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Descubren dos fármacos antiguos que pueden servir para prevenir el coronavirus
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Estudio en 'Science'

Descubren dos fármacos antiguos que pueden servir para prevenir el coronavirus

Científicos de la Universidad de Cambridge han identificado 200 medicamentos ya aprobados con potencial terapéutico frente al SARS-CoV-2. De todos, hay dos finalistas con posibilidades de ser usados para evitar la infección

Foto: Foto: Unsplash/@myriamzilles.
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La irrupción del SARS-CoV-2 cogió desarmados a los médicos, sin saber a qué ni cómo debían enfrentarse. En esas primeras semanas, la hidroxicloroquina (un antimalárico aprobado en el año 1955) corrió por los centros sanitarios, las farmacias agotaron sus reservas y, en algunos países, incluso llegó a convertirse en una cuestión de Estado porque era, al parecer, un remedio efectivo contra la infección. Las expectativas se derrumbaron. Después, los corticoides (dexametasona) y el remdesivir (un antiviral aprobado en 2009) se posicionaron en el arsenal terapéutico... y hasta hoy.

La CE ha anunciado cinco fármacos (4 anticuerpos monoclonales nuevos) que se incluirán en la cartera europea contra el covid-19

Pero los días de la supremacía de estos medicamentos están contados. Por una parte, la vacunación masiva de la población ha reducido drásticamente los contagios por coronavirus y la gravedad de los infectados. Además, ya ha dado tiempo a buscar más tratamientos, unos nuevos y otros ya conocidos. Entre los primeros, la Agencia Europea del Medicamento está analizando cuatro anticuerpos monoclonales (fruto de la combinación de bamlanivimab y etesevimab, casirivimab e imdevimab, regdanivimab y sotrovimab) a los que se suma el inmunosupresor baricitinib. Estos cinco fármacos se incluirán en la cartera europea contra covid-19 y, según ha anunciado esta semana la Comisión Europea, se espera que estén autorizados el próximo mes de octubre.

Reutilizar fármacos

La otra vía es buscar nuevas indicaciones para fármacos ya aprobados para otras enfermedades. En esa búsqueda se han volcado numerosos equipos de investigación en todo el mundo (tiene mucho sentido, teniendo en cuenta que el desarrollo de nuevas moléculas requería, tradicionalmente, una media de 10 años).

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Foto: iStock.

Hace unos meses, el antiparasitario ivermectina acaparó la atención aunque al poco se confirmó su inutilidad para prevenir el covid; después, la revista 'Science' publicó un estudio (con participación española) que apuntaba que el antitumoral plitidepsina y el antiinflamatorio colchicina (utilizado en los ataques de gota) podrían evitar muertes y hospitalizaciones. Tampoco ha habido avances con estos fármacos.

Ahora, se vuelven a poner esperanzas en medicamentos antiguos, concretamente en el antipalúdico proguanil y en la sulfasalazina (desarrollada en los años 30 del siglo pasado), utilizada para tratar la artritis reumatoide y las enfermedades inflamatorias intestinales. La nueva expectativa surge a raíz de una investigación desarrollada por científicos de la Universidad de Cambridge, que basándose en análisis computacionales sobre como interactúa el SARS-CoV-2 con las proteínas de la célula huésped, ha conseguido identificar 200 viejos fármacos que, potencialmente, podrían reutilizarse para tratar covid-19. De estos, 40 se están evaluando en ensayos clínicos, si bien la atención la concentran proguanil y sulfasalazina.

Efecto antiviral y seguridad

Para la investigación, publicada en la prestigiosa revista ‘Science’, el equipo de Namshik Han identificó 30 proteínas inducidas por el virus SARS-CoV-2, que son el objetivo de 8 o más medicamentos existentes, y encontró que la producción de óxido nítrico -importante para la síntesis viral- puede ser la diana de estos fármacos para combatir infecciones. Los científicos también constataron que proguanil y sulfasalazina presentan buenos perfiles de seguridad y que son capaces de reducir con éxito la replicación viral (en ensayos celulares), lo que apunta que, potencialmente, podrían prevenir o tratar covid-19.

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Los hallazgos ofrecen nuevos datos para comprender cómo interactúa el coronavirus con las células de la persona a la que infecta y esto muestra posibles objetivos terapéuticos. El equipo de Han ha utilizado análisis de redes neuronales artificiales para clasificar estos 200 fármacos por su acción en dos mecanismos generales: la replicación viral y la respuesta inmune.

De las 1.573 proteínas a las que se dirigen estos 200 medicamentos, el 66% fueron atacadas por una sola molécula y otras 30 proteínas por 8 o más fármacos. De estos, los investigadores validaron cinco fármacos, y de los que se erigieron en finalistas el antimalárico y la sulfasalazina, ya que tienen efectos antivirales sin dañar a las células del organismo humano.

Además, ambos fármacos reducen drásticamente el mecanismo que activa la liberación de citoquinas (las moléculas inflamatorias que provocan la temida ‘tormenta de citoquinas’).

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Los autores del trabajo subrayan que su enfoque computacional basado en datos “debería ser útil para conseguir responder rápidamente a nuevas variantes de SARS-CoV-2 y a otros nuevos patógenos que podrían provocar futuras pandemias”. Además de para las infecciones, los científicos británicos sostienen que este tipo de enfoque es aplicable a enfermedades no infecciosas que no cuentan con buena asistencia médica.

Una curiosa relación entre los medicamentos identificados por los investigadores de la Universidad de Cambridge y los ya descartados: la hidroxicloroquina es un antipalúdico (como el proguanil) y la sulfasalacina, un antiinflamatorio (considerados perjudiciales en las primeras semanas de la pandemia).

Entonces, ¿se llegará a poder administrar sulfasalazina y proguanil para prevenir el covid-19? Habrá que esperar los resultados de los ensayos, pero lo que es indudable es que, afortunadamente, parece que por fin tendremos una amplia variedad de medicamentos para doblegar al coronavirus.

La irrupción del SARS-CoV-2 cogió desarmados a los médicos, sin saber a qué ni cómo debían enfrentarse. En esas primeras semanas, la hidroxicloroquina (un antimalárico aprobado en el año 1955) corrió por los centros sanitarios, las farmacias agotaron sus reservas y, en algunos países, incluso llegó a convertirse en una cuestión de Estado porque era, al parecer, un remedio efectivo contra la infección. Las expectativas se derrumbaron. Después, los corticoides (dexametasona) y el remdesivir (un antiviral aprobado en 2009) se posicionaron en el arsenal terapéutico... y hasta hoy.

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