Las cinco mejores recomendaciones sobre salud en el año de pandemia
La OMS destaca hoy que el virus ha puesto de manifiesto la desigualdad en el planeta y cómo algunas personas tienen "vidas más saludables" porque "poseen mejor acceso a los servicios de salud que otras muchas"
“Construir un mundo más justo, equitativo y saludable”, este es el lema del Día Mundial de la Salud del 2021, un día que, desde el pasado mes de marzo de 2020, tiene más sentido que nunca celebrar. El mensaje con el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) quiere conmemorar cada 7 de abril un aspecto tan importante subraya este año que el coronavirus ha puesto de manifiesto la desigualdad que existe en la sociedad mundial y cómo algunas personas pueden tener “vidas más saludables” porque “tienen mejor acceso a los servicios de salud que otras”.
“Casi el 70% de los ciudadanos españoles seguirá con la higiene de manos tras la pandemia”
En este sentido, desde la OMS han querido pedir a los líderes “que garanticen que la equidad en la salud sea la pieza central de nuestra recuperación del covid-19” y, al mismo tiempo, les instan “a monitorear las inequidades en salud y garantizar que todas las personas puedan acceder a servicios de salud de calidad cuando y donde los necesiten”.
Hoy, desde Alimente, nos unimos a esta celebración y os traemos las mejores recomendaciones que podemos dar en este momento con respecto al cuidado de la salud. Empezamos.
1. El autocuidado y la responsabilidad social
Antes de la pandemia, no teníamos mucha conciencia social sobre el impacto que tenía que nos protegiéramos para cuidar la salud de los demás. Quizás el coronavirus nos haya enseñado lo importante que es el hecho de ser responsable con los otros, ya que esto ha salvado vidas en el último año y medio. No contagiar al de al lado se ha convertido en una de las obsesiones de muchos de los ciudadanos y, por eso, debemos ser más generosos que nunca con ellos.
“Mantener un autocuidado responsable es fundamental para superar esta pandemia”, afirma el director general de Anefp
Que el lavado de manos salva vidas no se ha descubierto ahora con el coronavirus pues, ya en el año 1847, el doctor húngaro Ignaz Semmelweis demostró que esta práctica, literalmente, salvaba a muchas personas de la muerte. Lo que nos ha pasado ahora es que hemos visto las consecuencias en directo de lo que suponía esta higiene. De hecho, según la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp), “casi el 70% de los ciudadanos españoles mantendrá la higiene de manos tras la pandemia, mientras que solo un 34% seguirá desinfectando objetos o ventilando espacios cerrados".
Y es que esta práctica tan importante de desinfectar el hogar solo ha sido adquirida a diario por un 63% de los ciudadanos. Y, a pesar del riesgo que supone no desinfectar, aún existe un 21% que asegura que ni tenía este hábito antes ni lo ha adquirido durante este periodo. Así se desprende del 'I Estudio Anefp: Evolución de los hábitos de autocuidado en España', que también señala que el 79,7% de los españoles han incorporado, y mantendrán en sus vidas, productos de autocuidado como geles desinfectantes o mascarillas.
Por su parte, el director general de Anefp, Jaume Pey, afirma: “Este estudio ha evidenciado que, durante el confinamiento, la mayoría de los españoles adoptaron hábitos saludables con un impacto muy positivo en su salud. Pero no solo eso, nos ha mostrado que un porcentaje muy importante de los ciudadanos ha mantenido en su día a día estos hábitos. En este sentido, es importante que recalquemos esto último ya que mantener un autocuidado responsable es fundamental para superar esta pandemia, y más ahora que nos encontramos entrando de lleno en otra ola”.
Pero la importancia del autocuidado también ha preocupado en las empresas españolas, que “han puesto más que nunca el foco sobre las prácticas de responsabilidad social y corporativa”, según las conclusiones a las que se llegó en el webinar ‘El papel de la RSC en la nueva realidad económica’, organizado por la Anefp. En este contexto, Manuel Sevillano, director global de Reputación, RSE y Sostenibilidad de Atrevia, destacó que “una de las vías por las que vamos a salir de la crisis es todo lo que tiene que ver con la economía verde y la transición sostenible”.
2. Obesidad, un factor de riesgo
En el año 2020, científicos de todo el mundo se pusieron manos a la obra para establecer cómo podía la obesidad influir en el riesgo de mortalidad una vez que la persona se había infectado de SARS-CoV-2. Sin embargo, no ha sido hasta el pasado mes de marzo de 2021 cuando un gran estudio que ha contado con casi 150.000 adultos en más de 200 hospitales estadounidenses ha podido detallar más este vínculo entre peso y riesgo de muerte por coronavirus.
