Descubren una nueva y potente arma terapéutica de los omega-3
Un nuevo trabajo pone de manifiesto el mecanismo por el que el DHA es capaz de aniquilar la célula tumoral evitando la metástasis
Día sí y día también protagonizan alguna investigación científica que los catapulta a la cima de los nutrientes 'mejores para nuestra salud'. Hablamos de los omega-3. Su salto a la fama se debe a los daneses Hans Olaf Bang y Jorn Dyerberg, que publicaron un estudio en 'The Lancet' durante la década de 1970 que concluyó que los ácidos grasos omega-3 (eicosapentaenoico y docosahexaenoico) ejercían un efecto protector sobre la función cardiovascular.
Desde entonces, la ciencia ha mirado con buenos ojos a los suplementos de aceite de pescado, y prueba de ello son los datos obtenidos en numerosas investigaciones. Sin ir más lejos, este mismo año (el pasado mes de abril), la revista 'Nature Communications' constataba que las personas con una ingesta elevada de ácidos grasos omega-3 tenían menos riesgo de morir prematuramente.
"Descubrimos que ciertos ácidos grasos estimulaban las células tumorales mientras que otros las mataban"
Este informe es un análisis prospectivo de datos agrupados de 17 cohortes separadas de todo el mundo, incluidas 42.466 personas seguidas durante 16 años en promedio, a lo largo de los cuales murieron 15.720 personas. Cuando los investigadores del Consorcio de Investigación de Ácidos Grasos y Resultados (FORCE, por sus siglas en inglés) examinaron el riesgo de muerte por cualquier causa, las personas que tenían los niveles más altos del ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), es decir, en el percentil 90, tenían un riesgo de muerte 13% menor estadísticamente significativo que las personas con niveles de EPA + DHA en el 10. Cuando analizaron tres causas principales de muerte (enfermedad cardiovascular, cáncer y todas las demás causas combinadas), encontraron reducciones de riesgo estadísticamente significativas (nuevamente comparando el percentil 90 frente al 10) del 15%, 11% y 13%, respectivamente.
Ahora nos llega una nueva investigación de 'Cell Metabolism' que adelanta que los llamados 'ácidos grasos buenos' son esenciales para la salud humana y muy cotizados por los que quieren vivir más y mejor. Entre los ácidos grasos omega-3, el DHA o el EPA son cruciales para la función cerebral, la visión y la regulación de los fenómenos inflamatorios.
Además de estas virtudes, el DHA también se asocia con una reducción en la incidencia de cáncer. Es más, un trabajo del 'Journal of Medical Chemistry' constataba su papel en el osteosarcoma.
Claves del hallazgo
Su funcionamiento es el tema de un gran descubrimiento por parte de un equipo multidisciplinario de investigadores de la Universidad de Lovaina (UCLouvain), que acaban de dilucidar el mecanismo bioquímico que permite que el DHA y otros ácidos grasos relacionados retrasen el desarrollo de tumores. Este es un gran avance. Y la clave del descubrimiento: la interdisciplinariedad.
En 2016, el equipo de UCLouvain de Olivier Feron, que se especializa en oncología, descubrió que las células en un microambiente ácido (acidosis) dentro de los tumores reemplazan la glucosa con lípidos como fuente de energía para multiplicarse. En colaboración con Cyril Corbet, de UCLouvain, el profesor Feron demostró en 2020 que estas mismas células son las más agresivas y adquieren la capacidad de dejar el tumor original para generar metástasis. Mientras tanto, Yvan Larondelle, profesor de la Facultad de Bioingeniería de UCLouvain, cuyo equipo está desarrollando fuentes de lípidos dietéticos mejorados, propuso a Feron que combinasen sus habilidades en un proyecto de investigación, dirigido por la candidata a doctorado Emeline Dierge, para evaluar el comportamiento de células tumorales en presencia de diferentes ácidos grasos.
Gracias al apoyo de la Fondation Louvain y la Fundación Belga de Cáncer, el equipo identificó rápidamente que estas células tumorales acidóticas respondían de formas diametralmente opuestas en función del ácido graso que estaban absorbiendo. En unas pocas semanas, los resultados fueron impresionantes y sorprendentes. "Pronto descubrimos que ciertos ácidos grasos estimulaban las células tumorales mientras que otros las mataban", explicaron los investigadores. "El DHA las envenena literalmente", agregan.
Una sobrecarga fatal
El veneno actúa sobre las células tumorales a través de un fenómeno llamado ferroptosis, un tipo de muerte celular ligada a la peroxidación de ciertos ácidos grasos. Cuanta mayor es la cantidad de ácidos grasos insaturados en la célula, mayor es el riesgo de oxidación. Normalmente, en el compartimento ácido dentro de los tumores, las células almacenan estos ácidos grasos en gotitas de lípidos, una especie de paquete en el que estos están protegidos de la oxidación.
"En presencia de una gran cantidad de DHA, la célula tumoral se abruma y no puede almacenarlo, por lo que se oxida"
Pero en presencia de una gran cantidad de DHA, la célula tumoral se abruma y no puede almacenarlo, por lo que se oxida y conduce a la muerte celular. Al utilizar un inhibidor del metabolismo de los lípidos que previene la formación de gotitas de lípidos, los investigadores pudieron observar que este fenómeno se amplifica aún más, lo que confirma el mecanismo identificado y abre la puerta a posibilidades de tratamiento combinado.
Para su estudio, los investigadores de UCLouvain utilizaron un sistema de cultivo de células tumorales en 3D, llamado esferoides. En presencia de DHA, los esferoides primero crecen y luego implosionan. El equipo también administró una dieta enriquecida con DHA a ratones con tumores. El resultado: el desarrollo del tumor se ralentizó significativamente en comparación con el de los ratones con una dieta convencional.
Este estudio de UCLouvain muestra el valor del DHA en la lucha contra el cáncer. "Para un adulto -afirmaron los investigadores de UCLouvain-, se recomienda consumir al menos 250 mg de DHA por día. Pero los estudios muestran que nuestra dieta proporciona un promedio de 50 a 100 mg por día. Esto está muy por debajo de la ingesta mínima recomendada".
Día sí y día también protagonizan alguna investigación científica que los catapulta a la cima de los nutrientes 'mejores para nuestra salud'. Hablamos de los omega-3. Su salto a la fama se debe a los daneses Hans Olaf Bang y Jorn Dyerberg, que publicaron un estudio en 'The Lancet' durante la década de 1970 que concluyó que los ácidos grasos omega-3 (eicosapentaenoico y docosahexaenoico) ejercían un efecto protector sobre la función cardiovascular.