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El semen es cada vez peor: la cuenta atrás hacia una epidemia de infertilidad masculina
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¿QUÉ ESTÁ PASANDO AHÍ ABAJO?

El semen es cada vez peor: la cuenta atrás hacia una epidemia de infertilidad masculina

Hasta hace unas décadas, nadie se había preocupado por esta cuestión. Entonces, unos daneses se dieron cuenta de que algo estaba pasando: la calidad empeora año tras año

Foto: Foto: Reuters/Paulo Whitaker.
Foto: Reuters/Paulo Whitaker.

A nadie le había preocupado demasiado la calidad del semen. Al fin y al cabo, cada vez que una pareja tenía problemas de fertilidad, todas las miradas se dirigían a ella. Pero a finales de los años ochenta, un grupo de investigadores daneses dirigidos por el andrólogo y profesor de la Universidad de Copenhague, Niels Skakkebaek, tuvo la feliz idea de echar un vistazo a la concentración espermática entre la población general. Lo que se encontraron cambió para siempre la noción que tenemos de la fertilidad masculina. El semen era malo, y cada año que pasaba, un poco peor. Algo estaba pasando.

La clave se encuentra en este gerundio. Como recuerda Jaime Mendiola, profesor de la Universidad de Murcia y uno de los grandes expertos españoles sobre el tema, hemos ido perdiendo calidad seminal a un ritmo de alrededor de un 2% al menos desde 1970. En total, desde entonces, alrededor de un 52,4%. Es lo que mostró por última vez un ambicioso metaestudio publicado en 2017 en 'Human Reproduction Update' en el que participó Mendiola. El resultado, el mismo que llevan repitiendo los estudios desde hace décadas. El semen en los países desarrollados es cada vez de peor calidad.

Es posible que el porcentaje de hombres infértiles supere pronto al de mujeres

"Actualmente, entre un 15 y un 20% de las parejas tienen problemas de fertilidad", explica a El Confidencial Mendiola. "Dentro de ese porcentaje, alrededor de un 40% serían problemas del varón, un 40% problemas femeninos, y un 20% de lo que se llama infertilidad ideopática, en la que aparentemente ambos están bien pero no pueden concebir". Actualmente, se calcula que alrededor del 15% de hombres son infértiles. Si la tendencia sigue así, no obstante, es posible que el porcentaje de hombres con problemas de fertilidad supere (y con mucho) al de las mujeres.

De ahí que en los últimos años se haya producido un brote de preocupación por este tema que ha cristalizado en libros como 'Count Down' de la epidemióloga Shanna Swan, con quien Mendiola se doctoró en EEUU. Un 'best seller' inesperado en la línea de Elizabeth Kolbert, el libro avisaba sobre cómo el mundo en el que vivimos conspira contra la calidad del esperma, y de ahí, que ponga en tela de juicio nuestra supervivencia como especie. Las comparaciones con 'El cuento de la criada' de Margaret Atwood son frecuentes. "Una de las cosas que no sabemos es si está tendencia es potencialmente reversible, aunque me gustaría dar un mensaje de esperanza e intentar pensar que al menos se puede mantener esa concentración de semen", concede Mendiola.

placeholder El procedimiento conocido como ICSI. (Reuters/Benoit Tessier)
El procedimiento conocido como ICSI. (Reuters/Benoit Tessier)

La pregunta del millón de dólares: ¿por qué? "Siempre nos lo preguntan, pero nosotros solo dedicamos un párrafo en nuestro estudio", responde. "Quitando la base genética, tenemos los determinantes que todos conocemos, sociales o de calidad de vida, alimentación, exposición a tóxicos y contaminantes, tabaquismo…" No solo durante la vida del varón, sino también en una etapa que es muy relevante, la de la exposición intrauterina, especialmente hasta el tercer mes de gestación. "Mis colegas daneses hicieron en un estudio en el que vieron que si las madres fumaban en el embarazo, los niños tenían entre un 20 y un 30% más de posibilidades de padecer problemas seminales", añade.

