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¿Por qué el calor fulmina a los deportistas de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020?
  1. Bienestar
la humedad también muy alta

¿Por qué el calor fulmina a los deportistas de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020?

El calor y la humedad sofocantes de Tokio obligan a los deportistas a competir en condiciones extremas, afectando a su rendimiento y, lo peor, a su salud. El sistema cardiovascular se pone al límite

Foto: Meta en el triatlón de Tokio 2020. (EFE)
Meta en el triatlón de Tokio 2020. (EFE)

Antes de llegar a Tokio, las delegaciones olímpicas ya sabían que las condiciones climatológicas iban a ser duros rivales. El estudio 'Rings of fire', realizado por la British Association for Sustainability in Sport (BASIS), el Priestley International Centre for Climate de la Universidad de Leeds, la Universidad de Portsmouth y con la participación de atletas profesionales, advirtió en mayo que los atletas tendrían que hacer frente a condiciones extremas en Tokio, y no ha hecho falta esperar mucho para confirmar sus peores temores.

Esta mañana, la tenista española Paula Badosa ha tenido que abandonar la pista en silla de ruedas al sufrir un golpe de calor; varios atletas cayeron desmayados en la línea de meta del triatlón masculino del lunes (Javier Gómez-Noya no logró un buen resultado por diferentes problemas que arrastraba desde hace unos días, entre ellos una otitis); el sábado (24 de julio), el tenista Djokovic afirmó al finalizar el partido frente al ruso Daniil Medvedev que las sofocantes condiciones habían sido las más duras a las que se había enfrentado...

Foto: Paula Badosa se retira por un golpe de calor en Tokio. (Reuters)

También lo destacaba a El Confidencial el catedrático de Fisiología del Ejercicio Alejandro Lucía: “Lo que me parece más relevante son las condiciones de calor y humedad que no son fáciles, especialmente para las pruebas de fondo”.

El corazón manda

¿Y qué sucede a más de 30ºC y humedades superiores al 60% (como las que se registran estos días en Tokio)? Las disciplinas en las que se ponga a prueba la resistencia cardiovascular son las que más pronto muestran los estragos de esas condiciones extremas. “Cuando hace calor y en pruebas de resistencia, el corazón es limitante, porque una parte del trabajo cardiaco no se destina solo a llevar sangre a los músculos, también a llevar sangre a la piel para favorecer la evaporación del sudor”, explica el catedrático. Este mecanismo conduce a “una pérdida del volumen plasmático y el corazón pierde fuerza”.

placeholder Djokovic. (EFE)
Djokovic. (EFE)

Por lo anterior, a la misma velocidad de carrera, y con calor, aumenta la frecuencia cardiaca porque “el corazón está desviando sangre de los músculos a la piel para perder calor”. La humedad es otro factor añadido porque se evapora peor el sudor, y se pierde volumen plasmático.

Foto: Combate de cuartos de taekwondo femenino -67 Kg en los Juegos de Tokio. (EFE)

Con todo, Alejandro Lucía destaca que “el cuerpo humano está preparado para hacer ejercicio con calor: tenemos glándulas sudoríparas, carecemos de pelo en el cuerpo y tenemos un mecanismo de la sed muy desarrollado (cuando aumenta la osmolaridad de la sangre, sentimos sed)”.

En definitiva, “las personas somos animales adaptados para hacer ejercicio con calor, pero no a tan altas intensidades”. Para prevenir, en la medida de lo posible, golpes de calor, síncopes y otros episodios graves, el catedrático insiste en “la correcta hidratación y en hacer los entrenamientos adaptados a las condiciones de competición que se van a encontrar”.

En el deportista aficionado

Pero no solo los atletas de élite están expuestos a un posible golpe de calor, los deportistas aficionados también. Es por ello importante tener en cuenta los siguientes consejos si se va a practicar deporte en los meses estivales:

  • Beber 500 ml de agua de una a dos horas antes de hacer ejercicio.
  • Volver a beber la misma cantidad de agua fría o una bebida deportiva 15 minutos antes de hacer deporte.
  • Consumir alrededor de 150 ml de agua fría cada 10 minutos durante su práctica.
  • Ingerir medio litro de líquidos justo después de la actividad.
  • No hay ninguna diferencia entre las bebidas deportivas y el agua fresca para mantenerse hidratado. Las primeras, sin embargo, facilitan la reposición de la sal y los minerales perdidos a través del sudor.
  • Usar ropa holgada que permita la circulación del aire.
  • Evitar la exposición directa a los rayos solares, con una gorra o sombrero, gafas y crema protectora.
  • No beber zumos o refrescos durante el ejercicio, debido a que ambos contienen más de un 10% de carbohidratos (azúcar) y no se absorben bien en plena actividad física. Las bebidas deportivas, por su parte, contienen menos del 8% de carbohidratos, pero recuerde que su abuso puede conducir a un exceso de calorías.
  • Durante los periodos calurosos (más de 30ºC) acompañados de humedad (más de 50%), es mejor hacer ejercicio en el interior, en zonas frescas o ir a nadar.
  • Tomarse tiempo para adaptarse. El cuerpo necesita entre siete y 14 días para habituarse al calor, por lo que, pasado ese tiempo, poco a poco, podrá ir aumentando el tiempo de entrenamiento.

Una vez conocidas y asimiladas estas recomendaciones, practique deporte aunque el calor apriete pero, ya sabe, de forma segura.

Antes de llegar a Tokio, las delegaciones olímpicas ya sabían que las condiciones climatológicas iban a ser duros rivales. El estudio 'Rings of fire', realizado por la British Association for Sustainability in Sport (BASIS), el Priestley International Centre for Climate de la Universidad de Leeds, la Universidad de Portsmouth y con la participación de atletas profesionales, advirtió en mayo que los atletas tendrían que hacer frente a condiciones extremas en Tokio, y no ha hecho falta esperar mucho para confirmar sus peores temores.

La salud del deporte
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