He dejado el café y ahora tomo té, ¿realmente es buena idea?
La verdad es que no. Todo en esta vida, incluidos estos dos estimulantes, tienen sus pros y sus contras. Averigua cuáles son los de cada uno y decide qué necesitas hoy. Sea cual sea: con moderación
Cortadito, con leche, americano, con hielo, bombón, del tiempo... En España somos de café, pero las últimas tendencias en alimentación saludable han empujado el consumo de té, y son cada vez más los que se cambian a la bolsita de hierbas pensando que dejan atrás al demonio para rellenarse, exclusivamente, de un chute de propiedades saludables.
El denostado café ha sufrido durante años campañas de prevención y se le han asociado diversos males, desde los más inocuos, como amarillear los dientes, a otros más graves, como enfermedades cardiovasculares. Tan solo tímidos estudios, en los últimos años, han querido sacar a relucir algunas de sus propiedades.
"La OMS recomienda que el consumo diario de cafeína no supere los 200 miligramos. Más puede generar dependencia"
Así pues, manos a la obra y tazas en mano, adentrémonos en los efectos positivos y negativos de cada una de estas emblemáticas bebidas:
Tazas llenas de estimulación
Una confusión muy arraigada es la de pensar que teína y cafeína nada tienen que ver. Error. No solo tienen que ver, sino que la teína (al igual que la mateína y la guaranina) es cafeína.
La diferencia radica en que a la hora de servirnos una taza (250 ml) de este estimulante, un alcaloide de las xantinas, si es de té consumiremos alrededor de unos 35 miligramos, y el doble si es de café. Pero, ¡ojo!, este dato es a grandes rasgos, dado que las múltiples variedades de cafés y tés que se comercializan y sus múltiples modos de elaboración hacen que las generalidades de estas bebidas haya que hacerlas con pinzas.
Cafeína sí, pero con control
Si quieres consumir café, pero no quieres pasarte con la dosis, dos consejos:
- Cambia el café de máquina del bar de abajo por el de filtro de la oficina. El modo de hacerlo también influye.
- En España se consumen, prácticamente por igual, dos tipos de café: robusta y arábica, pero este último contiene la mitad de cafeína. No es obligatorio etiquetarlo, por lo que es complicado saber qué vamos a beber cuando compramos un paquete o lo consumimos en cualquier cafetería. Solo en algunos molinillos se puede leer: 100% arábica.
Si lo tuyo es el té, debes saber que el negro es el que, por lo general, más cafeína tiene, seguido del rojo y el verde, que pueden llegar a tener la mitad. En último lugar está el té blanco, sin apenas cafeína. Una gran parte de esta se extrae durante los 10 primeros segundos de infusión, pero también depende del tiempo que se mantenga.
Por si no lo sabías: el rooibos no tiene teína, pero no es té.
¡Lo quiero por vena!
La cafeína es el psicoactivo más consumido en el mundo. A los 30/45 minutos de tomarla llega a la sangre, nuestro cerebro bloquea un neurotransmisor, la adenosina, lo que acelera nuestra actividad cerebral y le hace creer a nuestro cerebro que no está cansado.
El café mejora nuestro ánimo, nuestros niveles de energía y nuestros tiempos de reacción.
La OMS recomienda que el consumo diario de cafeína no supere los 200 mg. Por encima de esta cantidad se puede generar dependencia, ansiedad, temblor y nerviosismo.
Cafeína
Espresso
30 ml
60 mg
Café filtrado
125 ml
85 mg
Café soluble
125 ml
60 mg
Té (hojas o bolsita)
150 ml
32 mg
Bebidas con cafeína
330 ml
39 mg
Bebidas energéticas
330 ml
80 mg
Más efectos cerebrales
Además de ponernos a punto, estas bebidas estimulantes actúan en nuestro cerebro de manera muy positiva. Un consumo de tres tazas de café al día mejora nuestra capacidad de concentración y la memoria, según los datos de la Federación Española del Café.
Aunque no afecta a todos por igual, de hecho en un estudio reciente de investigadores franceses realizado entre 500 hombres y 500 mujeres se concluyó que el cerebro de los hombres que bebía café a diario no fue afectado de ninguna manera, mientras que en el caso de las mujeres se detectó un cambio positivo en la memoria.
Di no a la depresión
Otras investigaciones hablan de que el consumo moderado y continuado de cafeína puede tener un efecto protector frente a la depresión. Una propiedad que comparte con el té y que corroboró el Quinto Estudio Nacional de Corea sobre Salud y Nutrición, diciendo que más de 4 de tazas de té verde o dos de café previenen de este mal mental.
Sin embargo, solo al café se le atribuye una desinflamación de las células nerviosas (que se inflaman en los cerebros con depresión) gracias a tres de sus componentes, el ácido clorogénico, el ferúlico y el cafeico.
Cortadito, con leche, americano, con hielo, bombón, del tiempo... En España somos de café, pero las últimas tendencias en alimentación saludable han empujado el consumo de té, y son cada vez más los que se cambian a la bolsita de hierbas pensando que dejan atrás al demonio para rellenarse, exclusivamente, de un chute de propiedades saludables.
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