Salud mental: un cambio necesario en nuestra sociedad
España necesita urgentemente poner en marcha una estrategia en Atención Primaria para atender los problemas emocionales de los ciudadanos, en aumento. La solución no pasa por el consumo excesivo de psicofármacos
En la reunión de ayer -miércoles 17 de marzo- de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados-, Íñigo Errejón nos recordó que todos los asistentes y el resto de los españoles conocemos muy bien los nombres de muchos principios activos y medicamentos como Lorazepam, Valium, Lexatin, etc. Nos recordó que todos sabemos que esos fármacos sirven para reducir los síntomas de ansiedad, depresión, insomnio y estrés, porque son el tipo de fármaco más consumido: cerca del 20% de españoles los toma diariamente y muchos otros lo hacen ocasionalmente, lo que al cabo del año arroja un consumo mucho más alto.
La prevalencia de depresión y ansiedad se ha duplicado con la pandemia debido al miedo, la crisis económica y las tensiones familiares
En el último año, con la pandemia, el uso de estos fármacos se ha incrementado debido a que la prevalencia de ansiedad y depresión entre la población se ha duplicado en España y en otros países. No hace falta explicar por qué. Todos recordamos las cifras de fallecidos, la amenaza del contagio, los enfermos que todavía no se han recuperado, el confinamiento, el parón de la actividad económica, el aumento del desempleo, de las tensiones familiares y de pareja, etc.
Aferrados al psicofármaco
Sí, efectivamente, todos conocemos muy bien esos nombres de psicofármacos, porque el consumo no ha parado de incrementarse en los últimos 30 años, desde que tenemos registros, y somos el segundo país de la OCDE en consumo de benzodiacepinas, el principio activo por excelencia de los tranquilizantes. A pesar de que las guías de práctica clínica dicen claramente que la investigación ha demostrado que no sirven para curar los trastornos de ansiedad, que no se deben tomar más allá de 3 o 4 semanas, ya que producen adicción, hay personas que llevan décadas aferradas a este consumo, que no resuelve su problema, pero que no pueden dejarlos a pesar de que ponen en riesgo la seguridad vial al conducir bajo sus efectos.
Tras su exposición, Errejón ha recibido el grito 'vete al médico', lanzado por un diputado del Grupo Popular y se ha armado gorda en las redes sociales, porque ha habido un amplio rechazo amplio de la sociedad a ese grito; rechazo porque muchos lo han interpretado como un insulto aludiendo a la salud mental; otros han visto falta de empatía con las personas que sufren problemas emocionales; algunos, escasa sensibilidad al problema de la falta de psicólogos en la sanidad pública; otros se han rebelado por la inequidad entre quién puede y no puede cubrir los gastos de un tratamiento psicológico privado; muchos han apuntado a la falta de conocimiento de los problemas reales de la población española en un representante de la misma en el Congreso...
En fin, múltiples rechazos de la sociedad española que está harta de que la solución a los problemas de la vida, como los que nos ha acentuado la pandemia, sea una solución exclusivamente farmacológica que tiene como consecuencia falta de eficacia, cronicidad, comorbilidad, discapacidad, pérdida de calidad de vida, suicidio y 23.000 millones de costes anuales, es decir el 2,2% del PIB.
La eficacia del entrenamiento
El ensayo clínico Psicología en Atención Primaria ha demostrado que es más eficaz entrenar a las personas con alteraciones emocionales que los psicofármacos. Con tan solo 7 sesiones de entrenamiento psicológico, dando información en grupo y entrenando la forma de manejar las emociones, cambiando pensamientos y conductas con técnicas cognitivo conductuales, se ha conseguido una eficacia más de tres veces superior a los psicofármacos, con un coste inferior a los 28 € por paciente. El ensayo ha demostrado que el entrenamiento psicológico sí mejora la calidad de vida y que es un tratamiento que debería ser adoptado de forma generalizada por el Sistema Nacional de Salud.
Con más de mil pacientes evaluados y tratados, este ensayo clínico ha probado que acudiendo a los recursos naturales del individuo y de la sociedad, como son la información, el apoyo social, el aprendizaje y el entrenamiento en relajación, se puede disminuir la ansiedad y la depresión de forma confiable 3 o 4 veces más que con psicofármacos.
Solo hay cuatro comunidades autónomas que ofrezcan el tratamiento psicológico para los problemas emocionales en Atención Primaria. Con una inversión pequeña se consiguen grandes beneficios; ¿qué más hay que demostrarles a las administraciones públicas para que tomen decisiones basadas en eficacia, en coste-eficacia, en coste-utilidad, en definitiva, en la evidencia científica? Son decisiones que van a ahorrar mucho sufrimiento y millones de euros al presupuesto público y a las empresas, pero, sobre todo, que van a mejorar la calidad de vida de la población.
En el Reino Unido se tomaron estas decisiones ya en el año 2008, y a día de hoy vemos cómo publican artículos y libros que se titulan 'Por qué duplicar el tratamiento psicológico en la sanidad pública costaría nada'. ¿Por qué no podemos aprender a ser un país civilizado que toma sus decisiones políticas, económicas, sociales y de calidad de vida utilizando el conocimiento científico? ¿Por qué no somos capaces de aprovechar nuestros propios recursos? ¿Por qué despilfarramos tanto si no somos ricos? ¿Por qué tenemos tan poca sensibilidad hacia los que sufren? ¿Por qué no tenemos un Plan Nacional contra el suicidio si están muriendo 10 personas por esta causa todos los días? Espero que la sociedad se levante y responda para que los políticos asuman sus obligaciones y responsabilidades.
Antonio Cano Vindel. Catedrático de Psicología. Universidad Complutense de Madrid.
Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS)
http://www.ansiedadyestres.org
En la reunión de ayer -miércoles 17 de marzo- de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados-, Íñigo Errejón nos recordó que todos los asistentes y el resto de los españoles conocemos muy bien los nombres de muchos principios activos y medicamentos como Lorazepam, Valium, Lexatin, etc. Nos recordó que todos sabemos que esos fármacos sirven para reducir los síntomas de ansiedad, depresión, insomnio y estrés, porque son el tipo de fármaco más consumido: cerca del 20% de españoles los toma diariamente y muchos otros lo hacen ocasionalmente, lo que al cabo del año arroja un consumo mucho más alto.