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Los extraordinarios beneficios para la salud del caldo de huesos
  1. Bienestar
Abundante en nutrientes

Los extraordinarios beneficios para la salud del caldo de huesos

Es un imprescindible durante el invierno por su poder reconfortante y saciante. Es fácil de preparar y un ejemplo de cocina de aprovechamiento. Pero lo más importante es invisible a la vista: sus efectos saludables en nuestro organismo

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No hay gastronomía en el mundo que no cuente entre sus imprescindibles con un buen caldo para tomar solo o como base para una sopa. Casi todos los alimentos o, mejor dicho, las partes inservibles para elaborar un plato se pueden transformar en un delicioso y reconstituyente caldo; solo se necesita agua y tiempo para que la materia prima se cueza a fuego lento y traspase todos sus nutrientes al líquido.

De verduras, pescado o huesos (de vaca, cordero, cerdo o aves), todos los caldos tienen la capacidad de producir una sensación de bienestar, aunque los obtenidos con ingredientes animales son más nutritivos. De hecho, se han utilizado con fines medicinales desde la antigüedad, y sus extraordinarios efectos se resumen en la tan conocida afirmación 'este caldo (o sopa) resucita a un muerto'.

Sin llegar a ese extremo, los beneficios del caldo de huesos para el organismo son incuestionables y, además, están confirmados por la ciencia.

Abundante en vitaminas y minerales

La riqueza en nutrientes dependerá de la materia prima; hecha esta aclaración, los huesos de los animales contienen calcio, magnesio, potasio, fósforo y otros minerales necesarios para fortalecer su propia estructura ósea.

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Foto: iStock.

Las espinas de pescado son ricas, entre otros minerales, en yodo, que es esencial para el correcto funcionamiento del tiroides.

El tejido conectivo presente en las patas de los animales proporciona glucosamina y condroitina, necesarias para mantener las articulaciones sanas.

La médula ósea de los huesos aporta vitaminas A y K2, minerales (zinc, hierro, boro, manganeso y selenio) y ácidos grasos omega 3 y omega 6.

Los huesos y las patas de los animales también son abundantes en colágeno, que al cocinarlo se convierte en gelatina y produce aminoácidos importantes.

Las personas con una dieta pobre pueden obtener todos estos nutrientes a partir de la ingesta de caldo de huesos.

Promueve la salud digestiva

El caldo de huesos no solo es fácil de digerir, sino que también favorece la digestión de otros alimentos.

La gelatina que se encuentra en el caldo de huesos retiene líquidos de forma natural. Además, se une al agua en el tracto digestivo y esto ayuda al paso de los alimentos a través del intestino.

También se ha demostrado en ratas que la gelatina protege y cura la mucosa digestiva, un efecto que también se puede dar en humanos.

La glutamina, un aminoácido de la gelatina, ayuda a mantener la función de la pared intestinal y previene la enfermedad del intestino permeable, que hace que determinadas sustancias se filtren del intestino a la sangre, causando inflamación crónica y otros trastornos.

Por ello, beber caldo de huesos puede ser beneficioso para las personas con intestino permeable, intestino irritable (SII) o enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn).

Es un antiinflamatorio natural

Los aminoácidos que se encuentran en el caldo de huesos, incluida la glicina y la arginina, tienen efectos antiinflamatorios. La arginina desempeña un papel relevante en la respuesta inmunitaria, mejora el asma (que es una enfermedad inflamatoria crónica) y la inflamación en personas obesas.

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En otros procesos tan graves como el alzhéimer, la artritis o el cáncer también existe inflamación crónica.

Desde luego, con caldo no se van a evitar ni a curar, pero sí es una ayuda para combatir la inflamación.

Mejora la salud de las articulaciones

El colágeno es la proteína mayoritaria de los huesos, tendones y ligamentos. Durante la cocción, el colágeno de los huesos y el tejido conectivo se descompone en gelatina (otra proteína), que contiene aminoácidos importantes para la salud articular.

Como se ha dicho antes, la glucosamina y condroitina presentes en el caldo pueden ayudar a disminuir el dolor articular y los síntomas de la artrosis.

Apto para dietas de adelgazamiento

El caldo de huesos es pobre en calorías y tiene efecto saciante, por eso está indicado en regímenes para adelgazar. Un estudio británico publicado en el 'European Journal of Clinical Nutrition' ha encontrado que comer sopa con regularidad puede aumentar la sensación de saciedad y asociarse con una disminución del peso corporal y la grasa abdominal.

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Foto: Unsplash/@jonathanpielmayer.

Además, el caldo es rico en proteínas, lo que mejora el control del apetito, aumenta la pérdida de peso y mantiene la masa muscular magra.

Mejora el sueño

Muchas personas saben de primera mano que se duerme mejor después de beber una taza de caldo. La explicación está en la glicina, que favorece la relajación. Una investigación japonesa publicada en la revista 'Neuropsicofarmacología' ha confirmado que la glicina promueve el sueño. Concretamente, 3 gramos de glicina mejoran significativamente la calidad del sueño (ayudan a dormirse antes, mantienen el sueño profundo y disminuyen los despertares durante la noche), reducen la somnolencia diurna y favorecen la memoria y la función mental.

Después de todo lo expuesto, ¿quién se resiste a una taza de caldo? Prepararlo es tan sencillo como conseguir unos huesos frescos, unas verduras, agua fria y tiempo. ¡Ah!, no olvides desgrasarlo (aquí tienes cómo hacerlo) para que el resultado sea perfecto.

No hay gastronomía en el mundo que no cuente entre sus imprescindibles con un buen caldo para tomar solo o como base para una sopa. Casi todos los alimentos o, mejor dicho, las partes inservibles para elaborar un plato se pueden transformar en un delicioso y reconstituyente caldo; solo se necesita agua y tiempo para que la materia prima se cueza a fuego lento y traspase todos sus nutrientes al líquido.

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