¿Promueven los edulcorantes la resistencia a los antibióticos?
Alrededor de 700.000 personas mueren cada año por infecciones de bacterias a las que no hacen efecto los antimicrobianos, pero un nuevo hallazgo podría cambiar estos datos
Desde que se introdujeran los antibióticos en la práctica clínica, allá por el año 1940, se han convertido en indispensables para el tratamiento de la mayoría de las infecciones, tanto en humanos como en animales. Pero su consumo, cada vez más extendido y, en muchas ocasiones, abusivo, ha hecho que durante las últimas décadas el ser humano haya estado expuesto a una de las mayores amenazas para su salud: la resistencia a los antimicrobianos (RAM).
Las enfermedades causadas por bacterias resistentes podrían cobrarse la vida de unos 10 millones de personas en el año 2050
Según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), este fenómeno se produce cuando un microorganismo deja de ser afectado por un antimicrobiano al que anteriormente era sensible y adquiere la capacidad de “neutralizar el efecto de los medicamentos, como los antibióticos”.
A nivel mundial, alrededor de 700.000 personas mueren cada año debido a infecciones causadas por bacterias resistentes. Pero lo peor son las estimaciones: si no se toman medidas de forma inmediata, hablaremos de 10 millones de muertes para 2050.
Edulcorantes no nutritivos: uso y datos de consumo
Los edulcorantes no nutritivos tienen una mayor intensidad de endulzamiento y un menor contenido calórico -por gramo- en comparación con los edulcorantes calóricos como la sacarosa o los jarabes de maíz. Tanto la población general como los pacientes diabéticos los utilizan como sustituto para controlar su ingesta de carbohidratos y energía.
Aunque la mayoría de los endulzantes no nutritivos que están aprobados por organismos como la Administración de Drogas y Alimentos de los EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) para el consumo humano son sintéticos (también se conocen como edulcorantes artificiales), cada vez hay más edulcorantes naturales no calóricos disponibles.
Se estima que, a nivel mundial, se consumen 117.000 toneladas al año de edulcorantes
Los encontramos en las bebidas dietéticas, yogures dietéticos, postres y chicles, por ejemplo. Y son muy demandados por su potencial para mejorar la salud de las personas que padecen obesidad, intolerancia a la glucosa, diabetes mellitus tipo II y trastornos metabólicos, entre otras patologías. Su popularidad se refleja en los datos, ya que se estima que a nivel mundial se consumen 117.000 toneladas al año.
Edulcorantes y propagación de la RAM
Un equipo de investigadores australianos ha probado que los edulcorantes no nutritivos de uso común desempeñan un papel en la propagación de genes resistentes a los antibióticos en el intestino. Lo hicieron analizando cuatro de los más utilizados: sacarina (SAC), sucralosa (SUC), aspartamo (ASP) y acesulfamo de potasio (ACE-K).
“Aunque están permitidos como aditivos alimentarios seguros, compuestos como la sacarina, la sucralosa, el aspartamo y el acesulfamo de potasio -que se usan comúnmente como edulcorantes no nutritivos- se han asociado recientemente con cambios en la microbiota intestinal similares a los causados por los antibióticos”, afirman los autores de este trabajo.
"Estos hallazgos son una llamada de atención para evaluar las posibles funciones similares a los antibióticos inducidas por los edulcorantes"
Dado que los antibióticos pueden promover la propagación de genes de resistencia a los antibióticos (ARG), el equipo quiso refutar la hipótesis de que estos edulcorantes no nutritivos podrían tener un efecto similar y, efectivamente, lo lograron, porque han podido concluir cómo estos compuestos promovían la transferencia horizontal de genes entre bacterias tanto en entornos ambientales como clínicos. Lo hicieron a través de un proceso llamado 'conjugación' que, según destacan Zhigang Yu y sus colegas de la Universidad de Queensland, se produce cuando los genes se transfieren de la bacteria del donante a la receptora, que luego pueden desarrollar resistencia a múltiples fármacos.
Este avance, publicado en 'The ISME Journal', podría servir para combatir la propagación de la resistencia antimicrobiana alertando de los riesgos potenciales del consumo de estos edulcorantes en alimentos y bebidas.
"Teniendo en cuenta la aplicación sustancial de estos edulcorantes en la industria alimentaria (más de 117.000 toneladas métricas consumidas en todo el mundo por año), nuestros hallazgos son una llamada de atención para comenzar a evaluar las posibles funciones similares a los antibióticos inducidas por los edulcorantes no nutritivos", concluye el equipo.
Desde que se introdujeran los antibióticos en la práctica clínica, allá por el año 1940, se han convertido en indispensables para el tratamiento de la mayoría de las infecciones, tanto en humanos como en animales. Pero su consumo, cada vez más extendido y, en muchas ocasiones, abusivo, ha hecho que durante las últimas décadas el ser humano haya estado expuesto a una de las mayores amenazas para su salud: la resistencia a los antimicrobianos (RAM).