Mendiola apunta al efecto cóctel para explicar lo que está ocurriendo, y recuerda que Swan ya identificó, al realizar un estudio comparativo en Misuri y en Ohio, que paradójicamente los que vivían en el campo tenían mucha peor calidad seminal que los que lo hacían en la ciudad. La causa, los pesticidas. "Pero estamos expuestos a muchas cosas, no solo una", añade el investigador. "Es muy común que en las unidades aparezcan pacientes preocupados por el impacto medioambiental pero que siguen llevando el paquete de Winston en la cartera". Además de, por supuesto, el retraso en la edad a la que se intenta concebir, aunque ello no explica el descenso generalizado de la calidad.

Las dos Españas seminales

Hace ya casi 15 años, otro grupo de investigadores españoles se propuso identificar las diferencias geográficas en la calidad del semen. Los resultados han dado para que los gallegos saquen pecho con su oligospermia del 8,5%, la menor de todo el país, seguida de cerca por Andalucía (13,7%). Pero lo interesante, por revelador si se sigue la pista, son las regiones que tienen mayores problemas: Valencia y Barcelona (ambas con un 22,7%) y el País Vasco (18,7%). Es decir, las regiones tradicionalmente industriales.

"No podemos hacer nada, si acaso, eyacular más"

Marisa López-Teijón fue la responsable de aquella investigación, y hoy es directora del Institut Marquès de Barcelona. Para López-Teijón, el culpable de toda esta cuestión está muy claro: son los disruptores estrogénicos o endocrinos, "esas sustancias producidas por el hombre en fábricas". Durante el embarazo, la producción de estrógenos interfiere con la testosterona y se produce el síndrome de disgenesia testicular, que provoca que se formen menos células productoras de espermatozoides y "que puede causar anomalías en la separación de los cromosomas de los espermatozoides y dar lugar a esterilidad severa". Además, influye en el índice de malformaciones genitales. "Si comparas Tarragona con A Coruña, verás que el índice pasa del 7,8% al 1%".

López-Teijón lo tiene claro. Nada de estilos de vida, hay que mirar a qué está pasando en el útero durante las primeras fases de gestación. La doctora incide en este aspecto, porque considera que alivia gran parte del estrés que suele generar en la pareja lo que considera “mitos”, y que no atienden a la verdadera base del problema. "Calzoncillos apretados, tabaco, alimentación". Nada de eso, la responsable de uno de los centros más importantes de Barcelona recuerda el estudio que publicó en 2002 sobre la calidad del semen de Tarragona, en el que apuntaba a los disruptores endocrinos listados por la Unión Europea y que interfieren con el sistema hormonal.

placeholder La ginecóloga Marisa López-Teijón. (EFE/Ángel Díaz)
La ginecóloga Marisa López-Teijón. (EFE/Ángel Díaz)

La clave, comenzar a exigir responsabilidades a las empresas. "Hasta ahora no conocíamos los problemas por lo que no se podían exigir responsabilidades, pero ahora sí, hay que actuar", añade. López-Teijón puso en marcha hace tres años la campaña "Hasta los huevos de tóxicos", que recuerda que el problema se encuentra en la interferencia de los estrógenos durante el embarazo, no en otros factores. Entonces, ¿qué podemos hacer? "Nada", responde la doctora, aunque añade con sentido del humor: "Más eyaculaciones, es lo único. Entrenar y producir más espermatozoides. Si eyaculas más, estarán más vivos. Es como hacer deporte".

Ser infértil es malo para la salud

Hay otra buena razón por la que debemos prestar atención a los problemas de infertilidad masculina, y es que suelen ser una señal de otros problemas. "No se trata únicamente de que tengamos menos células productoras de espermatozoides, sino que también se produce una mayor incidencia de cáncer de testículo o de criptorquidia, el descenso incompleto de los testículos, por lo que la cuestión va mucho más allá", responde Miguel Ruiz Jorro, director del departamenteo de Andrología Reproductiva de CREA - Valencia y vicepresidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).

