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Esta es la razón por la que el té es bueno para tu tensión
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Esta es la razón por la que el té es bueno para tu tensión

Un estudio demuestra que los compuestos del té verde y negro relajan los vasos sanguíneos al activar las proteínas de los canales iónicos en la pared de los vasos sanguíneos, de ahí su poder como antihipertensivo

Foto: Foto: Unsplash/@marcossechi.
Foto: Unsplash/@marcossechi.

No es una broma y, desgraciadamente, es muy común. Tal y como destaca un artículo publicado en 'The Lancet', la presión arterial (PA) elevada es el principal factor de riesgo de enfermedad global

"Es importante recordar que en nuestro país el 42,6% de la población adulta tiene hipertensión y el 37,4% de los hipertensos está sin diagnosticar"


La primera causa de hipertensión arterial HTA es la esencial o primaria, que corresponde a aproximadamente el 90% de los casos. En un 10% de los pacientes se podrá detectar una causa corregible, situación denominada HTA secundaria. La esencial es un trastorno poligénico en el que influyen múltiples genes o combinaciones genéticas. Sobre esta base, una serie de factores adquiridos o ambientales ejercen un efecto para su desarrollo, según publica la Sociedad Española de Hipertensión. Es importante recordar que, en nuestro país, el 42,6% de la población adulta tiene hipertensión y el 37,4% de los afectadps está sin diagnosticar, según el estudio Di@bet.es de la Fundación Española del Corazón (FEC).

Entre estos factores destacan el sobrepeso y la obesidad, el contenido elevado de sal en la dieta, la pobre en potasio, el sedentarismo y la ingesta elevada de alcohol. Frenar los factores que elevan tu tensión es fundamental, pero también puedes echar mano de otros aliados como es el té.

Los mecanismos

Un nuevo estudio de la Universidad de California en Irvine (EEUU), publicado en 'Cellular Physyology', muestra que los compuestos del té verde y negro relajan los vasos sanguíneos al activar las proteínas de los canales iónicos en la pared de estos. El descubrimiento ayuda a explicar sus propiedades antihipertensivas y podría conducir al diseño de nuevos medicamentos para bajar los valores arteriales.

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Foto: iStock.

Se sabe, como han demostrado varios trabajos, que existe una relación directa entre su consumo y el control de la tensión arterial. Una muestra es el trabajo de Archives International Medicine. El ensayo midió el efecto de su consumo sobre el riesgo de hipertensión recién diagnosticada en 1.507 sujetos (711 hombres y 796 mujeres), de 20 años o más, que no tenían antecedentes de hipertensión durante 1996 en Taiwán.

Un total de 600 sujetos (39,8%) eran bebedores habituales de té, definido por un consumo de 120 ml/día o más durante al menos 1 año. En comparación con los bebedores no habituales, el riesgo de desarrollar hipertensión disminuyó en un 46% para aquellos que ingirieron de 120 a 599 ml/d y se redujo aún más, en un 65%, para aquellos que tomaban 600 ml/d o más. Todo, después de ajustar cuidadosamente factores influyentes como edad, sexo, estatus socioeconómico, antecedentes familiares de hipertensión, índice de masa corporal, relación cintura-cadera, estilo de vida (actividad física total, ingesta alta de sodio, tabaquismo, consumo de alcohol y consumo de café) y factores dietéticos (vegetales, frutas, granos sin refinar, pescado, leche, alimentos con grasas visibles y alimentos fritos). Sin embargo, el consumo de té durante más de 1 año no se asoció con una reducción adicional del riesgo de hipertensión.

El té se ha producido y consumido durante más de 4.000 años, y actualmente se beben más de 2 mil millones de tazas cada día en todo el mundo, una ingesta solo superada por el agua en términos de volumen consumido a nivel mundial. Los tres tés con cafeína que se prefieren comúnmente (verde, oolong y negro) se producen a partir de las hojas de la especie de hoja perenne Camellia sinensis, las diferencias surgen de los distintos grados de fermentación durante su producción. El negro se mezcla comúnmente con leche antes de consumirse en países como el Reino Unido y los Estados Unidos.

