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The Crown: el rostro de la enfermedad de la princesa de Gales
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The Crown: el rostro de la enfermedad de la princesa de Gales

La serie 'The Crown' saca a relucir los episodios de bulimia de Diana de Gales, una enfermedad aún desconocida por muchos que tarda en detectarse

Foto: Diana de Gales vuelve a la actualidad con la cuarta temporada de 'The Crown'. (EFE)
Diana de Gales vuelve a la actualidad con la cuarta temporada de 'The Crown'. (EFE)

La serie 'The Crown' está narrando con suma dureza algunos aspectos de la vida de la recordada princesa de Gales, concretamente sus episodios de bulimia que padeció durante años. Todavía no se comprende este trastorno porque quizás no se ha explicado del todo bien. Dafne Cataluña, psicóloga y directora del Instituto Europeo de Psicología Positiva aporta las claves para entenderlo.

En qué consiste este trastorno

La bulimia nerviosa es un trastorno de alimentación que se "caracteriza por la presencia de atracones: ingestas de comida donde la persona consume de forma descomunal todo lo que encuentre en casa en un periodo de tiempo breve con una sensación de pérdida de control. Seguido de culpa, temor a ganar peso o sensaciones de malestar abdominal, que desencadena en una necesidad imperiosa de purgarse: a través de vómitos, uso de laxantes o diuréticos, ejercicio extenuante o nuevos periodos de ayuno. La comida excesiva se utiliza para calmar una sensación de hambre irrefrenable y la purgación para evitar la ganancia de peso", insiste la experta.

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Foto: iStock.

Lo que diferencia a la bulimia nerviosa de la anorexia nerviosa no es la presencia de conductas purgativas, sino el patrón atracón-purga-atracón de manera recurrente. Como el alivio del malestar corporal y de la ansiedad son refuerzos muy potentes para el ser humano, y la comida y la purgación producen esos efectos de manera inmediata, el organismo aprende a utilizarlos y se convierten en una manera de aliviar sentimientos no deseados o en una descarga de tensión.

El problema es que cada vez se necesita mayor cantidad para obtener el mismo alivio y llega un momento donde la vida de la persona gira en torno a la comida y organiza la actividad diaria a su alrededor. Se convierte en la herramienta de regulación, pero también en el 'enemigo', es una relación de amor-odio donde la persona necesita saber que tiene comida a su alcance, aunque se prohíbe tocarla porque teme descontrolarse.

Cuándo se empiezan a ver los primeros síntomas y cómo son

"Si nos fijamos en los estudios, la prevalencia más alta comienza a partir de los 13 años, encontrando el promedio de inicio a los 16-17 años. Sin embargo, los primeros momentos del trastorno bulímico son difíciles de apreciar porque en las comidas comen con relativa normalidad y no hay grandes oscilaciones de peso", recuerda la psicóloga. Podemos fijarnos en si...

  • Come enormes cantidades de manzanas y queso fresco, desnatado o semidesnatado.
  • Come muchas 'chucherías', caramelos y chicles.
  • Aparecen envases de laxantes y envoltorios de 'chuches' o comidas preparadas en la basura o en su habitación.
  • Sale de forma extemporánea sin razón aparente para los demás a comprar comida.
  • Se levanta por la noche a comer y los familiares la encuentran en la cocina a horas intempestivas.
  • Se queja de tener pesadillas y sueños de comida.
  • Enmascaramiento y soledad: desaparece sin que la familia sepa a dónde ha ido o se encierra en su cuarto durante largo tiempo.
  • La comida con otros es normal e incluso algo excesiva.

También será interesante reconocer las conductas de purga. Algunos signos son:

  • Va al baño nada más comer.
  • Se producen atascos en las cañerías (vómitos en lavabo, bañera, ducha).
  • Abre innecesariamente grifos de la ducha, baño, lavabo, o tira frecuentemente de la cadena.
  • La factura del agua aumenta de forma exagerada.
  • Usa laxantes (diarreas frecuentes) o diuréticos (consumo de agua excesivo/diuresis muy frecuente)
  • Realiza robos de comida y/o dinero.
  • Gasta demasiado en cremas reductoras y masajes.
  • Apariencia corporal normal o excelente versus oscilaciones muy bruscas del aspecto corporal, de gorda a delgada.
  • Invierte muchas horas en el gimnasio y le preocupa en exceso el modelo de ropa que va a llevar para hacer sus ejercicios.

Junto a otros trastornos

"La persona que padece una bulimia sufre igualmente en los ámbitos cognitivo y emocional. Suele tratarse de alguien inseguro, muy sensible a la crítica externa, que necesita la aprobación y admiración de los demás, desplegando actitudes complacientes. Tratan de transmitir una imagen de fortaleza, pero se sienten muy solos y solas, y tienen miedo a que otros descubran cómo son en realidad", comenta la doctora Cataluña.

Su autoestima fluctúa porque depende del control sobre el cuerpo y de la silueta. De esta forma, la báscula se convierte en un elemento fundamental y decide si el día que se inicia va a ser 'bueno' o 'malo'.