"Los infértiles y sus hijos mueren antes"

"Hay muchos estudios que muestran que tanto los varones con infertilidad como los hijos de esos varones tienen menos expectativa de vida y mayor morbilidad, es decir, mueren antes los infértiles y sus hijos", explica. Uno de los problemas es que el andrólogo, que debería ser el encargado de identificar estos problemas, casi ha desaparecido de la escena con la aparición del ICSI, la inyección intracitoplasmática, la técnica de fecundación más eficiente en la que se coge un único espermatozoide y se introduce en el óvulo. Por un lado, es muy útil, pero por otro, hace que la concentración espermática no sea un problema… y que se pasen por alto los problemas asociados.

"Como hay una solución, a la mujer se le exigen infinidad de pruebas y al varón solamente una analítica, así que no se valora el riesgo asociado a esa infertilidad", añade Ruiz, que lamenta que las prisas por concebir y esta mejora en la eficiencia haya provocado que los ginecólogos ya no insistan tanto en que el futuro padre visite al andrólogo. "Si el semen está mal puede ser que tenga cáncer de testículo, pero también hay que valorar si hay riesgo genético para la descendencia, porque puede acarrear por ejemplo síndrome de Down".

placeholder Foto: EFE/Paulo Cunha.
Foto: EFE/Paulo Cunha.

¿Qué hacemos entonces? Tal vez imitar el modelo danés, donde cada año se analiza el semen de los jóvenes para averiguar su calidad y se ofrecen analíticas a quien las desee. "Se puede recomendar a todos los varones jóvenes de entre 15 y 45 años que se hagan una analítica de semen, porque nos habla no solo de cómo está su potencial reproductivo, sino también de su salud, es un buen primer análisis en el caso de que tengas cáncer de testículo". Eso y potenciar el estudio de los varones, por mucho ICSI que se haga. "Muchas veces el tratamiento de reproducción va orientado solo a la mujer y se deja de lado al hombre".

Alimentándose por el semen

El joven Albert Salas-Huetos, investigador de la Universidad Virgili i Rovira, es uno de esos científicos que puede presumir de responder los mails desde una cuenta de la Universidad de Harvard, donde es investigador posdoctoral. Su campo es, ante todo, el impacto de la alimentación en la calidad del esperma. Recientemente identificó cómo la dieta mediterrránea, en concreto, el consumo de nueces, impactaba de manera positiva en la “vitalidad, motilidad y morfología” del esperma.

"Cada vez habrá más reproducción asistida y eso no es lo ideal"

Su punto de partida fue también Tarragona, pero su objetivo no eran las petroquímicas, sino la alimentación. "Como es una zona donde hay muchos frutos secos, avellanas o almendras, miramos a ver si interviniendo con los frutos secos podíamos conseguir un efecto positivo sobre la calidad espermática", explica. "Cogimos una población sana de no fumadores y miramos a ver si en dos ciclos espermáticos conseguíamos una mejor calidad tras darles frutos secos, y así fue, conseguimos demostrarlo".

Son pequeñas aportaciones que parecen dar pequeñas pistas que refuerzan la hipótesis habitual de los estilos de vida (frutas y verdura bien, carne mal), aunque como él mismo recuerde, "aún está en discusión, aunque hay factores como el tabaquismo que sí son muy significativos, tanto en la cantidad como en la fragmentación del ADN espermático". Es el otro gran caballo de batalla de la infertilidad masculina, pequeñas roturas que se han asociado con reducciones en las tasas de fertilización, una peor calidad embrionaria y un aumento en las tasas de aborto espontáneo.

placeholder Foto: EFE/EPA Adi Weda.
Foto: EFE/EPA Adi Weda.

