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El pan que te sienta mejor no lo decides tú, sino tu microbiota
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Nutrición de precisión

El pan que te sienta mejor no lo decides tú, sino tu microbiota

¿Blanco o de masa madre? ¿Por qué un celiaco que no toma gluten sigue con molestias digestivas? Creemos que decidimos nosotros, pero en realidad son las bacterias de nuestro intestino, que reaccionan (bien o mal) a los alimentos que comemos

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Tenemos la inmensa suerte de vivir en el mundo occidental, donde los problemas con la comida son más por exceso que por defecto. Obesidad, diabetes, colesterol alto, hipertensión e incluso cáncer son peajes involuntarios a cambio del fácil acceso a casi cualquier alimento que nos apetezca. Pero ¿y si la comida fuera también la mejor medicina para muchas enfermedades? Sería maravilloso. ¿Y si, además, supiéramos con exactitud qué hace cada alimento en nuestro organismo? Sería increíble.

Pues esa posibilidad está cada vez más cerca y llegará de la microbiota, esos billones de bacterias, virus y hongos que viven en nuestro intestino y que tienen fascinados a cientos de grupos de investigación de todo el mundo y, por supuesto, a Alimente.

Foto: Foto: Unsplash/@michu_dangquang.

Gracias a las técnicas de secuenciación genética masiva se han podido conocer los genes de esos microorganismos y, de algunos de ellos, cómo interactúan con los alimentos y cómo afecta esa relación a nuestra salud. Sin embargo, la ingente cantidad de datos que arroja la tecnología hace muy difícil entresacar aquellos que de verdad influyen y cómo lo hacen, y aquí entran en acción los bioinformáticos y las sofisticadas técnicas estadísticas (machine learning).

Sumando conocimiento

Pero esto no es todavía suficiente; además es necesario que científicos de diferentes grupos y campos (microbiología de la salud, informáticos, matemáticos, etc) trabajen conjuntamente. Y para esto se ha puesto en marcha ML4Microbiome, una red paneuropea de investigadores de 34 países, de la que forma parte el Grupo de Biología Computacional de IMDEA Alimentación, cuya misión es “ofrecer nuestra visión desde las diferencias que aporta el abordaje del estudio del microbioma desde la nutrición de precisión con la incorporación a los algoritmos matemáticos de aspectos culturales, sociológicos o de preferencias”, desgrana Enrique Carrillo de Santa Pau, responsable del Grupo. El propósito de la red "no es tanto responder a preguntas de salud concretas sino desarrollar la metodología necesaria para que los datos sean aplicables”.

placeholder El doctor Enrique Carrillo, de IMDEA Alimentación.
El doctor Enrique Carrillo, de IMDEA Alimentación.

Esta puntualización es importante porque los ciudadanos estamos escarmentados de anuncios de ‘grandes avances médicos’ que nunca llegan a ponerse en práctica. Carrillo defiende que el objetivo de los investigadores es “curar algo”, pero reconoce que los hallazgos “nunca son de aplicabilidad inmediata, por desgracia”. Ahora bien, añade, “el conocimiento que se está generando tiene un grandísimo valor para entender, por ejemplo, cómo un microorganismo que vive en nuestro intestino transforma un determinado compuesto alimentario en otro metabolito y cómo, posteriormente, nuestras células utilizan este nuevo metabolito para desarrollar una función”. Los resultados también ayudan a entender cómo se desarrollan y evolucionan las enfermedades a través de los cambios que se producen en la microbiota.

En esta línea, el grupo de Enrique Carrillo se encuentra desarrollando un proyecto patrocinado por la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ESCMID) cuyo objetivo es determinar si la microbiota está implicada en que “personas con enfermedad celiaca que no toman gluten siguen padeciendo algunos de sus síntomas (fatiga, hinchazón, gases, dolor abdominal, etc), nuestra hipótesis de trabajo es que sí”. Confirmar la hipótesis no conducirá a una aplicación inmediata, pero “sí que permitirá desarrollar en el futuro estrategias, e incluso productos (pre o probióticos), que puedan ayudar a estas personas a mejorar sus síntomas modulando su microbiota”.

Vida real

Aceptando la prudencia del investigador de IMDEA Alimentación, hemos de reconocer que existen motivos para ser optimistas en lo mucho que puede aportar el estudio de la microbiota a la nutrición de precisión y personalizada y cómo las técnicas de interpretación de datos permiten establecer perfiles de microbioma y asociarlos a condiciones particulares. Esto es lo que hizo el grupo del científico israelí Eran Segal, al evaluar el impacto en la glucemia de más de 46.000 comidas de 800 personas y comprobar que, ante los consejos generales, no todos los organismos responden igual, una respuesta que se asocia a diferentes perfiles de microbiota, describe el artículo publicado en la revista 'Cell'.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

En otro trabajo posterior, el grupo de Segal se centró en la respuesta de las personas al pan blanco y al de masa madre, e identificó patrones de microbioma diferentes entre aquellos individuos cuyos niveles de azúcar aumentaban con el pan blanco y los de quienes aumentaban con el pan de masa madre.

El doctor Enrique Carrillo subraya que investigaciones como las del grupo de Eran Segal aportan información muy valiosa sobre “cómo nos relacionamos con nuestra microbiota a través de la alimentación y el efecto que puede tener en nuestra salud”. Y de aquí extrae una primera conclusión: “Las recomendaciones generales que se han venido realizando a la población sobre los hábitos de nutrición deben dar paso a una nueva era de recomendaciones más individualizadas acordes a diferente información, entre ella la composición de nuestra microbiota”.

Foto: Foto: Unsplash/@sanderdalhuisen.

Lo que no admite réplica es que estamos asistiendo a un boom de este campo debido a que “ahora tenemos la tecnología y el conocimiento necesarios para desarrollar esta nueva área de conocimiento y su aplicación está ahora en los primeros años”. Muchos investigadores (“yo mismo”, reconoce) han cambiado su campo de estudio (nutrición, medicina, genómica, matemáticas) para adentrarse en el del microbioma y eso “acelerará los descubrimientos y el desarrollo de productos de gran impacto en nuestra salud”.

¿Realidad o ficción?

Es una duda razonable motivada por el, a veces, excesivo entusiasmo. Según el científico de IMDEA Alimentación, "es verdad que estamos ante un campo muy importante para la salud, pero no hay que creerse todo. La dificultad está en cómo interpretar los resultados para aplicarlos de manera efectiva en la toma de decisiones sobre nuestra alimentación para mantener o mejorar una vida saludable”.

Y "como investigador y persona necesitada de alimentarse para sobrevivir”, vaticina que los próximos años serán “revolucionarios y fascinantes sobre cómo lo que estamos descubriendo sobre la microbiota va a cambiar nuestra forma de relacionarnos con los alimentos y eso contribuirá a mejorar nuestra salud y bienestar”.

Lo mejor está por venir.

Tenemos la inmensa suerte de vivir en el mundo occidental, donde los problemas con la comida son más por exceso que por defecto. Obesidad, diabetes, colesterol alto, hipertensión e incluso cáncer son peajes involuntarios a cambio del fácil acceso a casi cualquier alimento que nos apetezca. Pero ¿y si la comida fuera también la mejor medicina para muchas enfermedades? Sería maravilloso. ¿Y si, además, supiéramos con exactitud qué hace cada alimento en nuestro organismo? Sería increíble.

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