El metaanálisis, llevado a cabo por investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), concluye que en las personas con obesidad, a medida que aumenta el índice de masa corporal (IMC), se eleva el riesgo de hospitalización y también de muerte. Así, los pacientes que tenían un índice de masa corporal (IMC) por encima de 45 contaban con un 33% más de probabilidades de ser ingresados y un 61% más de probabilidades de morir que aquellos con un peso saludable. En este sentido, Lyudmyla Kompaniyets, autora principal del trabajo y economista de salud en la División de Nutrición, Actividad Física y Obesidad de los CDC, indica que los resultados "destacan las graves implicaciones clínicas para la salud pública de un IMC elevado y sugieren la necesidad continua de un manejo intensivo de la enfermedad covid-19, especialmente entre las personas afectadas por obesidad severa".
Las personas con un IMC mayor de 45 tienen un 33% más de probabilidad de ser ingresados por covid y un 61% más de riesgo de muerte
Pero la obesidad no solo ha demostrado ser un factor de riesgo si te contagias de coronavirus, en las últimas décadas, la denominada como epidemia del siglo XXI ha sido relacionada con diferentes enfermedades como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y, de este modo, ha sido el factor de riesgo de muerte más citado por científicos. De hecho, una reciente investigación encabezada por el doctor Vassilios Vassiliou, de la Facultad de Medicina de la UEA en Norwich y cardiólogo consultor honorario del NNUH, y llevada a cabo en Reino Unido, ha establecido que las comorbilidades, como las enfermedades cardiacas, las respiratorias, las renales y el cáncer, conllevan un mayor riesgo de muerte por covid-19. Así que los nuevos resultados confirman que las comorbilidades tienen un impacto directo en la salud.
"Lo que ahora podemos ver con claridad es que son las comorbilidades, como las enfermedades cardiacas o respiratorias, el cáncer o la obesidad, entre otras, las que provocan un aumento de la mortalidad. Y podemos confirmar que los propios medicamentos para la presión arterial son protectores, no solo para las personas que tienen la presión arterial alta, sino también para las personas con una serie de otras comorbilidades", subraya el doctor Vassilios Vassiliou.
3. Salud mental, la gran olvidada
La irrupción de un virus desconocido y nuevo, las cuarentenas, la pérdida de seres queridos (en muchas ocasiones sin poder dar el último adiós), la incertidumbre, la crisis económica y el miedo al contagio han supuesto una mella en nuestra salud mental que ha llegado a tal punto que ha nacido un nuevo concepto, fatiga pandémica, para definir el cúmulo de sentimientos y sensaciones y las consecuencias psicológicas que ha tenido la pandemia en la sociedad. Todo ello sin contar con que más del 78% de los afectados por la pandemia de covid-19 han sufrido afecciones en su salud mental.
De hecho, un trabajo publicado en la revista 'JAMA Network Open' concluye que más de la mitad de los supervivientes al coronavirus presentan síntomas “moderados o graves” de depresión. El estudio, liderado por investigadores del Massachusetts General Hospital de Boston, expone que el 52,4% de los encuestados que habían pasado por la enfermedad presentaba síntomas medios o graves de trastorno depresivo.
Los expertos en salud mental alertan de que se necesita una acción urgente para la intervención, prevención y preparación de la sociedad
Por su parte, la Sociedad Española de Psiquiatría explica que “aunque cada uno reaccionamos de modo distinto a situaciones estresantes, una epidemia infecciosa como la que padecemos implica el distanciamiento social, la cuarentena y el aislamiento, por lo que las personas pueden experimentar ansiedad y preocupación” y detallan los principales “miedos” a los que nos hemos enfrentado en la cuarentena:
- Nuestro propio estado de salud.
- El estado de la salud de otros a los que hayamos podido contagiar.
- La preocupación de que sus familiares y amigos tengan que hacer cuarentena como consecuencia de haber estado en contacto con nosotros.
- La experiencia de estar en autoobservación u observado por otros por síntomas y signos de haber contraído la infección.
- El tiempo que hemos restado al trabajo por la cuarentena, con la consecuente pérdida de ingresos y de seguridad en el puesto de trabajo.
- La necesidad de tener que prever el abastecimiento de alimentos y cuidados médicos.
- La exigencia de atender a los menores y familiares a cargo.
- La incertidumbre o frustración sobre cuanto tiempo durará esta situación.
- La soledad asociada con el sentimiento de haber sido excluido del mundo y de sus seres queridos.
- El malestar o rabia si piensa que ha sido contagiado por la negligencia de 'otros'.
- La preocupación de ser posible vector y contagiar a otros, incluyendo a personas cercanas.
- El aburrimiento y frustración de no estar conectado a la rutina habitual de su vida.
