necesarias que viven en el interior de este órgano) o la dieta, hace que, inevitablemente, lo más adecuado para nosotros sea, en la medida de lo posible, mejorar el estado de nuestro intestino, para que pueda seguir haciendo impecablemente su trabajo durante el mayor tiempo.

"Hemos podido demostrar que la recuperación de la quimioterapia es mucho más rápida si se administra neuregulina-1"

Ahora, un estudio científico elaborado por investigadores de la Monash University, en Australia, han descubierto que la molécula neuregulina-1, un tipo de proteína, es capaz de acelerar el ritmo al que nuestra pared intestinal es capaz de repararse. "Nuestro descubrimiento verdaderamente importante es que la suplementación con neuregulina-1 acelera el ritmo al que el recubrimiento interior de los intestinos se repara, al activar biomarcadores necesarios para que este proceso tenga lugar", explica la profesora Helen E. Abud, una de las principales autoras del estudio.

placeholder Foto: Unsplash/@nci.
Foto: Unsplash/@nci.

Las enfermedades gastrointestinales, como la colitis ulcerosa o el crohn, son un problema de salud global. De hecho, según exponen desde la Sociedad Española de Patología Digestiva, en España se estima que hay entre 80.000 y 120.000 pacientes de enfermedades inflamatorias intestinales. El 42% de ellos padecen crohn y el 48% colitis ulcerosa. Estas patologías causan un daño muy importante en el tejido intestinal, sobre todo en la capa epitelial interior de este órgano. Debido a esto, el tracto intestinal ve reducidas sus capacidades de absorción, así como la de autorrepararse. Los principales síntomas de esto son la diarrea, la deshidratación, la pérdida de peso y la malnutrición. Estas son las razones por las que desarrollar nuevas vías por las que podamos ayudar al intestino a 'arreglarse' más rápido cobran tanta importancia.

El método

Para llevar a cabo su estudio científico, publicado en la reputada revista 'Cell Stem Cell', los investigadores examinaron el entorno que rodea a estas células epiteliales presentes en esta parte de nuestro cuerpo. Con ellas, crearon un "miniintestino" (como ellos mismos lo denominan) en el que pequeñas réplicas exactas de nuestro tracto intestinal se hacían crecer en el laboratorio.

Para su sorpresa, la investigación les llevó a concluir que las células no epiteliales que rodean a las que sí lo son se muestran capaces de producir la biomolécula neuregulina-1, que actúa directamente sobre las células madre, que desencadenan el proceso de reparación de la pared intestinal.

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"Nuestros descubrimientos abren una nueva 'avenida' para el desarrollo de terapias basadas en la neuregulina-1 para mejorar la capacidad de reparación del intestino y para que la función correcta de este órgano se restaure lo antes posible", explica la profesora Abud. Su compañero de laboratorio, el otro investigador principal del estudio, el doctor Thierry Jardé, asegura que "ha sido muy excitante ver cómo la neuregulina-1 puede no solo dividir las células madre y hacer que estas ocupen un lugar en el epitelio intestinal, sino también que aceleren 'sobremanera' el proceso de reparación. Esto, a fin de cuentas, reduce el tiempo en el que el intestino está dañado. Otro gran ejemplo es que la pared intestinal también se daña debido a la quimioterapia a la que están sometidos muchos pacientes de cáncer. Hemos podido demostrar que la recuperación en estos casos es mucho más rápida si se administra neuregulina-1 después del tratamiento".

En definitiva, de ahora en adelante, aunque la investigación tiene que continuar, será más fácil para los profesionales sanitarios devolver nuestro intestino a una condición 100% operativa tras procesos traumáticos para sus células.

A veces tendemos a infravalorar la complejidad y dificultad del trabajo que lleva a cabo nuestro intestino. A algunos les parecerá simplemente un 'tubo por el que pasa la comida y que absorbe nutrientes'. Aunque esta descripción es relativamente acertada, la dificultad de llevar a cabo ese proceso, expuesto continuamente a agentes externos, con elementos químicos con un potencial dañino enorme, día tras día, sin fallar ni una sola vez, es increíble.

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