Mujeres con SOP: ¿qué tipo de dieta es la más eficaz?
El síndrome de ovarios poliquísticos es el trastorno endocrino-metabólico más frecuente en mujeres en edad fértil. La alimentación es crucial para evitar que dé lugar a una diabetes
Decimos síndrome de ovarios poliquísticos y, de inmediato, pensamos en una afección ginecológica. Posiblemente no sepamos que, tras esta denominación, se encuentra un trastorno endocrino-metabólico que puede ser la antesala de una diabetes tipo 2, así como aumentar significativamente el riesgo cardiovascular. La dieta es un factor clave para prevenir complicaciones y los últimos estudios apuntan a que también nuestra microbiota intestinal juega un papel en su aparición.
Antes de entrar en materia, necesitamos hacer una aclaración: no es lo mismo tener ovarios poliquísticos que padecer el síndrome de ovarios poliquísticos (SOP). Lo primero es una afección bastante frecuente en la que los ovarios tienen un tamaño aumentado y constan de más folículos de los habituales (no es preciso que haya quistes). Pero el SOP es mucho más: como su propio nombre indica, hablamos de un síndrome, es decir, de un conjunto de síntomas. Y pueden ser tan diversos que, a menudo, la mujer llega a tardar años en relacionarlos entre sí.
La mayor parte de las mujeres con este síndrome presentan resistencia a la insulina y alteraciones hormonales
Así, por ejemplo, entre los síntomas más habituales están las alteraciones en la menstruación, acné, mayor cantidad de vello corporal, facilidad para ganar peso, manchas en los pliegues de la piel… Se trata de señales de alerta, pero, como decíamos, a menos que sean muy acentuadas, no siempre llaman la atención de la mujer, que puede ignorar que todas tienen un nexo común: el SOP.
“Aislados, los síntomas pueden ser molestos, fastidiosos; unidos, nos encontramos con una entidad médica que puede dar origen a importantes problemas de salud -explica la endocrina Mercedes Herrera-. En el SOP encontramos una alteración hormonal, con un incremento significativo de la testosterona y otras hormonas masculinas (responsable, por ejemplo, del hirsutismo o de las alteraciones en la regla). Por eso decimos que es un trastorno endocrino. Asimismo, lo más habitual es que las pacientes presenten resistencia a la insulina. Por eso decimos que también es un trastorno metabólico”.
Las causas profundas de este síndrome, que afecta a entre un 10 y un 15% de mujeres, siguen siendo desconocidas. Pese a la abundancia de investigaciones, el SOP continúa presentando múltiples zonas oscuras. Durante años se ha hablado de una base genética que predisponga a padecerlo, así como de distintos factores ambientales (alimentación, ejercicio, sobrepeso…). Ahora, en pleno boom de la microbiota, ha comenzado a verse también la influencia de las bacterias intestinales.
Diversidad bacteriana
Así, por ejemplo, un estudio, realizado por investigadores de la Universidad de California y publicado en 'The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism', muestra que las mujeres con SOP son más propensas a tener una menor diversidad en la microbiota. Esta tendencia, sugiere Varykina Thackray, autora principal del estudio, “parece estar relacionada con niveles elevados de testosterona. Nuestros hallazgos sugieren que los andrógenos pueden modular la microbiota intestinal e influir en el desarrollo del SOP”. Asimismo, un estudio español -publicado en esta misma revista- ha encontrado que “las mujeres con SOP presentan anomalías específicas en la microbiota, con una mayor abundancia de los géneros Catenibacterium y Kandleria”.
Tiene sentido. Ya hemos visto en estas páginas cómo una disbiosis intestinal puede contribuir a la obesidad o influir en patologías como la diabetes. Además, recordemos que la mayoría de las mujeres con SOP presentan inflamación crónica y resistencia a la insulina… Lo que aún no está claro, y los investigadores andan tratando de averiguar, es si cada uno de los factores es en sí mismo causa o consecuencia de la enfermedad… o ambas cosas a la vez.
No se trata de hacer una dieta, sino de adoptar patrones alimenticios saludables y seguirlos a largo plazo
Pero no nos podemos quedar paradas a la espera de que lleguen nuevas pistas y claves que ayuden a desentrañar sus enigmas. El SOP hay que tratarlo y eso conlleva, asegura la doctora Herrera, “cambios en el estilo de vida. A menudo, las mujeres buscan ayuda para combatir el acné, el hirsutismo, las alteraciones de la menstruación… Pero no siempre tienen en cuenta las consecuencias a largo plazo: suelen tener altos los triglicéridos y el colesterol ‘malo’, sobrepeso, hipertensión arterial, grasa abdominal… Tienen elevado el riesgo de desarrollar un síndrome metabólico, por eso es tan importante que estén bien diagnosticadas y que, aunque no tengan mucha sintomatología, sigan una serie de pautas que les ayudarán a vivir bien con SOP”.