- El mayor deseo de beber alcohol o consumir sustancias de abuso para afrontar esta situación.
- La aparición de síntomas depresivos como desesperanza, irritabilidad, cambios en el apetito o alteraciones del sueño.
En este sentido, son muchos los expertos que han alertado del incremento de consultas a profesionales de la salud mental en los últimos meses. De hecho, en un documento publicado el pasado 26 de marzo de 2021 y elaborado por Ximena Goldberg, Oriana Ramirez, Matilda van den Bosch, Liudmila Liutsko y Berta Briones (de ISGlobal), destacan la importancia de tener en cuenta el impacto del coronavirus en la salud mental en la que han influido varios factores a la vez.
"La composición de la población bacteriana del intestino es crucial para la salud", afirma el doctor Luis Usán, director médico de Igen Biolab
“La pandemia de covid-19 ha afectado a la salud de las personas, pero también a sus objetivos personales, su dinámica familiar, su rol laboral y su estabilidad económica. En este sentido, representa una crisis global sin precedentes que ha ejercido un impacto sobre la salud mental a través de múltiples mecanismos de forma simultánea, lo que requiere una acción urgente para la intervención, prevención y preparación”, alertan las autoras y, además, avisan de que “de entre todas las enfermedades, la depresión era ya (antes de la pandemia) la segunda causa de carga de enfermedad a nivel global, y el suicido, la segunda causa más común de muerte en personas jóvenes de entre 15 y 29 años”.
4. Cuidar la microbiota, imprescindible
“La composición de la población bacteriana del intestino es crucial para la salud, y así se ha vuelto a constatar en la pandemia por el nuevo coronavirus, en la que las personas más vulnerables son las que tienen menos variedad de microorganismos”, así lo afirmaba el director médico de la biotecnológica Igen Biolab Group, Luis Usán, en Alimente hace unos meses.
Y es que una de las principales funciones de la microbiota intestinal, el conjunto de bacterias que habitan en nuestro organismo, es la maduración y mantenimiento del equilibrio inmunitario, participando del proceso que regula la respuesta frente a distintos patógenos, incluida la respuesta a infecciones virales. En este sentido, la estrecha relación entre un buen mantenimiento de la microbiota y una salud óptima está más que clara.
Además, el doctor aseguraba que “la infección por covid-19 en algunos casos progresa hacia una neumonía grave o síndrome respiratorio agudo por coronavirus 2 (SARS-CoV-2)”, que ocurre, según comentaba el experto, “especialmente en ancianos y en individuos con ciertas comorbilidades, ya que las células inmunitarias del huésped liberan más citoquinas inflamatorias de lo necesario, lo que se ha llamado 'tormenta de citoquinas', que puede causar una inflamación generalizada y un desenlace fatal”.
5. Vitaminas y probióticos, más importantes que nunca
Desde la Asociación Nacional de Profesionales y Autónomos de las Terapias Naturales (COFENAT), su presidente, Roberto San Antonio Abad, nos da algunos consejos sobre los nutrientes más indicados. “La vitamina C, D y los probióticos como el kéfir o la kombucha nos ayudan a prevenir en las personas que hayan estado relacionados o en contacto estrecho con paciente diagnosticado por coronavirus”, asegura.
Por su parte, “la equinácea tiene comprobada su acción inmunológica, antiinfecciosa (suave) y, sobre todo, evitará las complicaciones respiratorias que, en el caso del covid-19, es de suma importancia”, aclara el presidente de COFENAT.
En cuanto a la melatonina, San Antonio-Abad apunta que “desempeña un papel clave en la inhibición del virus SARS-CoV-2”. Y, citando un estudio publicado en 'BMC', añade que se ha demostrado que el ramelteon (un agonista del receptor de melatonina) tiene un efecto protector en la lesión pulmonar inducida por el ventilador (VILI).
El presidente también destaca que, como indica la Fundación Natura, “mediante la inhibición de la expresión de los receptores ACE2 en las membranas celulares de las células, la melatonina inhibe la calmodulina, y se sabe que los inhibidores de esta provocan que la célula secrete ACE2”. Y concluye que si existe menos ACE2 en la membrana celular, esto significa que “hay menos opciones de que se convierta en un enlace para el SARS-CoV-2”.
“Construir un mundo más justo, equitativo y saludable”, este es el lema del Día Mundial de la Salud del 2021, un día que, desde el pasado mes de marzo de 2020, tiene más sentido que nunca celebrar. El mensaje con el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) quiere conmemorar cada 7 de abril un aspecto tan importante subraya este año que el coronavirus ha puesto de manifiesto la desigualdad que existe en la sociedad mundial y cómo algunas personas pueden tener “vidas más saludables” porque “tienen mejor acceso a los servicios de salud que otras”.