El covid demuestra el extraordinario beneficio de la vacunación infantil
Las vacunas son uno de los mayores hitos de salud pública, pero en los últimos años se han extendido bulos que amenazan los logros de más de dos siglos de inmunización. La Asociación Española de Pediatría lanza una campaña informativa
Un efecto positivo que hay que reconocerle al covid-19 es que ha devuelto el interés por las vacunas como uno de los instrumentos más poderosos de salud pública. Hasta la llegada de la pandemia, la atención general por estos fármacos casi se limitaba a las polémicas protagonizadas por los movimientos antivacunas, pero desde la irrupción del SARS-CoV-2 el mundo ha comprendido su trascendencia. En España, el barómetro del CIS de diciembre recogía que el 28% de los ciudadanos era reticente a la vacuna para el covid-19; menos de dos meses después, una encuesta de la OCU constataba que el 80% de los españoles se quería vacunar ya.
Este argumento es el mismo que ha motivado a la Asociación Española de Pediatría (AEP) a lanzar la campaña divulgativa 'Las vacunas cumplen' con el fin de aportar información fiable sobre la necesidad de mantener las coberturas vacunales en la población infantil como primera línea de defensa frente a las enfermedades infecciosas. “En este momento, la población puede estar más receptiva y sensibilizada para recibir este tipo de mensaje: la pandemia nos muestra la vulnerabilidad de las personas a las infecciones, y el distanciamiento social nos ha separado de nuestros seres queridos y anhelamos recuperar ese contacto. Es una oportunidad para que los pediatras contribuyamos a apoyar la confianza en la vacunación, como hemos venido haciendo desde hace décadas a través de nuestro Comité Asesor de Vacunas (CAV)”, señala la doctora María José Mellado, presidenta de la AEP.
Un camino de dos siglos
Los mensajes de los grupos antivacunas han propiciado la desinformación acerca de la estrategia inmunizadora y eso ha llevado a la aparición de brotes infecciosos en personas no vacunadas que se habrían podido prevenir. Estos comportamientos son tan graves que, en 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la desconfianza en la seguridad y efectividad en la vacunación una de las principales amenazas a la salud global.
El eslogan de la campaña promovida por la AEP hace referencia a cómo cumplen las vacunas su misión preventiva y de salud pública, pero también es un guiño a la instauración en España, en 1975, del primer calendario oficial de vacunación. El preparado contra la viruela llegó a nuestro país en el año 1800 y en 1921 se hizo obligatorio. Para comprender el alcance de la medida basta con revisar los datos: desde el comienzo del siglo XX hasta el año 1977, cuando se conoció el último caso de viruela (en Somalia), en el mundo murieron 300 millones de personas por esta enfermedad, como recoge la OMS.
Sin embargo, no fue hasta los años 40 del siglo pasado cuando se empezaron a llevar a cabo campañas poblacionales para reducir la alta mortalidad y la discapacidad causadas por enfermedades infecciosas como la viruela, la poliomielitis, la difteria, el sarampión o la tosferina.
En 1975 se introdujo el primer calendario de vacunaciones sistematizado para la población infantil. Casi 50 años y varios calendarios después, algunas infecciones han podido ser erradicadas y otras están cerca. “Pero este logro es frágil y tenemos una responsabilidad individual y colectiva a la hora de mantenerlo”, destaca el pediatra Francisco Álvarez, coordinador del CAV y supervisor científico de todos los contenidos de la campaña.
La campaña
La iniciativa divulgativa consta de seis vídeos, cada uno centrado en un miembro de una misma familia, con edades que van desde 77 a 1 año. La edad de cada personaje representa el momento en que se introdujo una vacuna importante en el calendario de inmunizaciones. Los protagonistas están a punto de soplar las velas de su tarta de cumpleaños y rememoran brevemente efemérides importantes de su año de nacimiento, entre ellas, el logro en salud que representó la incorporación de una determinada vacuna.
La presidenta de la AEP destaca el interés de los profesionales de pediatría en hacer llegar estos mensajes a todos las familias con hijos en edad de vacunación. “A los que ya confían en las vacunas, les pedimos que colaboren siendo prescriptores de la vacunación como medida de salud pública y rompiendo el círculo de difusión de la desinformación. A los que dudan, les ofrecemos argumentos fiables e información detallada, clara y asequible para contribuir a generar confianza. A los que desconfían, les damos la oportunidad de valorar sus creencias a la luz de información adicional sobre las graves consecuencias en la salud infantil de enfermedades que son prevenibles mediante la vacunación”, explica la doctora Mellado.
La iniciativa apela a la responsabilidad individual de los ciudadanos a la hora de contribuir a preservar la salud pública apoyando la vacunación como herramienta sanitaria y, sobre todo, ayudando a frenar la difusión de bulos y desinformación.
Para esta campaña, la Asociación de Pediatría ha contado con Maldita.es, una organización para denunciar y frenar bulos, que ha elaborado un decálogo de recomendaciones para detectar la desinformación sobre vacunas y evitar la difusión de bulos.
Un efecto positivo que hay que reconocerle al covid-19 es que ha devuelto el interés por las vacunas como uno de los instrumentos más poderosos de salud pública. Hasta la llegada de la pandemia, la atención general por estos fármacos casi se limitaba a las polémicas protagonizadas por los movimientos antivacunas, pero desde la irrupción del SARS-CoV-2 el mundo ha comprendido su trascendencia. En España, el barómetro del CIS de diciembre recogía que el 28% de los ciudadanos era reticente a la vacuna para el covid-19; menos de dos meses después, una encuesta de la OCU constataba que el 80% de los españoles se quería vacunar ya.