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Demuestran que el distanciamiento no es suficiente si no hay ventilación
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Demuestran que el distanciamiento no es suficiente si no hay ventilación

El virus puede expandirse más de dos metros en segundos más fácilmente al hablar que cuando tosemos. Alimente lo analiza con la directora del nuevo proyecto español 'Vigilancia ambiental del SARS-Cov-2 y de calidad del aire’

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No es novedad que la ciencia apunte a que la ventilación es un factor clave para frenar la propagación del SARS-CoV-2, y por eso ahora pone en negro sobre blanco nuevas evidencias que constatan la ‘medición’ real de esta sospecha.

"En espacios mal ventilados y en los que no se usa mascarilla, el virus puede expandirse más de dos metros en cuestión de segundos"


Así, investigadores británicos cuyo trabajo se publica en la revista 'Proceedings of the Royal Society' han sabido que los tiempos de sedimentación de una nube de gotas y su dosis viral suspendida se ven afectados significativamente por la composición de las primeras.

Según su investigación, los científicos de la Universidad de Cambridge y del Imperial College han comprobado que en espacios mal ventilados y en los que no se usa mascarilla, el virus puede expandirse más de dos metros en cuestión de segundos y con la misma o más facilidad cuando simplemente hablamos de forma seguida 30 segundos que cuando tosemos.

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La diferencia es que, al hablar, emitimos partículas de saliva mucho más pequeñas que pueden permanecer en suspensión durante un largo periodo, expandiéndose por la sala o habitación. Al toser, sin embargo, las partículas son más gruesas y, por tanto, tienden a caer al suelo o a otras superficies de manera más rápida debido a la fuerza de la gravedad.

Diez cambios de aire por ventilación

El aerosol suspendido emitido al hablar continuamente durante 1 hora en una habitación mal ventilada da un riesgo de infección de 0,1 a 11% para cargas virales iniciales de 108 a 1010 copias ml-ll, respectivamente, disminuyendo a 0,03 a 3% para 10 cambios de aire por hora en ventilación. Los presentes resultados proporcionan estimaciones cuantitativas útiles para el desarrollo de controles de ventilación y distanciamiento físico.

Así, cuando no se usa mascarilla en espacios cerrados, los aerosoles se propagan más de dos metros -establecida generalmente como la distancia de seguridad para evitar el contagio- en apenas unos segundos.

El mayor conocimiento sobre la forma en la que se difunde el virus también nos proporciona mejores herramientas para combatirlo. El estudio ha probado igualmente otra circunstancia ya ampliamente conocida: una adecuada ventilación es capaz de reducir enormemente el riesgo de contagio.

La app de la ventilación

Basándose en los modelos de su estudio, los investigadores han creado una aplicación online con el nombre de Airbone.cam para gestionar una adecuada ventilación en espacios públicos como tiendas, oficinas o clases. La herramienta ya se está empleando en la Universidad de Cambridge.

"Puede ayudar a las personas a utilizar la mecánica de fluidos para tomar mejores decisiones y adaptar sus actividades y entornos cotidianos para suprimir el riesgo, tanto para ellos mismos como para los demás”, afirma el coautor Savvas Gkantonas, quien dirigió el desarrollo de la aplicación con el Dr. De Oliveira.

"Estamos analizando todos los lados de la transmisión de aerosoles y gotas para comprender, por ejemplo, la mecánica de fluidos involucrada en toser y hablar", asevera el autor principal, el profesor Epaminondas Mastorakos, también del Departamento de Ingeniería. “El papel de la turbulencia y cómo afecta a qué gotas se depositan por gravedad y cuáles permanecen a flote en el aire, en particular, no se comprende bien. Esperamos que estos y otros resultados nuevos se implementen como factores de seguridad en la aplicación a medida que continuamos investigando".

Los pasos españoles

En declaraciones a Alimente, la Dra. Florentina Villanueva García, investigadora del programa INCRECYT del Laboratorio de Contaminación Atmosférica (Universidad de Castilla-La Mancha), aclara: “Las pequeñas partículas que emitimos al respirar, hablar, toser o estornudar y que pueden contener el virus quedan suspendidas en el aire y pueden desplazarse de un sitio a otro en los ambientes interiores. Al ventilar, estamos renovando el aire interior contaminado con aire fresco del exterior, y así se evita que se concentren estos aerosoles, de esta manera se reduce la concentración del virus en el aire. No obstante, la ventilación es una medida más, es decir, otra capa de protección junto con la mascarilla, la distancia social y la higiene. Todas en conjunto harán que el riesgo de contagio sea menor en los espacios cerrados”.

"Un pequeño hueco en la mascarilla, por ejemplo alrededor de la nariz, puede hacer que se escape la mitad de la respiración porque es mucho más fácil que salga por ahí”


Insiste en que “hacemos muchas cosas bien como mantener la distancia, la higiene o llevar la mascarilla, aunque puede que en la mayoría de los casos la gente no la use correctamente. Por ejemplo, si lleva la misma mascarilla durante días y no se lleva bien ajustada. Sabemos que un pequeño hueco, por ejemplo alrededor de la nariz, puede hacer que se escape la mitad de la respiración porque es mucho más fácil que salga por ahí”.

Las mascarillas que protegen

Y añade: “Por otra parte, las mascarillas que realmente protegen en interiores son la FFP2, cuyo uso obligatorio en el transporte público, supermercados o comercios ya se ha impuesto en algunos países. Con esta mascarilla no solo te proteges a ti mismo, sino que también proteges a los demás en caso de estar contagiado, pero, como he comentado antes, debe estar bien ajustada".

