Los hitos de la microbiota para controlar las enfermedades
Tras más de una década de investigación, la ciencia empieza a descifrar los secretos que alberga nuestro intestino y su capacidad para el tratamiento de las patologías
Más de una década después del lanzamiento del Proyecto del Microbioma Humano, la investigación en este campo ha crecido exponencialmente hasta proporcionar resultados realmente sorprendentes.
Sabemos que el tracto gastrointestinal abriga trillones de microorganismos, los cuales son indispensables para la salud, y los científicos están buscando la utilidad potencial del microbioma (la comunidad de bacterias, hongos y virus que lo componen), como nuevas modalidades terapéuticas. Investigadores estadounidenses publican un artículo de opinión en el último 'JAMA' donde destacan las aplicaciones actuales de la ciencia de los microbiomas en la salud humana y examinan los éxitos y los desafíos pendientes.
El trasplante de microbioma fecal ha demostrado el potencial para mejorar o curar la enfermedad
Y uno de ellos es el trasplante de microbioma fecal (TMF), que ha demostrado el potencial de los microbios normales asociados con humanos para mejorar, o incluso curar, la enfermedad. Así, en 2013, un estudio publicado en 'The New England Journal of Medicine' utilizó el TMF de donantes para controlar la infección recurrente por Clostridioides difficile (CDI, por sus siglas en inglés, anteriormente conocido como Clostridium difficile).
Trasplante de microbioma fetal
Como aclara la Societat Catalana de Digestologia, “la infección por Clostridium difficile (C. diffic) es la causa más frecuente de diarrea hospitalaria de origen infeccioso en los países desarrollados. En las últimas décadas se ha detectado un aumento del número de casos en nuestro medio. El contagio suele ser por vía feco-oral y la transmisión se debe a la contaminación ambiental, especialmente en los centros de salud”.
El TMF “consiste en la obtención de microorganismos intestinales de las heces de un individuo sano (donante), para introducirlos en el tracto gastrointestinal de una persona con infección recurrente por C. difficile (receptor) con el objetivo de restaurar la microbiota intestinal dañada”, insiste la institución.
En el ensayo del 'New England', 43 personas fueron asignadas al azar para recibir, o bien un TMF, o bien el antibiótico vancomicina oral o vancomicina más un lavado intestinal. El ensayo terminó antes de tiempo cuando se consideró que el trasplante era más efectivo que la terapia con antibióticos, con 13 receptores (81%) curados con una sola infusión.
Como aclaran los firmantes del nuevo artículo, Julia Segre (de la sección de Genómica Microbiana del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de EEUU) y Heidi H. Kong (del Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel estadounidense): “Estudios adicionales han demostrado que puede usarse para tratar CDI. Sin embargo, las preguntas sobre cómo y por qué de la efectividad clínica de TMF siguen sin respuesta. Por ejemplo, ¿las cepas de los donantes colonizan establemente el intestino? ¿Se requieren comunidades complejas de microbios fecales para el éxito?”.
Insisten en que los resultados prometedores con CDI han llevado a los investigadores a estudiar el TMF como tratamiento para las personas con enfermedades inflamatorias del intestino, generando algunos resultados modestos y mixtos. Así, un ensayo publicado en 'JAMA' con 73 pacientes con colitis ulcerosa de leve a moderada fueron asignados para recibir el trasplante de donante o autólogo. Doce receptores de donantes (32%) lograron el punto final primario de remisión libre de esteroides (terapia usada en la patología) a las 8 semanas en comparación con 3 receptores de TMF autólogos.
“Si bien el TMF del donante puede representar una nueva modalidad terapéutica, la falta de comprensión de cómo el microbioma contribuye a la patogénesis de la enfermedad inflamatoria intestinal y los resultados limitados con el trasplante sugieren que la manipulación de comunidades complejas de microbioma en la enfermedad inflamatoria será un desafío”, insisten los autores del artículo de opinión.
Microbioma vaginal
La complejidad de las comunidades microbianas, “en términos de número y porcentaje de diferentes especies en un ambiente, podría ser clave para lograr una forma de intervención manejable que altere los microbiomas. Por ejemplo, una enfermedad con baja complejidad de microbioma, ya sea inherente o inducida por antibióticos, puede ser más fácil de tratar”, apostillan.
El microbioma vaginal ejemplifica uno menos complejo que el de intestino. La vaginosis bacteriana (un tipo de inflamación vaginal causada por el crecimiento excesivo de bacterias que se encuentran naturalmente en la vagina, lo que altera el equilibrio natural) se caracteriza por el predominio de especies anaerobias sobre lactobacilos típicos.
Este trastorno prevalente se asocia con altas tasas de recurrencia y fracaso del tratamiento con antibióticos. En un estudio preliminar del trasplante de microbioma vaginal, publicado en 'Nature Medicine' en pacientes con vaginosis bacteriana crónica, la remisión a largo plazo se produjo en 4 de 5 de los pacientes tratados y duró hasta 21 meses. Tres requirieron repetir el trasplante para lograr la curación y uno de ellos requirió un donante alternativo. “Este estudio sugiere que es posible la alteración de microbiomas, incluso los que están desequilibrados de forma crónica. Pero de forma similar a los estudios de TMF, se necesita una mayor comprensión para dilucidar las variables biológicas que involucran tanto al huésped como al donante y que influyen en el éxito terapéutico”, recuerdan los investigadores.
La dieta
Se sabe que la dieta también interviene en la formación del microbioma. Así, las alteraciones alimentarias pueden inducir cambios microbianos temporales dentro de un periodo de 24 horas. Dada esta asociación, podría haber beneficios terapéuticos importantes al alterar la composición microbiana a través de la dieta. Diversos estudios han demostrado que dos semanas de intervención dietética pueden cambiar significativamente su composición en humanos. "Y aquí también entra en juego el papel que están desempeñando los probióticos y los prebióticos", recuerdan los investigadores Segre y Kong.
E insisten: "Antes de adoptar la intervención de microbiomas para el manejo de enfermedades inflamatorias o crónicas, los investigadores necesitan una mejor comprensión de los roles que la microbiota tiene en el inicio, el mantenimiento y la progresión de la enfermedad. Solo a través de la investigación mecanicista básica informada por preguntas clínicas fundamentales, el campo progresará a los grandes ensayos clínicos necesarios para comprender la traducción de la ciencia del microbioma, logrando el objetivo final: la medicina de precisión".
Más de una década después del lanzamiento del Proyecto del Microbioma Humano, la investigación en este campo ha crecido exponencialmente hasta proporcionar resultados realmente sorprendentes.