"Todo ello se suma a la impulsividad ante las comidas, los sentimientos de pérdida de control, sentimientos de desamparo y de incapacidad para gobernar su propia vida. Por eso, el 75% de estas personas acaban desarrollando depresión. Aunque no es la única patología: el TOC, los trastornos de ansiedad, el estrés postraumático, los trastornos de personalidad o el abuso de sustancias son otras de las compañeras frecuentes de la bulimia nerviosa", destaca.

¿Está asociado a la genética?

Los modelos de vulnerabilidad a los TCA actuales integran "los factores genéticos y las experiencias tempranas de la vida con los aspectos sociales y personales. Se supone que estos factores generan una determinada susceptibilidad, pero no existe ningún gen bulímico al que podamos atribuir la aparición de este trastorno. En todo caso, serían varios genes los encargados de transmitir determinadas características que participarían en suscitar una mayor vulnerabilidad", agrega.

E insiste: "No obstante, no podemos perder de vista el resto de factores determinantes de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), ya que sin ellos quizás esa sensibilidad biológica o genética quede latente para siempre: factores socioculturales, factores personales, factores familiares o factores desencadenantes".

RRSS y las influencers excesivamente delgadas

Las redes sociales ayudan a crear un contexto en el que las personas aprenden a valorar su imagen y su cuerpo de manera exagerada. Además, internet y las redes sociales son la mayor fuente de información sobre salud y alimentación de los adolescentes 'sanos'. Por ello, el impacto de los medios y de los patrones de belleza femenina y masculina de los influencers y de los anuncios de moda generan una inseguridad desmedida ante la posibilidad de que el cuerpo adquiera una forma y/o un peso por encima de los cánones impuestos.

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Foto: iStock.

"Aunque poco a poco van proliferando referentes diversos, los modelos a los que están expuestos los niños y niñas y los y las adolescentes distan enormemente de los ejemplos de cuerpo que podemos ver en el mundo real. Se encuentran con un ideal inalcanzable incluso para las propias personas que lo encarnan, señalando como única forma de éxito y reconocimiento", comenta la psicóloga.

Un ejemplo de este fuerte impacto es el de niñas y niños de seis años que dicen estar gordos y se niegan a comer, buscando ya en la apariencia delgada la solución a sus problemas escolares y afectivos.

¿Cómo se puede prevenir en la infancia?

  • Cuidado con las dietas. Si un niño o niña pide realizar una dieta porque tiene un sobrepeso importante, habrá que consultar con un profesional, ya que la realización de dietas tiene algunas implicaciones peligrosas.
  • Fomentar una autoestima sana, basada en fortalezas internas, positivas y estables, en contraposición a los mensajes de la sociedad y de las redes sociales que pueden hacernos creer que la imagen significa más que lo que uno es.
  • Crear un pensamiento crítico que les permita desmontar la idea de que estar delgado, incluso de forma enfermiza, es reflejo de éxito, belleza y felicidad.
  • Potenciar otras estrategias de afrontamiento que les permita manejar las dificultades sociales, presiones y exigencias del entorno.
  • Potenciar que todos los miembros de la familia mantengan unos hábitos de vida saludables: alimentación, actividad física, manejo y expresión emocional, ocio y tiempo libre, etc.
  • Por último, fomentar una comunicación abierta y sincera, además de afecto incondicional ante los errores.

Los padres "deben ser un modelo de autocuidado, por ello es importante revisar la importancia que dan al aspecto corporal y las actitudes que hay en casa hacia la alimentación. No es recomendable hacer referencia constante sobre el peso de nadie, las tallas o la imagen corporal, sin llegar a convertirlo en un tabú. Tampoco es conveniente hacer dietas", subraya la doctora Cataluña.

"Cuando los padres tienen sospechas de un trastorno alimentario, el tema debe ser planteado de forma directa y clara explicando lo observado de manera descriptiva y sin juzgar. Siempre transmitiendo su preocupación y señalando que están abiertos a cualquier cosa que quiera decirles y mostrar su disposición a ayudarle. Una parte clave será la escucha atenta, sin rebatir ni entrar en confrontaciones", apostilla.

Afecta también a varones

En los países occidentales, "la prevalencia es mayor en mujeres. De hecho, algunos estudios han señalado que cinco de cada cien pueden padecer bulimia nerviosa. Sin embargo, no es una patología exclusiva de las mujeres, ya que hay numerosos varones que manipulan su alimentación con la premisa de estar en forma, pero se acaban convirtiendo en atracones y purgas", determina.

La serie 'The Crown' está narrando con suma dureza algunos aspectos de la vida de la recordada princesa de Gales, concretamente sus episodios de bulimia que padeció durante años. Todavía no se comprende este trastorno porque quizás no se ha explicado del todo bien. Dafne Cataluña, psicóloga y directora del Instituto Europeo de Psicología Positiva aporta las claves para entenderlo.

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