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Comer carne cocida se relaciona con síntomas de asma infantil
  1. Bienestar
Investigación del Hospital Mount Sinai

Comer carne cocida se relaciona con síntomas de asma infantil

Las sustancias inflamatorias que se encuentran en este alimento se asocian con un aumento de las sibilancias en los niños

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en la actualidad hay 235 millones de personas con asma en el mundo y es la enfermedad crónica más frecuente en los niños.

En 2016, un grupo de investigadores franceses llegó a la conclusión, según publicó la revista 'Thorax', de que comer carne procesada, como por ejemplo salchichas, jamón o salami, puede empeorar los síntomas del asma. La misma publicación científica saca ahora a la luz otro estudio, llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Medicina de Mount Sinai, en el que muestra que las sustancias presentes en las carnes cocidas se asocian con un aumento de las sibilancias en los niños.

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La prevalencia del asma entre los niños en los Estados Unidos ha aumentado durante las últimas décadas. Los investigadores han concluido ahora que los hábitos alimentarios a temprana edad pueden estar asociados con sibilancias y potencialmente con el desarrollo futuro de asma.

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En el trabajo se concluye que “los compuestos proinflamatorios llamados productos finales de glicación avanzada (AGE) son un ejemplo de factores de riesgo dietéticos tempranos que pueden tener amplias implicaciones clínicas y de salud pública para la prevención de la enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias”.

Una mayor ingesta de carnes que no son mariscos se asoció con un sueño interrumpido por sibilancias


La investigación se ha llevado a cabo sobre 4.388 niños de entre 2 y 17 años a través de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) 2003-2006, un programa del Centro Nacional de Estadísticas de Salud que forma parte de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU. Está diseñado para evaluar el estado de salud y nutrición de adultos y niños en este país a través de entrevistas y exámenes físicos.

Relaciones con la dieta

Los investigadores utilizaron datos de la encuesta NHANES para evaluar las asociaciones entre la edad dietética y las frecuencias de consumo de carne y los síntomas respiratorios. Así descubrieron que una mayor ingesta de AGE se asoció significativamente con un aumento de las probabilidades de sibilancias, incluidas las que interrumpían el sueño y el ejercicio, y que requerían medicamentos recetados. De manera similar, una mayor ingesta de carnes que no son mariscos se asoció con un sueño interrumpido por sibilancias que requirieron prescripción farmacológica.

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"Encontramos que un mayor consumo de AGE dietéticos, que se derivan en gran medida de la ingesta de carnes que no son mariscos, se asoció con un mayor riesgo de sibilancias en los niños, independientemente de la calidad general de la dieta o un diagnóstico establecido de asma", ha explicado Jing Gennie Wang. MD, autor principal del estudio y exbecario de Medicina Pulmonar, Cuidados Intensivos y del Sueño en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai.

A menudo el asma no se diagnostica correctamente ni recibe el tratamiento adecuado


"Que la investigación identifique los factores dietéticos que influyen en los síntomas respiratorios en los niños es importante, ya que estos riesgos son potencialmente modificables y pueden ayudar a orientar las recomendaciones de salud. Es de esperar que nuestros hallazgos sirvan de base a futuros estudios longitudinales para investigar más a fondo si estos componentes dietéticos específicos desempeñan un papel en la enfermedad de las vías respiratorias infantiles", ha añadido Sonali Bose, MD, autora principal y profesora de pediatría en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai.

El asma está presente en todos los países, independientemente de su grado de desarrollo. A menudo, según la OMS, el asma no se diagnostica correctamente ni recibe el tratamiento adecuado, creando así una importante carga para los pacientes y sus familias, y pudiendo limitar la actividad del paciente durante toda su vida.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en la actualidad hay 235 millones de personas con asma en el mundo y es la enfermedad crónica más frecuente en los niños.

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