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El aceite que hace lo mismo que los omega 3 por tu corazón
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Salud cardiovascular

El aceite que hace lo mismo que los omega 3 por tu corazón

Son uno de los complementos nutricionales más consumidos y populares de la literatura científica. Muchos trabajos avalan sus bondades, pero las dudas persisten. Un nuevo estudio compara su eficacia con la de una grasa habitual

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Los omega 3 son uno de los mayores aliados de la salud cardiovascular. A lo largo de los años, la ciencia se ha encargado de alimentar los datos que respaldan los beneficios que estos ácidos grasos poliinsaturados esenciales, especialmente los procedentes del pescado (EPA y DHA), tienen para el corazón por su efecto sobre los factores de riesgo cardiovascular clásicos: colesterol LDL, triglicéridos y diabetes. Las bondades no paran aquí y también hay estudios que han confirmado el efecto positivo de los omega 3 sobre algunos de los tipos de cáncer más frecuentes (mama, colon y próstata) incluso para reducir la inflamación crónica, que está implicada en multitud de trastornos, desde la obesidad al alzhéimer, y desde luego en el envejecimiento.

No se ha alcanzado la suficiente evidencia para confirmar definitivamente que tomar suplementos de omega 3 prevenga infartos

Sin embargo, todavía no se ha alcanzado el suficiente grado de evidencia para confirmar definitivamente que tomar suplementos de omega 3 prevenga infartos o ictus en personas que no han tenido nunca uno de estos eventos (prevención primaria) y mucho menos que evite recaídas en ya afectados por enfermedades cardiovasculares.

Resultados discordantes

En Alimente nos hacemos eco de la controversia y hemos ido ofreciendo los hallazgos científicos a favor y en contra. Hace pocos meses, contábamos en un artículo el resultado de un metaanálisis que implicaba a 120.000 adultos y que concluía que, efectivamente, los suplementos de omega 3 reducen un 8% el riesgo de infarto. La solidez de esos resultados venía avalada por los autores del trabajo -de la Universidad TH Chan de Harvard- y por la prestigiosa revista elegida para su difusión ('The Journal of the American Heart Association').

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Ahora, otra nueva investigación, esta vez realizada sobre personas con un alto riesgo cardiovascular (con cifras elevadas de colesterol LDL -malo- y bajas de HDL -bueno-, triglicéridos aumentados, aterosclerosis y diabetes) y que estaban tomando estatinas, ha comprobado que tomar suplementos de omega 3 no reporta ningún beneficio en comparación con tomar aceite de maíz. Ante la evidencia de los resultados, los autores han detenido el estudio. También aquí la calidad de los científicos (de las universidades de Ulm, Alemania; Ámsterdam, en Países Bajos; Nueva Gales del Sur, en Sídney; Harvard y Tufts, en Boston, y la Facultad de Medicina Baylor de Houston, en Texas, entre otras) y la buena reputación de la revista 'JAMA' avalan las conclusiones.

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El nuevo trabajo, dirigido por Steven Nissen, del Departamento de Medicina Cardiovascular de la Clínica Cleveland (Ohio), se propuso verificar si dar 4 g diarios de un suplemento de omega 3 a personas con alto riesgo cardiovascular que estaban en tratamiento con estatinas tenía algún beneficio extra. Se inscribieron en el estudio más de 13.000 participantes, y en 2017 arrancó la prueba, doble ciego suplementos omega 3 frente a aceite de girasol. En principio, la duración prevista de la investigación era de 4 años; sin embargo, en enero de 2020 se suspendió.

Parada obligatoria

El artículo de 'JAMA' explica que “el ensayo se detuvo prematuramente basándose en un análisis intermedio que indicó una baja probabilidad de beneficio clínico de omega 3 frente al comparador de aceite de maíz”, y además “se observó una mayor tasa de eventos adversos gastrointestinales en el grupo de omega 3 (24,7%) en comparación con los pacientes tratados con aceite de maíz (14,7%)”. Y un agravante añadido es que en el grupo de las personas que tomaron el suplemento, hubo más casos de fibrilación auricular. Por tanto, concluyen los autores, “estos hallazgos no apoyan el uso de esta formulación de ácidos grasos omega 3 para reducir los eventos cardiovasculares adversos importantes en pacientes de alto riesgo”.

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En un editorial que acompaña al artículo, tres cardiólogos de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, se preguntan si importa más la dosis, la fórmula del suplemento o el placebo con el que se compara. Sus reflexiones se basan en los diferentes resultados que han arrojado otros grandes estudios (Jelis, REDUCE-IT) y este último (STRENGTH), y conjeturan que el aceite de maíz utilizado puede estar detrás de ese efecto similar al del omega 3 (en los otros trabajos se utilizó aceite mineral). Pero no llegan a ninguna conclusión y proponen desarrollar nuevas investigaciones con pautas más homogéneas.

Grandes intereses

El propio editor adjunto de 'JAMA', Gregory Curfman, ha participado en la polémica. En una nota recuerda que el resultado del estudio STRENGTH es similar al del VITAL, que ha probado en cerca de 26.000 participantes que los suplementos de vitamina D y omega 3 no ofrecen mejores resultados que el placebo en la prevención primaria de eventos cardiovasculares.

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Curfman defiende la necesidad de determinar si los ácidos grasos omega 3 mejoran la salud, una cuestión relevante para los pacientes, los médicos y el sistema de salud, porque, como apunta, “incluso en la era del covid-19, la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en Estados Unidos”. Insiste en las dudas que persisten sobre la eficacia de estos suplementos y aporta un dato relevante: “En 2019 el mercado mundial de ácidos grasos omega 3 alcanzó los 4.100 millones de dólares y se espera que se duplique para 2025”, y propone que la FDA promueva un ensayo clínico que pueda aclarar los resultados dispares entre STRENGTH y REDUCE-IT.

Todo lo anterior vuelve a poner sobre la mesa la mejor certeza que tenemos hasta el momento: una dieta rica en pescados azules (salmón, caballa) y nueces y semillas es la mejor forma de proporcionar al organismo la cantidad de omega 3 que necesita nuestra salud cardiovascular.

Los omega 3 son uno de los mayores aliados de la salud cardiovascular. A lo largo de los años, la ciencia se ha encargado de alimentar los datos que respaldan los beneficios que estos ácidos grasos poliinsaturados esenciales, especialmente los procedentes del pescado (EPA y DHA), tienen para el corazón por su efecto sobre los factores de riesgo cardiovascular clásicos: colesterol LDL, triglicéridos y diabetes. Las bondades no paran aquí y también hay estudios que han confirmado el efecto positivo de los omega 3 sobre algunos de los tipos de cáncer más frecuentes (mama, colon y próstata) incluso para reducir la inflamación crónica, que está implicada en multitud de trastornos, desde la obesidad al alzhéimer, y desde luego en el envejecimiento.

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