Entre estas pautas, la primera recomendación que se da es la de intentar evitar el sobrepeso y, para ello, lo más probable es que las mujeres con SOP tengan que hacer un esfuerzo extra, ya que suelen tener tanta facilidad para ganar peso como dificultad para perderlo. Pero es un esfuerzo que lleva consigo su recompensa: según un estudio de revisión acerca de la nutrición en mujeres con SOP, una reducción en el peso de un 5% “puede mejorar problemas como la resistencia a la insulina, los altos niveles de andrógenos y las disfunciones del sistema reproductivo”.
Pero no solo las mujeres con sobrepeso deben estar atentas a su dieta. Tal y como insisten desde la web de la Asociación Española de Ovarios Poliquísticos (Aesospain), “los estudios demuestran que en las mujeres SOP los niveles de insulina en sangre son mayores que los de las mujeres sin este síndrome, incluso en aquellas que no tienen problemas de sobrepeso”. Por eso, todas deberán cuidar el índice glucémico de los alimentos. Aunque no necesiten adelgazar.
Dada la importancia de la alimentación en el SOP, se han hecho infinidad de estudios para tratar de elegir la mejor dieta. Por ejemplo, valorando si es mejor o peor una dieta alta o no en proteínas, si es preferible perder peso con dietas bajas en calorías frente a controlar el índice glucémico con dietas veganas, se han hecho revisiones de diferentes dietas...
Cada mujer, un mundo
Pero ninguno de los estudios se muestra como eficaz para todas las mujeres con SOP. La complejidad de este síndrome hace que cada mujer sea un mundo y responda de manera diferente a las distintas estrategias dietéticas. Por eso, recomienda la doctora Herrera, “la mejor dieta será aquella que la paciente sea capaz de incorporar a su vida como un hábito; aquella con la que se sienta cómoda y que pueda seguir, sin planteárselo como una dieta puntual en la que se cuentan calorías”.
Partiendo de este enfoque individualizado, sí pueden darse unas cuantas pautas: los estudios más recientes sugieren centrarse en controlar la resistencia a la insulina (para prevenir la diabetes) y reducir el riesgo cardiovascular. Para ello la mejor opción sería una dieta alta en fibra y en alimentos con un índice glucémico bajo, y baja en grasas saturadas. “Pero siempre deberá estar supervisada por un especialista -recuerda la doctora Herrera-. Es muy importante tener nutrientes de calidad y no restringir grupos de alimentos sin consultar”.
En este sentido, puede ser útil echar un ojo al Plan de Dieta para el SOP, de la doctora Hillary Wright. Tras más de tres décadas de experiencia trabajando con mujeres que sufren este trastorno, propone un enfoque natural de salud para manejar mejor la resistencia a la insulina. Fibra dietética, granos enteros, verduras, frutas, grasas saludables, proteínas magras… Y su consejo de oro es “adoptar patrones de estilo de vida realistas. Que se ajusten a cada mujer y que se puedan seguir al menos el 80% del tiempo, dejando un 20% de margen para el error”.
En cuanto a los tratamientos médicos, es habitual que para corregir las alteraciones menstruales y el acné se prescriban anticonceptivos hormonales, así como metformina para combatir la resistencia a la insulina. Pero también se ha visto eficaz la suplementación natural con sinositoles. Alberto Gómez, director de los Laboratorios Niam, nos detalla la estrategia: “Las mujeres con SOP y resistencia a la insulina suelen tener un déficit de una enzima -llamada epimerasa-, necesaria para tener niveles correctos de un compuesto llamado D-Chiro Inositol, un segundo mensajero de la insulina que se obtiene a partir del mioinoisitol o vitamina B-h. Dado que este fallo eleva los valores de glucosa e insulina en sangre, una buena opción es la suplementación con D-Chiro Inositol, que se ha visto eficaz para mejorar los síntomas del SOP. Entre ellos, recuperar el ciclo ovulatorio, mejorar la resistencia a la insulina, reducir el acné e hirsutismo, así como el colesterol total y los triglicéridos”. Eso sí, aun cuando estos suplementos sean productos de venta libre, siempre deberíamos consultar con nuestro médico antes de empezar a automedicarnos.
Decimos síndrome de ovarios poliquísticos y, de inmediato, pensamos en una afección ginecológica. Posiblemente no sepamos que, tras esta denominación, se encuentra un trastorno endocrino-metabólico que puede ser la antesala de una diabetes tipo 2, así como aumentar significativamente el riesgo cardiovascular. La dieta es un factor clave para prevenir complicaciones y los últimos estudios apuntan a que también nuestra microbiota intestinal juega un papel en su aparición.