Sin embargo, el enigma de por qué hay tanta variación entre regiones aún no se ha podido resolver por completo. Es decir, no hay un consenso absoluto. "Quisiéramos saber por qué, porque regiones como Murcia o Cartagena, donde la calidad es mucho peor, no tienen ningún tipo de dieta especial, o ningún nivel de estrés mayor que sepamos", añade. "En Tarragona, la calidad es baja y verás que tiene unas petroquímicas al lado, pero no siempre hay en todas las regiones con menor calidad".

Gracias a las técnicas de reproducción asistida anteriormente citadas, es posible que la escasez seminal no tenga consecuencias tan apocalípticas como parece en un principio. Pero Salas-Huetos realiza un último aviso. "Es verdad que la ciencia avanza para poder reproducirnos de forma artificial, pero claro, lo ideal no es hacer cada vez más reproducción asistida, sino que lo ideal sería hacer prevención primaria porque nos podemos encontrar cada vez más problemas a largo plazo, por ejemplo, utilizando un espermatozoide que no es genéticamente ideal. Lo que estamos diciendo es: cuidado porque cada vez hay menos calidad, lo que requerirá mayores tasas de utilización de reproducción asistida".

¿Qué temen los hombres infértiles?

Hay otra derivada en esta situación, que es el impacto psicológico tanto en el varón como en la pareja. Carmen Moreno-Rosset es profesora de la UNED, coordinadora del libro 'La infertilidad: ¿Por qué a mí?' y responsable del título de Experto Universitario en Reproducción Asistida de dicha universidad. "Aunque la calidad seminal ha ido empeorando, desde mi punto de vista no existe ningún tabú en ello, usted mismo lo sabe, y se sabe y no se oculta", recuerda.

"Aunque el origen de la infertilidad sea masculina, suele afectar más a las mujeres"

Moreno-Rosset recuerda que, independientemente del origen, "la infertilidad es de la pareja". No hay nada que peor que uno de los miembros de la pareja sienta que tiene la culpa. “Recientemente, se está utilizando el término de ‘Pareja con disfunción reproductiva’ para aludir a las parejas infértiles, con independencia de la causa’”, añade. Sin embargo, explica la psicóloga, suele ocurrir que “aunque el origen de la infertilidad sea solo masculina, suele afectar más a las mujeres que a los hombres, pues son las que en última instancia tienen dificultades para quedarse embarazadas”.

Más que un acontecimiento estresante, es un proceso estresante, añade, por lo que la situación varía según la fase. En la de tratamiento farmacológico, "la mujer experimenta mayor tensión emocional que los hombres, sin embargo en la obtención de la prueba de semen, son ellos quienes informan de mayor estrés". En la fase de aplicación de la reproducción asistida, los niveles de tensión percibidos son semejantes. "La principales emociones son las de esperanza, optimismo e ilusión". En el período de dos semanas de espera de resultados, los niveles de tensión aumentan, "si bien son las mujeres las que muestran significativamente mayor tensión frente a los hombres".

Foto: Anuncio de congelación de óvulos en un autobús de Santiago de Compostela. (Trevisani)

Moreno-Rosset es una de las creadoras del DERA, el Cuestionario de Desajuste Emocional y Recursos Adaptativos en Infertilidad de Tea Ediciones, que analiza el grado de desajuste emocional e informa de los recursos adaptativos para enfrentarse a la situación. "Las diferencias de género en infertilidad han sido ampliamente estudiadas y los estudios ya no se centran solo en las mujeres, aunque siguen mostrando mayor impacto psicológico y desajuste emocional que los hombres".

A nadie le había preocupado demasiado la calidad del semen. Al fin y al cabo, cada vez que una pareja tenía problemas de fertilidad, todas las miradas se dirigían a ella. Pero a finales de los años ochenta, un grupo de investigadores daneses dirigidos por el andrólogo y profesor de la Universidad de Copenhague, Niels Skakkebaek, tuvo la feliz idea de echar un vistazo a la concentración espermática entre la población general. Lo que se encontraron cambió para siempre la noción que tenemos de la fertilidad masculina. El semen era malo, y cada año que pasaba, un poco peor. Algo estaba pasando.

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