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Es importante, como aclara la experta, saber “que el problema de transmisión del virus está en el aire compartido; por tanto, estar en el interior de un lugar con mucha gente, con poca ventilación y sin mascarilla supone un riesgo muy alto. Es precisamente esto lo que ha sucedido en Navidad y lo que ha causado la gran cantidad de contagios en esta tercera ola. Si las personas se concienciaran de que el virus puede estar en el aire, flotando, cuando estuvieran en espacios cerrados con otras no se quitarían las mascarillas y estarían pendientes de si hay ventanas o no. O cuando se reunieran en las casas tendrían todas estas precauciones y dejarían las ventanas abiertas para permitir la ventilación”.

"Es importante tener las ventanas abiertas cuando las personas se reúnen en un casa"

Por eso, desde AIREAMOS estamos “recomendando el uso de medidores de CO2 porque es algo muy visual que hace que tengamos una referencia de lo bien o lo mal ventilado que está un sitio. Si todo el mundo lo conociera, sería una referencia para decidir estar en un sitio o no. La concentración de CO2 en el exterior es de aproximadamente 420 ppm (partes por millón) y en un espacio interior bien ventilado debería estar por debajo de 700 ppm. Si pudiéramos ver en un panel en un bar, restaurante o comercio el valor del CO2, sabríamos si es seguro pasar o no, tendríamos más información de la que disponemos ahora”

Medida indirecta de ventilación

Al virus no podemos verlo, detalla, “pero el valor de CO2 sí, de esta manera habría más conciencia sobre el riesgo de estar en un espacio cerrado. Es una medida indirecta de la ventilación. En el interior aumenta mucho porque las personas somos quienes lo exhalamos (quitando que haya otras fuentes internas de emisión como estufas o cocinas de gas). Por este motivo, un valor alto indica que el lugar no se está ventilando correctamente y que podemos estar inhalando aerosoles potencialmente infecciosos”.

Sin ventanas, otros sistemas

Florentina Villanueva García insiste en que “los espacios interiores que no tengan ventanas y no puedan recurrir a la ventilación natural deberían optar por otros sistemas de ventilación como sistemas de ventilación mecánica con impulsión de aire fresco del exterior o extracción del aire interior. También se puede elegir la utilización de purificadores de aire portátiles con filtros HEPA, pero no vale cualquier purificador. Estos se deben dimensionar adecuadamente al volumen de la habitación, deben tener filtro HEPA H13 o H14 (norma UNE-EN 1822) y deben trabajar a máxima potencia. Esto es muy importante porque el caudal que dan los fabricantes (CADR) suele ser el máximo, si se ponen en automático van a ser muy poco eficaces. Estos purificadores retienen los aerosoles en suspensión y, por tanto, aquellos susceptibles de contener el virus, pero no eliminan el CO2.

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Esto significa que “el aire no sería contagioso, pero si midiéramos el CO2, dependiendo del número de personas en el interior, nos podría dar un valor elevado. Son dos cosas diferentes que mucha gente tiende a confundir. Normalmente, este tipo de purificadores llevan un sensor de partículas (PM2.5, partículas menores de 2.5 micras) y va cambiando de color en función de la calidad del aire que hay en el espacio interior respecto a la concentración de este tipo de partículas. Cuanto más tiempo está el purificador puesto, mejor será la calidad del aire con respecto a los aerosoles que puedan contener el virus. Sin embargo, no llevan sensor de CO2 como mucha gente piensa”, apostilla.

Y apunta: “Los filtros HEPA ayudan a eliminar el virus, una medida muy importante en caso de que no se dispongan de ventanas y no se pueda ventilar. En los colegios, por ejemplo, se están usando como complemento a la ventilación. Han surgido muchas dudas de si dichos filtros pueden retener el virus, sin embargo, sabemos que sí lo hacen”.

Proyecto pionero español

Adelanta a Alimente: “Actualmente estamos trabajando en el proyecto ‘Vigilancia ambiental del SARS-Cov-2 y de calidad del cire’, del que soy investigadora principal junto a la médico Carmen Granda. En este proyecto participan distintos grupos de investigación de la UCLM, Oporto y además personal sanitario. El objetivo es tratar de detectar ARN viral SARS-CoV-2 recogiendo muestras en filtros HEPA y en superficies de espacios interiores de aulas y residencias como método de vigilancia ambiental”.

"Hemos probado la técnica que emplearemos, y en dos análisis realizados en lugares con personas contagiadas hemos visto que los filtros lo retienen"


Si se detecta virus en el ambiente, “nuestro objetivo es realizar cribados dirigidos de población asintomática (prevención primaria) y poder así limitar brotes de forma temprana y eficiente en estos lugares de especial interés para la salud pública durante esta pandemia de covid-19. De hecho, Isabel García Fernández de Mera, del grupo Sanidad y Biotecnología (SaBio) del IREC (Universidad de Castilla-La Mancha y CSIC), que es líder europeo en el campo de la epidemiología y el control de las enfermedades transmisibles, ya ha desarrollado una metodología para la detección del virus en los filtros HEPA. Ya hemos probado la técnica que emplearemos, y en dos análisis realizados en lugares con personas contagiadas hemos visto que los filtros retienen el virus y que existe la posibilidad de analizarlos y detectar el SARS-CoV-2".

No es novedad que la ciencia apunte a que la ventilación es un factor clave para frenar la propagación del SARS-CoV-2, y por eso ahora pone en negro sobre blanco nuevas evidencias que constatan la ‘medición’ real de esta sospecha.

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