Cuándo pueden recomendarnos una dieta blanda y cómo hacerla
Es inevitable en ciertos momentos, como un episodio de gastritis o una cirugía digestiva. Sin embargo, muchos no sabemos, más allá del arroz blanco, en qué consiste
Todos en algún momento de nuestra vida y, por diversas circunstancias, debemos seguir una dieta blanda. Así, tras padecer un episodio de gastritis, una cirugía digestiva, una intoxicación alimentaria, un cólico o una úlcera, e incluso antes de la realización de una determinada prueba médica, nos podemos ver abocados a adoptar estas pautas dietéticas.
También puede ocurrir, como nos explican en el blog de Siken, una marca dedicada a los productos dietéticos, que quizás sintamos la necesidad de adoptar una dieta más ligera después de un periodo de ciertos excesos gastronómicos como unas vacaciones en un país en el que la gastronomía resulta un tanto pesada.
La dieta blanda corresponde a tomar alimentos suaves, evitando picantes, cafeína y alcohol
Pero ¿en qué consiste una dieta blanda? Pues en el portal Medline Plus nos explican lo siguiente al respecto: “Una dieta blanda incluye alimentos que son suaves, no muy picantes y con poca fibra. Mientras seguimos una dieta blanda, no se deben comer alimentos picantes, fritos ni crudos. Tampoco se debe tomar alcohol ni bebidas que contengan cafeína”.
Ten presente que las formas sencillas de preparación de los alimentos, como la cocción o los hervidos, constituyen la manera más adecuada de ingerir la comida. Dicho todo esto, vamos a empezar a explicar qué alimentos deben desaparecer de nuestra alimentación durante unos días e incluso semanas dependiendo del caso.
¿Qué alimentos no tomar en una dieta blanda?
Si pretendes seguir a pies juntillas una dieta de estas características, ciertos alimentos han de quedar desterrados de manera impepinable. Toma nota de cuáles son:
- Lácteos grasos
- Quesos como el azul o el roquefort
- Verduras que produzcan gases como el brócoli, el repollo, la coliflor, el pepino, los pimientos verdes y el maíz
- La fruta deshidratada
- Los cereales de salvado o integrales
- Las galletas, la pasta e incluso los panes integrales
- Encurtidos, chucrut y alimentos similares
- Las especias picantes e incluso el ajo
- Alimentos muy azucarados. No olvides que esta clase de alimentos pueden ser especialmente irritantes e incluso prolongar innecesariamante los síntomas de una gastroenteritis.
- Las salsas
- Semillas y nueces
- Pescados y carnes ahumadas o curadas y muy sazonadas
- Las frituras
- Bebidas alcohólicas y aquellas que contengan cafeína
Quizás te preguntes cuál es la razón para suprimir los alimentos con fibra de nuestra dieta. En Grep Adn, una empresa formada por expertos en nutrición humana nos lo explican a la perfección: “Porque la fibra es la que se encarga de que el tránsito intestinal funcione mejor y, por lo tanto, se evite el estreñimiento, que es en parte lo que ahora no queremos para frenar una infección de este tipo. Definitivamente ahora no es el momento de aumentar la fibra en tu dieta, todo lo contrario debes elegir alimentos con poco residuo y fácilmente digeribles”, detallan en la web.
¿Qué debemos comer?
Abordada ya la cuestión acerca de lo que no debemos comer, toca hablar de lo que sí que podemos ingerir. “La mejor opción para conseguir calorías que te ayuden a recuperarte la encontrarás en alimentos fáciles de digerir, astringentes, ricos en fibra soluble como arroz blanco, pan blanco, manzana cocida, patata cocida, zanahoria, membrillo, pescados blancos o pechuga de pollo… Serán tus mayores aliados en estos momentos de debilidad. Sin condimentos ni salsas de ninguna clase”, detallan en Grep Adn.
Sin embargo, las últimas recomendaciones nos hablan, sobre todo en los casos de gastroenteritis o diarrea, acerca de la importancia de escuchar a nuestro cuerpo y comer poco a poco aquello que nos apetezca y que comprobemos que nos sienta bien.
Al respecto, en Miss Bowel, una empresa dedicada a la venta de artículos para pacientes que han sido sometidos a una colostomía, ileostomía o urostomía, nos cuentan lo siguiente: “Si nos encontramos mal, lo más adecuado es hacer dieta absoluta, es decir, no ingerir nada sólido pero siempre estar bien hidratados.Tras 24-48 horas tomando solo líquidos, nuestro cuerpo nos marcará el ritmo para ir introduciendo otros alimentos. Está claro que no podremos montar una fiesta, pero no es necesario que nos limitemos solo al arroz blanco y al jamón cocido”.
Las últimas recomendaciones nos hablan de la importancia de escuchar a nuestro cuerpo
También podemos añadir a nuestra dieta sin mayor problema alimentos como la patata, la zanahoria y el calabacín, pues todas ellas se toleran muy bien. "En puré, cocidas o al vapor es como mejor pueden sentarte. Entre las frutas, las elegidas son la manzana (mucho mejor si es cocida) y el plátano (siempre maduro). Las últimas en volver a incorporar a la dieta siempre deben ser las frutas cítricas, que son las más irritantes", agregan desde la fuente citada con anterioridad.
Paulatinamente iremos encontrándonos mejor y podremos incorporar otras verduras, pero siempre teniendo la cautela de que estén bien cocinadas o incluso al vapor. No olvides que comer hortalizas o vegetales crudos como las ensaladas pueden causarnos irritaciones en el sistema digestivo si nuestra recuperación todavía no es completa. Por lo tanto, conviene evitarlas a toda costa. "Las verduras de hoja verde y las flatulentas, como la col o la coliflor, son las últimas que deberemos incorporar de nuevo a nuestra dieta. Poco a poco, iremos recuperando todos los alimentos", concluyen estos expertos.
Todos en algún momento de nuestra vida y, por diversas circunstancias, debemos seguir una dieta blanda. Así, tras padecer un episodio de gastritis, una cirugía digestiva, una intoxicación alimentaria, un cólico o una úlcera, e incluso antes de la realización de una determinada prueba médica, nos podemos ver abocados a adoptar estas pautas dietéticas.