El descubrimiento

El hallazgo fue realizado por el laboratorio de Geoffrey Abbott, profesor del Departamento de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la UCI. Según Kaitlyn Redford, estudiante de posgrado: "La activación del canal de potasio KCNQ5 subyace a la vasodilatación por el té".

Los resultados de la investigación revelaron que dos compuestos flavonoides de tipo catequina (galato de epicatequina y galato de epigalocatequina-3) que se encuentran en el té activan cada uno un tipo específico de proteína de canal iónico llamada KCNQ5, que permite que los iones de potasio se difundan fuera de las células para reducir la concentración celular. Como KCNQ5 se encuentra en el músculo liso que recubre los vasos sanguíneos, también se predijo que su activación por las catequinas del té relajaría los vasos sanguíneos, una predicción confirmada por colaboradores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca).

"Descubrimos mediante el uso de modelos informáticos y estudios de mutagénesis que catequinas (antioxidante polifeespecíficas se unen al pie del sensor de voltaje, que es la parte de KCNQ5 que permite que el canal se abra en respuesta a la excitación celular. Esta unión permite que se abra mucho más fácilmente y antes en el proceso de excitación celular", explican los autores.

Factor de riesgo modificable

Debido a que hasta un tercio de la población adulta mundial tiene hipertensión, y esta afección se considera el factor de riesgo modificable número uno para la enfermedad cardiovascular mundial y la mortalidad prematura, los nuevos enfoques para tratar la hipertensión tienen un enorme potencial para mejorar la salud pública mundial. Estudios anteriores demostraron que el consumo de té verde o negro puede reducir la presión arterial en una cantidad pequeña pero constante, y anteriormente se descubrió que las catequinas contribuían a esta propiedad. La identificación de KCNQ5 como un objetivo novedoso para las propiedades hipertensivas de las catequinas del té puede facilitar la optimización de la química medicinal para mejorar la potencia o eficacia.

En el cerebro

Además de su papel en el control del tono vascular, KCNQ5 se expresa en varias partes del cerebro, donde regula la actividad eléctrica y la señalización entre neuronas. Existen variantes del gen patógeno KCNQ5 que deterioran la función de su canal y, al hacerlo, causan encefalopatía epiléptica, un trastorno del desarrollo que es severamente debilitante y causa convulsiones frecuentes. Debido a que las catequinas pueden cruzar la barrera hematoencefálica, el descubrimiento de su capacidad para activar KCNQ5 puede sugerir un mecanismo futuro para reparar los canales KCNQ5 rotos para mejorar los trastornos de excitabilidad cerebral derivados de su disfunción.

¿Con leche?

Los investigadores del presente estudio encontraron que cuando el té negro se aplicó directamente a las células que contienen el canal KCNQ5, la adición de leche previno los efectos beneficiosos del té activadores de KCNQ5. Sin embargo, destacan, "no creemos que esto signifique que uno deba evitar la leche al beber té para aprovechar las propiedades beneficiosas del mismo. Estamos seguros de que el ambiente en el estómago humano separará las catequinas de las proteínas y otras moléculas en la leche que de otro modo bloquearían los efectos beneficiosos de las mismas".

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Esta hipótesis se ve confirmada por otros estudios que muestran los beneficios antihipertensivos del té independientemente del consumo de leche. El equipo también encontró, usando espectrometría de masas, que calentar el té verde a 35 grados C altera su composición química de una manera que lo hace más efectivo para activar KCNQ5.

"Independientemente de si el té se consume helado o caliente, esta temperatura se alcanza después de beberlo, ya que la temperatura del cuerpo humano es de unos 37 grados C. Por lo tanto, simplemente bebiendo té activamos sus beneficiosas propiedades antihipertensivas", determinan los investigadores.

No es una broma y, desgraciadamente, es muy común. Tal y como destaca un artículo publicado en 'The Lancet', la presión arterial (PA) elevada es el principal factor de riesgo de enfermedad global

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