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La dismorfia del selfie, el 'gatillo' que dispara la cirugía estética
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Nueva realidad científica

La dismorfia del selfie, el 'gatillo' que dispara la cirugía estética

Conocida también como dismorfia de Snapchat, afecta sobre todo a 'millennials', entre los que está aumentado la obsesión que les empuja a someterse a cirugías. Hablamos con un experto

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

No se gustan como son y por eso usan y abusan de los filtros que se encuentran en Instagram o Snapchat que crean una ilusión de belleza que jamás se tiene realmente. Y todo ello conduce a la sala de quirófano.

Pedir una cirugía estética para parecerse a su mejor 'selfie', ese que solo se logra después de varios filtros y que puede distar mucho del aspecto real. Es la ‘dismorfia del selfie’ o ‘dismorfia de Snapchat’ (como lo han bautizado las revistas médicas).

"Lo más demandado, las rinoplastias, extirpación de bolas de Bichat y aumento de labios”

Afecta sobre todo a 'millennials'. Este grupo generacional pasa muchas horas en Instagram, precisamente una de las redes sociales donde más se abusa de los filtros faciales (los famosos 'filtros beauty').

El espejo

En declaraciones a El Confidencial, el doctor Ángel Juárez, miembro de la SECPRE y cirujano al frente del Departamento de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Universitario La Zarzuela de Madrid, admite: "Aunque no es lo habitual, las redes son un espejo en el que mirarse. Ya no basta el querer compararse con modelos, actores o personajes públicos, sino con una visión de uno mismo, a veces distorsionada, provocada por los filtros, llegando incluso a hacernos olvidar cuál es nuestra apariencia real".

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

E insiste: "Los cánones de belleza van cambiando a lo largo de la historia. No quiere decir que las redes sociales influyan en sí mismas en los cambios de los cánones de belleza; lo que ocurre es que ahora hay una mayor disponibilidad de imágenes para poder comparar. Las aplicaciones aportan filtros que pueden cambiar aspectos de la apariencia física. Incluso se ha acuñado el término 'dismorfia de filtros' o 'de selfies' para hacer referencia a un trastorno obsesivo compulsivo que da una gran importancia a pequeños defectos o alteraciones de la normalidad".

"La publicidad, la moda, la televisión, el cine, los aspectos culturales, las costumbres, la localización geográfica son lo que más ha marcado a lo largo de la historia las pautas de belleza. Las redes sociales, más que marcar las pautas, aportan muchísima información e imágenes para poder entender mejor estos estándares de belleza", agrega.

El problema surge cuando se identifican más con la imagen de sus 'selfies', rechazan su apariencia real y buscan solucionarlo con la cirugía estética. “En la mayoría de los filtros que se utilizan en redes se estrechan las narices, se hacen los rostros más afinados, los labios más gruesos y las cejas más elevadas. Esto se traduce en una mayor demanda de rinoplastias, extirpación de bolas de Bichat y aumento de labios”, explica este cirujano.

Cautela y sensatez

Aunque aún son pocos los casos de pacientes que acuden a la consulta con este tipo de trastorno, los cirujanos plásticos saben cómo identificarlos. "Algunas pacientes llegan a la consulta con fotos de 'influencers'. Otras traen su propia simulación de cómo les gustaría el resultado. Esto nos ayuda a los cirujanos a saber si estamos ante una persona con expectativas realistas o no”, declara el doctor Juárez.

Cuando advierten señales de dismorfofobia, la consigna es clara: "Rechazar cualquier acto quirúrgico. Y sugerir apoyo psicológico"

Cuando advierten señales de dismorfofobia, la consigna es clara: “Rechazar cualquier acto quirúrgico. Y, en su lugar, sugerir apoyo psicológico”. Hasta hace poco se hablaba del trastorno dismórfico corporal, dismorfofobia o síndrome del espejo relacionado con problemas asociados a la talla corporal. La irrupción del rechazo también a los rasgos faciales y la búsqueda de cirugías faciales, en ocasiones, muy radicales abre un peligroso escenario que apela, más que nunca, a la profesionalidad y ética de los profesionales de la salud estética. No hay que olvidar que los resultados de una cirugía son permanentes y la no aceptación de la nueva imagen puede causar severos trastornos emocionales", como documenta un editorial de 'Cureus'.

placeholder Loli Álvarez, primera expulsada de 'Supervivientes 2019'. (Telecinco)
Loli Álvarez, primera expulsada de 'Supervivientes 2019'. (Telecinco)

Por este motivo, subraya el experto, "en otras ocasiones es mejor dar un apoyo psicológico que realizar una intervención quirúrgica, y los cirujanos plásticos debemos estar atentos a las señales de alerta que orienten a que pueda existir algún trastorno de dismorfofobia, lo que nos haría rechazar cualquier acto quirúrgico", tal y como se describe en 'Journal of Cosmestic Dermatology'.

En cualquier caso, la obsesión por parecerse a famosos no es nueva. Se conocen casos de personas anónimas que se operan para parecerse a Justin Bieber, Kim Kardashian o Angelina Jolie. En España tuvo relativa notoriedad hace 20 años Loli Álvarez y sus sucesivas cirugías para parecerse a Julia Roberts.

No se gustan como son y por eso usan y abusan de los filtros que se encuentran en Instagram o Snapchat que crean una ilusión de belleza que jamás se tiene realmente. Y todo ello conduce a la sala de quirófano.

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